Capítulo 3 - ¿Es mucho pedir un poco de intimidad?

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Notas de autora:

Como ya viene siendo mi costumbre, en la N de A me dedico a haceros las confidencias que por otro lado no podría y, aprovecho que estoy yo sola, aquí, peleándome con el internet y poder subir el capitulillo, para tranquilizaros respecto a mi estado de salud. Severus sería incapaz de lanzarme un cruciatus, y menos por mostrarme preocupada por su pulcritud, eso sólo es una invención por nuestra parte para quitarnos de encima un tiempito a ITrustSeverus, y que nos deje hacer "cosillas" tranquilamente. En fin, ya dicho esto me quedo más tranquila y de paso limpio la reputación de nuestro protagonista.

Espero vuestros comentarios con deleite.

Snape's Snake

Vaya, vaya, así que aprovecháis que yo no estoy para hacer "cosillas", ¿eh?

De lo que se entera una... me parece que la que va a tener que empezar a repartir "cruciatus" soy yo...

En fin, como bien ha dicho Snape's Snake, esta semanita estoy de campo y playa, así que la respuesta a vuestros reviews puede que tarde un poquillo más; pero tranquilos, que llegar, llegarán. Vuestros comentarios no caerán en saco roto, todos recibirán contestación, así que esto no os servirá de excusa para no dejar vuestro comentario, ¿eh? Que cuando vuelva quiero encontrarme montañas y montañas de reviews :) (bueno, vale, me conformo con una colinita de reviews...)

Un abrazo

ITrustSeverus

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Capítulo 3
Por la mañana, Harry y Lupin entraron en la habitación para comprobar el estado del paciente.

Black seguía inconsciente y febril. Las sábanas volvían a estar empapadas, y un tremendamente serio Severus Snape, sentado en una silla al lado de la cama, mantenía su vista clavada en el hombre, exactamente en la misma posición en que le habían dejado la noche anterior.

El profesor parecía no haberse movido ni un milímetro, y si no fuera porque Harry sabía perfectamente que habían pasado horas, podría parecer que desde que salió por la puerta hasta que volvió a entrar, había transcurrido sólo un minuto.

Únicamente había un detalle que delataba la actividad que el profesor había llevado a cabo durante la noche: más de una decena de botellitas de pociones de diferentes tamaños y formas yacían destapadas y vacías en el espacio de suelo alrededor de la silla del hombre.

En cuanto ambos se acercaron al lecho, Snape alzó la vista hacia ellos y se puso en pie.

-Relevo —susurró, estirándose para relajar los músculos en tensión—. Me largo.

Y sin añadir nada más, recogió los frascos vacíos con un movimiento de varita y se dirigió a la puerta, rozando a Harry con su capa al pasar.

Sin embargo, antes de que cruzara el umbral, el muchacho le sujetó del brazo para que se detuviera, Snape clavó sus ojos en la mano que le agarraba y luego en el chico, con una mirada tan feroz que el muchacho le soltó inmediatamente y dio un paso atrás.

-¿Tiene algún problema con que me tome mi merecido descanso, Potter?

-No —repuso éste—, sólo quería preguntarle cómo está mi padrino.

Snape dirigió una despectiva mirada al hombre tumbado en la cama.

-Vivirá —dijo, con más convicción de la que sentía—. Sólo necesita los cuidados adecuados.

Desmontando a HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora