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Moonbin


Estabamos en la parada del autobus, debido a que Yoojung no aceptó la idea de que la llevase en mi motocicleta hasta su casa, prefiriendo que sólo la acompañase hasta allí... y lo comprendo, quizás se sentía temerosa;  es más, se le notaba incómoda otra vez, y creo saber que todavía siente miedo de estar con personas que no conozca del todo, y sé que es a causa de lo que hice (refiriéndome a los días que entraba a su habitación y le dejaba regalos y notas), cosa que no volverá a suceder, porque pretendo acercarme a ella siendo cuidadoso, aunque nunca esperé tenerla tan cerca justamente ahora.

Todo fue obra de Iseul y su plan, que acepté de todas maneras, porque ella tenía razón; después de todo se apiadó de mi, porque podría haberme dicho que le dijese a Yoojung de una vez por todas quien era yo, pero Iseul me dio la idea de acercarme a ella sin tener que decir una sola palabra de la verdad, y es algo que es un poco doloroso en estos momentos.

Tampoco sé si es lo más correcto, porque de todos modos sigo retrasando el hecho de decirle quien realmente soy, y siento que le miento, porque eso es exactamente lo que hago.

Soy un cobarde.

—Puedes...  —suspiré, no muy seguro de qué decir—, dejar la inquietud. En verdad no te haré nada. —reí nervioso.

Ella me miró rápidamente, y asintió dudosa. Al parecer la poca confianza que tuvo conmigo en la casa de Iseul se había ido, y es porque ya no estamos en ella, lo que seguramente la hace sentir desprotegida, estando conmigo. En verdad la conocía muy bien, y no tenía la necesidad de meterme en sus pensamientos para saber como se sentía. No ha cambiado mucho desde pequeña hasta ahora.

Y era lamentable no poder hacerla sentir segura a mi lado, porque entre los dos, solamente yo sabía que no podría hacerle daño.

—¿Se tarda demasiado el autobus?

—Mh... no. —dijo moviendo con constancia sus pies, que colgados estaban, luego de que tomáramos asiento en la parada de los autobuses.

Y sin notarlo antes, yo había empezado a hacer lo mismo, sólo que mis pies se balanceaban muy poco comparados a los de ella, principalmente por la estatura.

—Está oscureciendo. —dije.

—Eso es... muy malo. —suspiró ella, con una notoria preocupación en sus ojos.

Yo sabía la razón por la cual ella temía llegar demasiado tarde a casa. Y eso se resume en su padre, a quien yo recuerdo bien... demasiado bien a decir verdad; por lo que también me sentí preocupado.

—Puedo ir a buscar la motocicleta, no tardaría mucho en ir a dejarte. —insistí.

—No es eso correcto, de verdad... está bien.—me miró ella y apretó su mochila que entre sus brazos se encontraba.

Hice una línea en mis labios, y miré al frente resignándome. Me obligué a ver como Yoojung miraba a las personas que estaban junto a nosotros en la parada y se subían a sus respectivos autobuses, mientras ella inquieta esperaba el suyo, que se estaba tardando mucho en llegar.

No sabía la hora exacta en que la su padre llegaba del trabajo, y al menos eso no sabía, por lo no se me puede considerar el psicópata estrella del universo.

Estuvimos sentados uno al lado del otro unos 30 minutos más, y la hora marcaba en mi celular las 20:07 pm.

Era angustiante la manera en que Yoojung esperaba el autobus, aún con esas mínimas esperanzas de que llegaría. Seguramente lo hacía sólo para retenerse a la idea de irse conmigo hasta su casa.

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