Capítulo 15 - Pecado, confesión y... ¿penitencia?

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Y aquí estamos de nuevo. ¿Qué tal ha ido la semana? Esta ha sido un poco más larga, porque la otra fue más cortita... ay, que todo es culpa mía, lo debo admitir. Mientras vosotros estáis ahí, leyendo mis palabras, yo estoy allá, es decir, que me he pirado de vacaciones unos diítas y he dejado solos a mi co-escritora y a nuestra inspiración. Vigiládmelos, que estos se desmadran y...

Bueno, a lo que voy, que si el capi anterior os gustó, creo que este también os gustará, o así lo espero, vaya.

Hace mucho que no os cuento cositas de los capis. Este se llamo de otra manera, bastante parecida, hasta que al final obtuvo este titulillo, uno de los pocos por cierto, que puse yo, jeje ¡! Si no el único, ahora que pienso...

No importa, el caso es que ha sido alargado, engrandecido, machihembrado y súper-repasado. Este es el resultado final y espero de verdad que lo disfrutéis. ¿Qué tal os fue con la música sexy? ¿Bien? Pues, repetid... porque este capítulo también es sexy... hmmmm.

Gracias por seguir soportándonos. Abrazos y besos para todos desde la lejanía (o quizás ahora estoy más cerca de algunos, ¿no?)

Snape's Snake

Ay, qué penita y qué dolor, que tengo que subir capítulo sola esta semana porque mi compi me ha abandonado unos días. He echado mucho de menos tus emilios, culebrilla, snif, snif.

Bueno, vale, no puedo quejarme tanto, porque al menos esta semana no hemos recibido cruciatus via lechuza (que mira que duelen, los jodíos), y las penas, sin cruciatus, son menos.

Supongo que la ausencia de maldiciones imperdonables quiere decir que os gustó que hubiera (¡por fin!) algo de sexo entre Harry y Severus, y eso significa que ésta semana también nos libraremos de los cruciatus por correspondencia.

O, pensándolo bien, quizás no...

Uyuyuy... os dejo con el capi.

Un besazo.

ItrustSeverus

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Capítulo 15
Desparramado en la silla con las piernas abiertas y la pálida piel aún algo sudorosa, el oscuro maestro de pociones observaba cómo su alumno, apoyando los codos en el tablero del escritorio, intentaba relajar los músculos machacados de su ano, contrayendo y dilatando el agujero con algunos suaves quejidos. Ante esta exquisita visión se estaba excitando otra vez.

Hacía apenas cinco minutos que, tras una serie de embestidas contra ese precioso culo que seguía mostrándose ante él, el chico había estado gimiendo, más que como un león, como una gatita en celo.

—Snape —había suplicado—, ¿puedo correrme ya?

Qué rápido aprendía el jodido, casi se había derramado antes que él al oírle preguntárselo. Se merecía un premio por eso, así que dirigió su mano derecha al miembro palpitante de Harry, que gritó una serie de incoherencias al notar el contacto. Realmente se había portado como un jabato, porque esa vez no le manchó... hasta que él le dio permiso para hacerlo.

—Un poquito más, Potter. Sólo... un... poquito...

Él también se notaba a punto, entrar y salir de una cueva tan apretada como esa era algo de lo que pocas veces había disfrutado; estaba tan estrecho, se notaba tan encajado, que sabía que no aguantaría demasiado, así que siguió embistiendo un poco más mientras masturbaba al chico, que seguía agarrado al escritorio como si éste fuera un bote salvavidas, su suave piel adolescente perlada de sudor. Le pasó la mano libre, la izquierda, por la parte baja de la espalda, provocando con ese gesto que se le pusiera la piel de gallina y que la deliciosa y juvenil polla se agitara en su otra mano.

Desmontando a HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora