CAPITULO XII - Curando el corazón roto de un príncipe

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CAPITULO XII

Habían pasado ya dos meses desde que Haruki visitara <El Páramo> por primera vez, y como era de esperarse, toda criatura mágica que vivía ahí ya sabía de la existencia del humano que frecuentaba y exploraba su hogar.
Por supuesto esto tomó por sorpresa a todos, pues en lo últimos 16 años, <El señor de todo El Páramo>, se había caracterizado por su indiferencia hacia todo el mundo, pero sobretodo por su desprecio hacia los humanos. Pero ahora estaba ahí, junto a ese muchacho de rubia cabellera y sonrisa encantadora, siguiéndolo a todas partes cual sombra.

Algunos decía que su señor únicamente lo seguía para vigilarlo y evitar que robara alguno de los tesoros que <El Páramo> tenia, pero solo se necesitaban dos minutos de charla con ese joven humano para darse cuenta que había tanta bondad en él, que era imposible que se llevara algo que no le pertenecía como la mayoría de los humanos que visitaban <El Páramo> tenían la costumbre de hacer.
Otros más, mas que decir, esperaban que ese muchachito que desbordaba alegría y luz, fuera el que ayudara a su señor a encontrar de nuevo esa paz y amabilidad que había perdido por la codicia de aquel al que creía amar.

***

-Buenos días, Haruki. -Una de las hadas que protegían el <El rio de las joyas brillantes> saludó al joven al verlo aparecer como cada mañana junto al rio.

-Hola, Jixi, ¿qué tal tu día? -El joven saludó con esa sonrisa tan característica en él, a la joven hada de alas azules que se acercaba hasta él en un bajo y lento vuelo.

-Excelente porque hoy está más soleado que otros días, ¿no te parece? -A pesar de ser un hada del agua, -las cuales les encantaban los días húmedos y con lluvia- Jixi amaba los días con un cálido sol que calentara sus alas.

-Sí, ahora que lo mencionas, el sol se ve con mucha claridad el día de hoy. -Dijo el rubiecito echando una mirada al cielo cubierto por un poco menos de nubes grises que otros días.
Si algo había aprendido Haruki en esos dos meses visitando <El Páramo>, era que el sol se vía muy poco en ese lugar y las nubes grises siempre cubrían el cielo, lo que llevó a suponer al chico que esa era razón por la que la mayoría de los árboles y vegetación de ahí, se encontraban secos y marchitos, dando también la impresión de que <El Páramo> estaba cubierto por una ligera oscuridad.
- ¡Vocbok! -Haruki exclamó feliz al sentir a su pequeño amigo el Suwak colocarse en uno de sus hombros.

-Vocbok te ha estado esperando toda la mañana. -Comentó el hada del agua.

-Lamento haberme tardado, Vocbok, pero papá me puso tareas extras y no podía escaparme sin terminarlas. -Le explicaba a la pequeña criatura parecida a un conejo que se pegaba a una de sus mejillas, dando pequeñas y suaves caricias.

Como cada mañana, Haruki se despertaba muy temprano, cumplía con sus tareas que eran limpiar su habitación, ayudar a su padre con el desayuno y trabajar un poco en el pequeño huerto. Una vez cumplido esto, volvía a su habitación, cepillaba su largo cabello, lo sujetaba en una suave trenza de lado, tomaba el colmillo de dragón que guardaba bajo la almohada, se lo colocaba en el cuello, y bajaba corriendo las escaleras, apenas si diciéndole un <Adiós> a su padre que solo lo veía correr hacia el bosque como de costumbre.

Lo que Allen ignoraba, era que su hijo iba más allá del arroyo cercano a la cabaña al que tenía permitido ir.
Desobedeciendo a su padre, Haruki se adentraba un poco más en la espesura del bosque, y cuando estaba seguro que no había nadie a su alrededor, tomaba el colmillo de dragón que colgaba de su cuello, cerraba los ojos y con una enorme sonrisa susurraba un: <Con el príncipe>, apareciendo mágicamente de esta manera junto al <Rio de las joyas brillantes>, lugar a kilómetros de su hogar.

Páramo Maléfico (YAOI 18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora