Capítulo 11 - Niñero

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Narra George

Estaba hablando con Maureen o, como todos le decimos, Mo la novia de mi amigo Ringo cuando éste vino hacia nosotros con cara de preocupación.

-¿Qué te sucede?- dije al ver su rostro.

-Yo que tú voy a la cocina a averiguarlo- dijo en forma de sugerencia.

-Continuamos la charla luego- le dije a Mo antes de dirigirme hacia la cocina.

Allí había una parte de los invitados y algunos de ellos aplaudían, otros silbaban y el resto gritaba de forma alentadora. Me habrí paso entre la pequeña multitud para saber qué era lo que tanto llamaba la atención y había preocupado a Ringo.

-Con permiso- decía cada tanto.

Una vez me situé delante de toda la multitud pude ver a Manto sobre la mesa de la cocina, sin zapatos, bailando con un muchacho que de seguro debía ser amigo o familiar de Ringo. Ambos parecían estar bailando rock & roll pero de una forma algo torpe. <<Está ebria>> pensé en mis adentros.

-¡¡Georgie!!- dijo en tono alegre Manto al darse cuenta que estaba observándola.

Sonreí de lado al tiempo que le saludaba con la mano. Tenía que sacarla de allí.

-¡¡Georgie ven a bailar!!- se asomó al borde de la mesa, extendiéndome una mano y perdió un poco el equilibrio provocando que casi se cayera pero el muchacho que estaba con ella logró sujetarla  a tiempo al tiempo que me asomaba a ella. Ella sólo reía.

-Creo que deberías llevártela a otro lado, amigo- me dijo el sujeto.

-Lo sé- respondí algo avergonzado-. Ven Manto- me dirigí a ella esta vez mientras pasaba un brazo de ella detrás de mí cuello y la tomé delicadamente de la cintura.

-Quiero seguir bailando con mi nuevo amigo- las palabras se le atropellaban un poco.

-Luego, ahora toma un descanso- y acto seguido ella dio un pequeño salto en el que casi hace que los dos terminemos en el suelo por mi falta de fuerza del momento. Ella sólo se reía por su estado-. ¿Dónde están tus zapatos?- pregunté cuando sus pies tocaron el suelo.

Largó un risotada- No lo sé- volvió a reír.

Le rodeé la cintura con un brazo y con el otro nos abría camino entre la multitud.

-¡Hey amigo!- dijo alguien detrás de mí-. Tú Cenicienta debe de perder un zapato, no los dos- y al girarme tenía ante mi rostro los zapatos de Manto.

-Gracias- dijo ésta, los tomó y la persona desapareció entre los demás.

Seguí caminando hasta volver al living con Manto al lado y procurando que no se vaya a otro lado. Allí hice que se sentara en un sillón que acababa de quedar libre y me senté a su lado, acercando una silla que no estaba muy lejos de mí alcance.

-¿Estás bien?- le pregunté apenas me senté y quedé frente a ella.

-Perfectamente bien- pensaba las palabras antes de decirlas en tono lento y largaba una risilla tierna.
-¿Cuánto has tomado?- volví a inquirir.

-¿Insinúas que estoy ebria? – parecía que la había ofendido pero es normal en gente en ese estado.

-Creo que deberíamos irnos- solté sin más.

-Pero recién la fiesta está empezando a ponerse buena- se abalanzó hacia mí, quedando unos centímetros de distancias entre nuestras narices.

Tragué saliva algo nervioso.

Do You Want To Know A Secret? - The BeatlesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora