Sol Benson | Soy Luna 2

(1) No te vayas chico fresa

—N-no puedes irte Matteo, no ahora— dice Luna reteniendo las lágrimas.

Él no podía irse, no ahora. Después de tanto tiempo, todo lo que les había costado estar juntos ¿Es que el destino era tan cruel?

—Estoy enamorado de ti Luna— dijo Matteo sin más tomando sus manos—. No quería irme sin decírtelo.

Luna lo abraza fuerte cerrando sus ojos a lo que Matteo repite. Es uno de esos abrazos que no quieres que nunca terminen, en sus brazos se siente segura. Siente que está en el cielo junto a las estrellas.

—Señor Balsano su padre lo está esperando en el aeropuerto, ya no hay tiempo— habla un señor uniformado.

—Ya voy— dice Matteo separándose un poco de Luna y mirando a su chofer quien asiente y baja del edificio—. Te voy a extrañar mucho chica delivery.

—No pu-puedes irte— susurra Luna negando con su cabeza. Aprieta las manos de Matteo—. No puedes irte Matteo... te necesito aquí, conmigo. S-sin ti Argentina no será lo mismo ¿Con quién patinaría? ¿Quién va a hacerme sonreír con cada tontería? ¿Quién va subirme el animo cuando esté triste? Chico fresa tú eres muy especial para mí, tú me demostraste que eres mucho más de lo que aparentas ser y mi vida es mejor, más bonita y brillante si tú estás a mi lado.

Él le secó una lagrima a Luna con la palma de su mano acariciando su mejilla mientras que la otra aún la tenía entrelazada con la de ella—. Luna, no sabes cuanto espere este momento—, una sonrisa se asoma en sus labios—, siempre brillaras Luna, con o sin mí.  Y la distancia no cambiará nunca lo que yo siento por ti. Recuerda, tú llegas como el sol tan natural...

Luna sonríe—. Sencillo era todo, y tan confuso el final—. Aún en los peores momentos Matteo sabía cómo sacarle una sonrisa. Se acercaron.

—Señor Balsano perderá el vuelo— apresura el chofer.

Los devuelve a la tierra. Ya era hora, hora de decirle adiós a Matteo y despedirse de su chico fresa indefinidamente.

—¿Me llamarás?

—Ni lo dudes chica delivery.

Él le da un último abrazo y se da media vuelta para irse. Pero antes vuelve a voltear y la vuelve a besar desesperadamente, sintiendo sus labios contra los de ella. Si esa era la última despedida, no se iría con las ganas.

Simon vuelve a subir para buscar a Luna pero se encuentra con una sorpresa, Luna besando a Matteo. Siente una punzada dentro de él pero se limitó a fingir una sonrisa, si Luna es feliz con él, está bien.

***

Ricardo y Mora se sentaron en una mesa del Roller a conversar y festejar que se arreglo su relación.

—¡Ricardo! Creí que te habías ido con Nina— exclama Anna llegando donde Ricardo con Mora.

—No me podía ir sin mi súper Mora.

—Y yo no podía vivir sin mí súper Richard— habla Mora pasando el brazo de Ricardo sobre sus hombros.

Por fin habían vuelto a estar juntos. Y ahora no había nada que los pudiera separar.

—Gracias por perdonarnos Anna, de verdad queríamos deci...

—Basta de explicaciones— interrumpió su ex—. Basta de explicaciones, de disculpas y sobre todo de mentiras. Quiero que prometan que van a confiar en mí y no van a andar ocultándome cosas tan importantes como esas.

—Lo prometemos— dicen Mora y Ricardo al unísono.

No muy lejos en los casilleros Nina y Gaston conversaban animadamente. El mal entendido se había arreglado, todo había sido culpa de Ambar. Pero ahora iban a confiar más en ellos que en los rumores.

—No puedo creer que te haya tenido en frente todo este tiempo Felicity, bueno Nina— habla Gaston animadamente.

Se sentía algo tonto aún por su triángulo amoroso entre Nina y Felicity pero feliz de que resultara ser la misma persona.

—Si, yo quería decírtelo pero... No encontraba las palabras indicadas y luego en el cumpleaños de Ambar y...

—No tienes porque explicarme Nina, te entiendo. No te sentías lista, ahora lo importante es que estamos juntos.

Nina sonrío como nunca. Solo Gaston sabia producir esa extraña sensación en su estómago y revolver su mente de esa manera.

—Vamos Yam, yo cambié. Cambié por ti—. Ramiro seguía a Yam a los casilleros interrumpiendo a Nina y Gaston.

—Lo sé Ramiro, y me encanta como eres pero.

—¿Pero?

Algo malo viene, o al menos eso dice el ambiente.

—Pero tenemos que pensarlo, esperar un tiempo y ver si esto de verdad va a funcionar— habla la rubia.

—Funciona para mí.

Yamila baja la mirada—. Para mí no.

***

—Va-valente es...— las piernas de la señora Sharon flaquearon y se tambaleó hasta quedar apoyada en el sillón.

Su mente era una mezcla de confusión, enfado y decepción. Todo el tiempo tuvo a Sol Benson ante sus ojos y no se había dado cuenta ¡Había traído a Sol a Argentina! Estuvo viviendo en su casa, comiendo en su cocina, caminado frente a sus ojos.

Tal vez... Tal vez era un error pero, no puede permitirse errores. Debía confirmar antes de hacer cualquier acusación.

Pero si Rey tenía razón y ella era su sobrina, está vez no la dejaría ir.