Capítulo dos: Ayuda.

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Al cerrar la puerta apoyó su cabeza contra ella, se sentía frustrado y enfadado. Había tenido un día de mierda, quizás el peor de su vida. Al girarse se encontró con la mirada atenta del pequeño.

— ¿Almorcemos? — El chico asintió con rapidez mientras él se acercaba — Oye, vamos a encontrar otro colegio ya — se había hincado frente al menor.

— Bueno — sonrió el pequeño ruliento.

— Quizás no sea tan bueno como el anterior y tengai' que aprender mucho en muy poco tiempo pero, yo te voy a ayudar — Oscar acariciaba la mano del chico.

— Yo soy inteligente, me lo dijo mi profesor de matemática — Oscar se levantó.

— Eso no lo dudo — Soltó antes de besarle la frente y caminar a la cocina.

Tenía muy claro el rapero que no encontraría un trabajo en menos de un mes, con la crisis que estaba teniendo Chile se le complicaría un montón, también tenía claro que le costaría encontrar un colegio municipal decente para que el chico no se perdiera y con el dolor en su pecho sabía que tenía que recurrir a sus padres en éste momento, donde se quedaría sin arriendo.

Sirvió dos platos de su especialidad, unos fideos con salsa que cualquier chef envidiaría y los colocó sobre la mesa, sorprendido miró al sillón donde el niño aún se mantenía en la misma posición. Empezó a dudar inmediatamente de la crianza que le había dado Catalina con su esposo. Se sentó a la mesa sin hablarle al chico, notó que lo miraba pero esperaba en el sofá.

— Ven a comer Jai — No alcanzó a terminar de hablar cuando el chico había llegado a la mesa — ponte una servilleta pa' no ensuciar el uniforme — Oscar frunció el ceño — Na' da lo mismo, total no lo usarás más.

— ¿Puedo beber jugo? — Preguntó con su tono de voz angelical.

— Sí po' — Sirviendo los dos vasos Oscar le entregó el suyo.

Y así pasaron la tarde, con el chico sentado a la mesa dibujando en sus cuadernos de la ex escuela. Catalina no le había traído juguetes y eso al hombre le sorprendía. Es que no era normal que un niño solo se dedicara a colorear y menos que tuviera la agresividad con la que el colegio lo había tachado, "un peligro para sus compañeros de curso" se repetía en la cabeza del mayor mientras se fumaba un cigarrillo en el balcón, viendo como la gente volvía de sus respectivos trabajos. Decidió llamar a sus padres en esa misma posición, es que ir hasta su casa se le complicaba un montón, vivían bastante lejos.

— Hola mamá — saludó contento, de hace tiempo que no llamaba a su madre, dos o tres días quizás.

— Hola mi bebé, ¿Cómo estás? — bebé, apodo que siempre había llevado por ser el menor de cuatro hermanos.

— Puta, la verdad no sé vieja — Suspiró apoyando su espalda en la baranda — ¿Te conté que la Cata me llevó a juicio?

— ¿Quería subir la pensión de nuevo esa niña? — Preguntó la mujer.

— No, quería cambiar los papeles — sacó otro cigarrillo del bolsillo.

— ¿Cómo es eso?.

— Me entregó la custodia del Jaime viejita — dió una calada.

— ¿Y cuándo fue eso que no nos cuentas hombre?, ¿cuando te lo llevan al niño? Debe estar gigante — habló con rapidez la mujer.

— El lunes me llegó la citación, ayer fue el juicio y me lo pasaron de una — suspiró.

— ¿Estás bromeando? Es miércoles hijo, la niña te tiró al chico.

— Sí po', algo así — Oscar miró por la ventana al niño que aún dibujaba — Eso no es nada si po', me llegó toda la mala cuea de una.

— ¿Qué pasó Oscar por Dios? — Preguntó la mujer ya asustada viendo como su marido que estaba llegando se sentaba en la mesa con el ceño fruncido.

— Me echaron de la pega hoy — escuchó la sorpresa de su madre — Y me echaron porque al Jaime le citaron el apoderado y adivina que.

— ¿Qué pasó? — el hombre le preguntó con una movimiento de la cara con quien hablaba — con Oscar.

— Lo echaron del colegio por ser un peligro para sus compañeros — no pido evitar reír — mamá desde que llegamos que está sentado dibujando, ni habla el weón.

— Quizás como lo cuido esa mujer bebé, ¿qué vas a hacer?

— Puta eso quería preguntarles, es que más encima el cacero culiáo me subió a 420 mil el arriendo y sin pega no puedo pagarlo — inhaló todo el aire que pudo — Tú sabes que solo me voy donde un amigo pero, con el niño ni cagando po' y quería saber si ustedes me dejaban volver a la casa por un tiempo, que lo hablaras con el papá y sería hasta que consiga pega no más.

— Déjame hablarlo con tu papá hijo — la mujer miraba al hombre que negaba con la cabeza.

— Yo sé que el papá está aún sentido conmigo pero, no sé que más hacer vieja — Oscar apagó el cigarrillo en la baranda — inténtalo porfa.

— No te aseguro nada bebé, pero lo voy a intentar.

— Ya mami, te voy a cortar pa buscar pega en Internet por mientras — se revolvió el pelo — ni siquiera nos cambiamos de ropa aún.

— Ya mi amor, besitos a los dos y será raro tener al niño después de tantos tiempo — rió la mujer.

— Dímelo a mí, saludos al papá y besitos.

Se despidieron al mismo tiempo, Oscar entró en la casa y acercándose al chico miró el dibujo que tenía.

— Es un súper saiyajin — Soltó sonriendo el niño al ver a su papá.

— Te quedó terrible bueno po', pero ahora nos vamos a cambiar ropa para ir al súper — Corrió la silla para que el chico bajara.

— ¿Mi mamita me mandó la polera de Minecraft? — Preguntó caminando hasta la pieza.

— Eri terrible rata — Rió el rapero — Vamos a ver que weá te mandó tu mamá.

— ¿Cuándo me voy a ir a la casa? — Jaime revolvía el bolso de su ropa.

— No sé, a lo mejor podí ir a visitar a la mamá — Vio como el chico asentía y se acercó para ayudarlo a buscar su polera de Minecraft.

Confía en mí [Historia Gay Sin Incesto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora