CAPITULO XIX - Huir nunca fue la solución

639 71 45
                                    


CAPITULO XIX

- ¡Búscalo, Diaval!-Fue lo poco que pudo decir Hayato al ver como Haruki se internaba en el espeso bosque que había junto al <Rio de las Joyas Brillantes>.
Se había quedado sin palabras tras confesarle a la <Bestia> que él era el autor de la maldición que amenazaba su vida. La mirada llena de incredulidad, decepción y dolor que el rubio había puesto al escucharlo, lo dejó con la boca seca y con las palabras atoradas en la garganta debido al remordimiento que sintiera.

Una parte de él estuvo a punto de tomar al doncel por los hombros y decirle todo lo que lo había motivado a hacer semejante atrocidad -porque entre mas lo pensaba, quedaba convencido de que ese maldición era una atrocidad -. Habría querido gritarle que su padre, -el verdadero- era un ser vil que lo mutiló aprovechándose del amor que sentía por él.
<<Fue por el odio que sentía por Stefan>>, habría dicho. Sin embargo de su boca no salió ninguna palabra, y solo observó como <el solecito>, como Diaval le decía, los miraba con dolor y resentimiento antes de gritarle que los odiaba y salía corriendo hacia algún lugar desconocido.

De haber tenido sus alas, él mismo habría ido en la búsqueda del chico. Estaba casi seguro que lo habría encontrado casi al instante y habría hecho al joven escuchar su versión de la historia mientras limpiaba aquellas lágrimas que le habían hecho sentir una opresión en el pecho al verlas caer por las mejillas de Haruki.

Pero la realidad era otra. Era un hada inservible que no tenía sus alas y que debía esperar a que su buen amigo Diaval fuera en busca de la <Bestia>.

*

Diaval se transformó en cuervo en un abrir y cerrar de ojos para ir en busca de Haruki.
Pese a que había curado sus heridas con el agua de <El Rio de las Joyas Brillantes>, transformarse había sido un poco complicado. Sus heridas podrían haberse curado, pero el agua curativa no le devolvía la energía perdida, y transformarse en cualquier animal, por pequeño que fuera, requería una considerable cantidad de energía.
Aun así y sin importar la leve incomodidad que sentía en una de sus alas por la bala que se había alojado en su brazo, el hombre-cuervo sobrevoló <El Páramo>, buscando en los bosques y praderas cercanas a Haruki.

**

Ya casi amanecía y Allen seguía sin saber de Haruki. Caminaba de un lugar a otro de la cabaña, tocándose los nudillos una y otra vez de manera nerviosa. Había pasado toda la noche buscando a su hijo sin importar la nieve o el frio que se sentía con mucha mayor intensidad en medio del bosque. Su búsqueda se había prolongado bastante que se había quedado afónico y con la garganta seca de tanto gritar el nombre de Haruki, las manos entumecidas y el rostro tan frio que llegó a dolerle.

Al final y sin obtener mucho éxito en su búsqueda, había regresado a su cabaña horas antes del amanecer con la esperanza de que Haruki ya estuviera ahí, pero fue tremenda su decepción al encontrar la cabaña vacía y sin ninguna luz encendida.

- ¿Dónde estará...?-Se preguntó por enésima vez mas que preocupado.
No podía quedarse ahí sin hacer nada, debía salir y buscar a su niño sin importar cuanto tiempo le levara. Así que sin perder mas tiempo, tomó su capa del gancho junto a la puerta en donde la había colgado para que la nieve que había en ella se escurriera, y abrió la puerta decidido a encontrar a Haruki. Pero tremenda sorpresa se llevó al encontrar a Stefan con la mano un poco elevada a solo centímetros de golpear la puerta de madera vieja y desgastada.
- ¿S-Stefan...?- La figura del castaño era lo que menos esperaba en esos momentos.
Stefan lucia bastante diferente. De aquel muchacho que le dejara a su hijo hace 16 años no quedaba casi nada. Seguía siendo apuesto, eso nadie lo podía negar. Su cabello seguía tan castaño como siempre y los años habían hecho madurar sus facciones que le daban un buen toque, sin embargo, los años también habían pasado con fuerza sobre su rostro en forma de pequeñas arrugas que se notaban sobretodo alrededor de sus ojos y que lamentablemente lo hacían lucir mas viejo de lo que realmente era. Las marcadas ojeras que lucía no ayudaban mucho y además lucia mucho mas delgado de lo que recordaba. Podía verse su delgadez pese a la ropa roja con negro y abrigadora que usaba.

Páramo Maléfico (YAOI 18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora