Capítulo 15 - Pasta y los corgis de la Reina

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N/A: LEAN EL ANUNCIO EN LA PRIMERA PARTE DE ESTE LIBRO

-¿Tan emocionado estás por verme Harrison? No es necesario toser.- Bromeé al ver que el pobre se encuentra bien.

-Que graciosa Minerva.

-Ugh, recuérdame asesinar a mi hermano.- Dije adentrándome a la ya conocida casa. -Oye, traje unas cosas, por si querías cenar juntos.

Sonrió levemente sonrojado empezando a dirigirse hacia la cocina. -Me encantaría. ¿Qué tienes pensado? 

-Pensé en una pasta. Traje algunas verduras, pero si gustas podemos hacer otra cos...

-No no no, nada de eso. Pasta será.- Fui interrumpida por George mientras que se arremangaba la camisa y se disponía a sacar los elementos de la bolsa de papel.

Entre risas y anécdotas nos dispusimos a cocinar. George cantaba mientras que picaba las verduras y yo bailaba enfrente a la olla. Esta sumamente hogareña escena terminó en unos deliciosos tagliatelle al pomodoro a la que George insistió en acompañar con una botella de vino de la reserva de su padre a la cuál deberá reponer antes de que este llegue.

-¡Te juro que esa bomba de agua era para Louise!- Afirmó George recordando el incidente de hace un par de veranos atrás.

-¡Pero me empapaste!- Dije dándole un leve golpe en el brazo al cual George reaccionó tirándose de su silla y actuando como si lo hubieran herido.

-¡Auch hombre caído! ¡Hombre caído!

-¡Ja! Y después dices que tu hermana es dramática.

-Oye, hablando de Louise.- Dijo mientras que se reincorporaba y volvía sentarse en su silla. -Le he enviado una carta mas temprano. Creo que deberíamos hablarle de... Ya sabes, lo que ocurrió.- Nos señaló a ambos con una mano y con la otra se rascaba la nuca nerviosamente.

-Oh. N-no lo había pensado.- Mencioné sintiendo el color en mis mejillas.

-Bueno, es que estoy empezando a sentir algo por ti Manto y me gustaría conocerte de esta forma, si tu quieres, claro. 

-Esta bien. Mejor lavemos esto.- Dije como una estúpida que no sabe como reaccionar cuando el chico que le gusta se le declara.

George simplemente se levantó y empezó a llevar los utensilios al fregadero. -Buena idea, yo lavo y tu secas.

Con esa disposición iniciamos la labor en un incomodo silencio, el cual soy consiente que se generó por mi incapacidad de responder correctamente cuando estoy nerviosa. Mientras secaba ideé como transmitirle mis sentimientos hacia él sin que suene desesperada o sumamente enamorada.

-¿George?

-¿Mmm?- Expresó sin levantar la vista del plato que estaba enjuagando.

-La verdad es que siento algo por ti y también quiero conocerte de esta manera.- Dije mirándolo y sonriendo tímidamente. -Pero no creo que sea buena idea decirle a Loui, no sabemos que puede ocurrir entre nosotros.

George sonrió ampliamente. -Es cierto, veremos que pasa después.

Terminamos de limpiar todo y nos dirigimos a la sala, donde nos pusimos a escuchar la radio y platicar.

-¿Puedo preguntarte algo?- Soltó George de la nada.

-Claro.

-Pero prométeme que me dirás la verdad.

-¿Te lo prometo?- Dije un poco desconfiada.

-¿Por el meñique?

-¿Tienes 9 años? Si Harrison te lo prometo por el meñique.- Dije ofreciéndole mi mano y entrelazando mi meñique con el suyo.

Do You Want To Know A Secret? - The BeatlesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora