Capítulo 5- Un momento especial

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Desperté asustada, sin razón alguna, ya que no recordaba haber tenido ninguna pesadilla; intenté seguir durmiendo pero sentía la boca seca, así que decidí bajar por un vaso de agua. Me levanté del colchón, que por suerte estaba cerca de la puerta, abrí esta con cuidado y fui hacia las escaleras.

 Me faltaban bajar unos siete escalones y por andar distraída, me comí dos de ellos y casi termino en el piso, pero pude recuperar el equilibrio, produciendo algunos ruidos que rogaba que nadie los escuchara y se despertara. Maldije en susurros mientras bajaba lo que me quedaba porque necesitaba liberar de alguna manera el dolor que sentía por haberme golpeado y me detuve en seco al ver que había una luz prendida, que provenía de la cocina. 

¿Quién podía estar allí? Y más a estas horas.

Tenía miedo y curiosidad por saber quién estaba ahí, así que decidí asomarme a la puerta, lentamente. Estaba ya casi tan cerca y sentí un ruido, el cual me hizo retroceder un paso, haciéndome dar cuenta de la presencia de alguien; quise gritar para alertar a los demás, pero ese alguien me tomó por detrás y me tapó la boca. Traté de zafarme, pero esa persona me aprisionaba más a su cuerpo. Intentaba gritar con todas mis fuerzas, pero era en vano, mi grito era callado por esa mano. 

Seguí tratando de zafarme del agarre de esa persona, de gritar más fuerte, pero todo era en vano. Estaba a punto de romper en llanto al imaginarme lo peor y por la impotencia de no poder alertar a los demás de esa presencia y mis ganas de llorar aumentaron al sentir que esa persona asomaba su boca hacia mi oreja. 

 -Manto- susurraba y yo trataba aún más de escapar-. Manto, tranquilízate... Soy George. 

 La información tardó un momento en llegar a mi mente. Fui relajando mi cuerpo y tratando de tranquilizarme, mientras George quitaba su mano de mi boca y me soltaba lentamente. Giré en mi lugar, rápidamente, quedando frente a él. 

 -¡Eres un completo estúpido!- dije enojada y un poco en voz alta, dándole un empujón, haciendo que retrocediera y perdiera un poco el equilibrio-. Casi me matas del susto- el miedo se notaba en mi voz. 

-Lo siento- dijo tratando de recuperar el equilibrio-, no fue mi intención- intentó sonreír-. Quería evitar que gritaras. 

-Pudiste haberme dicho que eras tú desde un primer momento- me abracé a mi misma y en el rostro de él se podía ver el arrepentimiento-. ¿Qué hacías aquí?- cambié de tema.

-Tenía hambre y como estoy en mi casa, bajé a buscar algo hasta que sentí un ruido y decidí esconderme y se me cayeron las papas- contestó tranquilamente, señalando el paquete que se le había caído, que se encontraba a un metro de distancia de nosotros.- Y tu, ¿qué haces aquí?- preguntó desentendido.

-Me desperté porque tenía sed, así que bajé para buscar agua. Estaba tan concentrada en no hacer ruido, que no noté que me había salteado dos escalones y casi termino en el piso- George contuvo una carcajada, apretando sus labios y tratando de mirar hacia otro lado, para ponerse serio-. Luego sentí un ruido y me agarraste, casi haciendo que muriera de un infarto por pensar que eras un ladrón- dije lo último haciendo evidente que seguía molesta por eso y fulminándolo con la mirada-. No te rías- dije algo seria. 

-Ya, lo siento- trató de ponerse serio y se agachó para levantar la bolsa de papas-. ¿Aún quieres ese vaso con agua?- me preguntó mientras se paraba y me sonreía, mostrando una parte de sus dientes torcidos. 

Juro que si volvía a hacer eso me desmayaba en sus brazos. 

-Pues, si- traté de parecer normal. 

-Entonces, ven conmigo, yo invito- y nos reímos-. Primero las damas- se hizo el caballeroso. 

Lo miré, sonriendo y moviendo mi cabeza, como si estuviera negando algo y me encaminé hacia la cocina, seguida por él. 

Do You Want To Know A Secret? - The BeatlesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora