Capítulo cuatro: Elmo.

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Con su viejo Oscar no tenía mucha relación, es que el hombre ya mayor era bastante conservador y cuando pilló a su hijo menor volado hasta ver elefantes rosados fue algo choqueante para él, claro que esa no fue la gota que rebalsó el vaso. Cuando Catalina llegó a su casa con el vídeo de la infidelidad de su hijo con un hombre sintió su mundo derrumbarse, más cuando la chica se encargó de contarles a todos que el chico era gay y las burlas aparecieron. Uno que otro encontrón con Oscar, gritos y palabras feas de su parte llevaron al chico a irse de casa a un lugar bastante alejado. Todos pensaban que el hombre odiaba a su hijo pero, nadie veía cuando lo defendia frente a sus amigos o compañeros de trabajo, con la familia se mantenía en silencio pues a veces es mejor omitir que comenzar una discusión con la sangre. Ahora al enterarse de su problema había aceptado inmediatamente, más por la razón de conocer a ese nieto con el cual no tenia contacto y era el único que su hijo menor le daría.

— Ser gay es hereditario weón — le decía un colega.

— Tiene solo ocho años, no creo que sepa siquiera lo que es ser gay — contestó sin despegar la vista del pc — y si lo llega a ser, tendré que aceptarlo. Bastante guerra tendrá con la gente para que su familia se le ponga en contra — Ni él se creía hablando así.

Cuando su mujer lo llamó dándole la hora al otro día para ir a ayudar a su hijo tampoco se negó y sabía bien que a los tres hijos mayores que tenían no les gustaría el tema.

Oscar por su lado llevaba casi cuarenta minutos intentando comunicarse con Catalina, la mujer lo enviaba al buzón de voz repetidas veces.

— Yo creo que el fin de semana te vas con la mamá — Jaime asintió sentado en el sofá — Vamos a bañarnos.

—  ¿Me vas a bañar tú?  — Oscar frunció el ceño ante la pregunta del chico.

— Si quieres te ayudo, pero ya estai grande pa' bañarte solito — caminó hasta el baño y abrió el agua caliente.

— ¿No vas a traer tu celular? — Preguntó el ruliento mientras se desvestía.

— ¿Mi celular? — el chico abrió los ojos, la había cagado — ¿Con quién te bañabai'? — Preguntó Oscar con el estómago revuelto, el silencio en su hijo lo ponía nervioso — ¿Jaime con quien te bañabai' en la casa de tú mamá?.

— Solo — Se apuró en contestar nervioso.

— Hijo — Oscar se sentó en la taza a un lado de la tina — Puedes contarme lo que sea bien, yo no me voy a enojar.

Un nudo en la garganta del pequeño le llenó los ojos de lágrimas que intentaba retener.

— Me quiero bañar — habló con la voz quebradiza.

— Sí, pero prométeme que me contarás cuando te sientas seguro — El chico asintió metiéndose al agua — ¿Está muy caliente?

— No, ¿puedo hacer espuma? — Oscar asintió entregándole un jabón especial.

— No deji' muy la caga, vengo altiro — Jaime rió antes de asentir, jugar con espuma le gustaba mucho.

Aún con el nudo en la garganta y el estómago revuelto caminó hasta la cocina, juraba que si la pareja de Catalina le había hecho algo a su hijo lo mataría y aprovecharia de matarla a ella por hija de puta. Es que podía imaginarse tantas cosas y en realidad podía ser que ninguna fuera cierta, el chico quería a su madre y eso era difícil en un niño que sufriera abusos, ¿o no?. Sacando una cerveza del refrigerador caminó hasta el baño cuando escuchó su teléfono. Al contestar se percató que era su ex mujer.

— Hola — Soltó algo brusco.

— Uy! Veo que has tenido problema — Rió la chica.

— No, ninguno. Oye Jaime quiere verte, ¿cuándo te lo puedo llevar? — Preguntó mirando la cerveza.

— Tráemelo el viernes si no te complica, lo vienes a buscar el sábado — se quedó en silencio unos segundos — Si, por turnos Enrique trabaja el viernes en la noche así que tráelo como a las seis.

— Dale, nos vemos entonces el viernes y aprovecho de traerme lo que quedó en tu casa.

— Bueno, te tengo que cortar — El llanto de un bebé se escuchaba de fondo — Nos vemos.

— Dale, Chabela.

Al cortar dejó el celular en el escritorio y caminó hasta el baño, el chico aún seguía entre la espuma y mirando a su papá se quitó la que cubría su rostro.

— Me gusta la espuma — soplaba la parte superior de ésta hasta que se veia el agua — ¿A ti te gusta la espuma?.

— Sí po', es bakan — se acercó hasta el menor y comenzó a lavarle el cabello — El viernes te vas con la mamá.

— ¿Estará Enrique? — Preguntó Jaime despreocupado.

— No, parece que no.

— Que bueno — Susurró el pequeño cuando la toalla lo cubrió por completo.

En brazos lo llevo a la habitación y lo ayudó a vestirse, mientras le secaba el cabello sonó el timbre.

— Hola mami, llegaste temprano — besó a su madre al abrir la puerta.

— Es que me vine del trabajo, ¿Dónde esta el niño?

— En la pieza, se estaba secando el pelo — acercándose al pasillo Oscar llamó al pequeño que rápidamente llegó a su lado — Mira Jaime, ella es mi mamá.

— Hola precioso — La mujer se acercó al chico a paso rápido — estás tan grande vida.

— Gracias — Soltó en un susurro temeroso.

— Te traje un regalo — Berta como se llamaba la madre de Oscar se acercó a su bolso y sacó un pequeño regalo — Toma, ábrelo.

— Hoy no es mi cumpleaños — Jaime miró a su papá.

— Los regalos se pueden hacer y recibir siempre si quieres — contestó el rapero sirviéndole un vaso de bebida a su madre.

— Mi mamá dijo que los regalos son para el cumpleaños — mantenía el paquete entre sus manos, las ganas de abrirlo eran muy grandes pero, el miedo al reto era peor.

— Pero eso es con la mamá, aquí no está la mamá y podemos recibir los regalos — Oscar se acercó al chico — Ahora ábrelo pa' ver que es po'.

Y sonriendo el niño rompió el papel, dejando ver un hermoso peluche de Elmo de un color rojo brillante para acompañar a su come galletas.

— ¡Gracias, me gusta mucho Elmo! — Besó la mejilla de su abuela quien acariciándole el mentón le sonreía con los ojos llenos de lágrimas.

Es que ver al chico después de tanto tiempo y después de haber pensado que no lo vería quizás hasta los dieciocho años la hacía ponerse sentimental.

Confía en mí [Historia Gay Sin Incesto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora