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Eran las tres de la tarde, cuando Yoojung se encontraba mordiendo sus uñas y mirándose en el espejo de su tocador. Tan sólo una hora, y Sanha vendría por ella para la esperada cita, pero todo se le volvía más desastrozo cuando pensaba en qué vestuario usaría para aquel momento, y no se trataba de no tener ropas suficientes, porque su madre por la noche le dejaba a Minah ropas nuevas y muy hermosas de vez en cuando. El dinero sobraba en esa casa, iba y venía en realidad.

Antes, cuando ella y él salían a lugares por diversión, entraba a revisar el closet y no tenía inconvenientes para elegir un conjunto, sólo se ponía la ropa más cómoda posible, pero en esos instantes no sabía cómo debía ir vestida, ¿jersey?, ¿jeans?, ¿vestido?, ¿pantalones short?, no tenía idea, porque además, Sanha no le había informado a qué lugar irían, obviamente no sería una cena, porque eso era para personas más adultas.

Buscó su teléfono celular y dentro de la agenda de contactos marcó el número de Iseul. A ese paso terminaría sin uñas, porque continuaba mordiéndolas.

—Hola, bebé.

La alegre chica se hizo escuchar desde el otro lado de la línea.

—Iseul, no te robaré mucho tiempo, pero... no sé que colocarme para la cita.


Un grito de impresión se escuchó proveniente de Iseul.

—¡Pero Yoojung!, ¡Tienes una hora!, niña tonta, ponte ropa cómoda pero bonita, ¿me entiendes?, mh... blusa, pantalones jeans rasgados, unas zapatillas bonitas y eso es todo. Ya te vestí de la cabeza a los pies, supongo que tienes esas cosas.

Yoojung corrió hasta su closet y tomó varias prendas, unas caían al suelo, mientras lanzaba otras hacia la cama.

—Uhm... sí, zapatillas tengo muchas.


—Bien, ahora, no creas que eso es todo. Debes maquillarte.

—Pero... a mí no me gustan esas cosas.—Admitió Yoojung algo apenada.—Mamá me ha comprado maquillajes, pero nunca los uso.


—¡Bingo!, amo a tu madre. Busca el maquillaje más suave, pinta los labios de manera natural pero que le dé color a la vez, si los pintas harás que Sanha se vuelva loco y quiera besarte unas diez veces.

—¡Kang Iseul!, ya deja de decir esas cosas.—Se quejó de las ocurrencias de su amiga, porque de tan sólo pensarlo la dominaban los nervios.


—A poco no crees que lo hará.—Soltó una risa bastante pícara.—Te dejo, y te apuras, besos en la frente, suerte con todo.

La llamada llegó a su fin. Yoojung posó su vista en el conjunto que había tomado del closet, y le gustó; aunque podía ser simple, era bonito, además ella acostumbraba a ser como esa palabra, una chica simple, no muy efusiva al vestir ni llenar su rostro de maquillaje, tampoco con intenciones de llamar la atención de otros, tan reservada, que no tenía idea como su amistad con la mismísima Iseul iba avanzando de forma tan gratificante, incluso acudía a ella en caso de problemas y sentía que podía confiar.

Se apresuró en colocarse todas las prendas escogidas, puesto que ya se había tomado un baño antes, y lo único que la había complicado era el qué vestir, pero eso estaba solucionado.

Más se tardó en maquillarse, tan sólo aplicó un mínimo de rubor en sus mejillas y algo de base, el labial era casi parecido al color que unos labios naturales tendrían, un tono rosado pálido con poco brillo. Luego tomó unos aretes pequeños en forma de luna, y eso fue suficiente, además de colocarse un lindo choker.

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