Capítulo 6

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Phoebe llegó a la casa de Ava poco tiempo después de haber salido de la residencia de los Summerfield. Estaba furiosa con el conde, y tenía ganas de golpear a alguien, pero eso no sería lo que le habían inculcado desde pequeña. Se detuvo al llegar a la casa de su hermana y llamó a la puerta mientras esperaba a que Ava estuviera en casa para que pudiera recoger sus cosas charlando con su hermana.

El ama de llaves, Fanny, le abrió la puerta y la recogió el abrigo y el bolso. Phoebe se dirigió directamente a su habitación para recoger algunas pertenencias que poseía desde la muerte de su padre. Por el camino se encontró a Ava leyendo distraídamente un libro mientras caminaba en dirección al saloncito de lectura:

—Deberías leer en la biblioteca y no por los pasillos, Ava — la muchacha levantó la vista del libro y miró a la castaña sonriente. Cerró el libro y fue a abrazarla dejando el libro entre su brazo y su torso.

—¡Oh, Phoebe! — la dio dos besos — ¿Cómo estás? Me he enterado de que han cerrado el taller. ¿Dónde has pasado la noche? ¿No habrá sido en la calle? ¿Dónde vas a vivir a partir de ahora? ¿Y vas a buscar empleo? — preguntó rápidamente mientras comenzaba a mover las manos exageradamente.

—Ava... tranquila, estoy perfectamente — la pasó las manos pos sus brazos infundiéndole calor - He venido aquí porque quiero deciros algo a ti y a Greer. ¿Sabes dónde está? — preguntó mientras miraba por el pasillo.

—Sí, estábamos juntas en la biblioteca — la cogió del brazo y la arrastró hasta la biblioteca de Ava.

Las estanterías estaban repletos de libros antiguos que la madre de Ava y Phoebe las leía de niñas, hasta que llegó Greer y disfrutaron las cuatro juntas de aquellas historias y fantasías de la antigüedad. Ava abrió la puerta y encontró a Greer leyendo con el cuerpo atravesando el sillón cómodamente mientras tarareaba una canción que habían puesto hacía poco en uno de los bailes sociales a los que las tres asistieron.

—Greer — la llamó llamando su atención — Phoebe tiene que contarnos algo — dijo sentándose a su lado en otro sillón individual. Greer sonrió de oreja a oreja y abrazó a Phoebe mientras reía por si reciente aparición.

—Lamento lo del taller, prima. Pero déjame decirte que te lo dije — la reprendió volviendo a sentarse — Ahora que ya lo he soltado, ¿qué es eso que quieres decirnos? — preguntó acomodándose en el silloncito y cerrando su libro.

—Me voy — dijo tras un suspiro pesado y nervioso. No quería darles esta noticia así, pero debía hacerlo antes de que se enteraran por otros medios de su próxima partida. Ellas fruncieron el ceño y se miraron para luego posar la vista en Phoebe — He conseguido un trabajo como modista en una casa aristócrata. La de un conde — bajó la vista a sus manos y miró a su hermana y a su prima — No sé cuándo volveré.

—¿Cómo es él? — preguntó Ava inclinándose en el asiento con una sonrisa pícara en el rostro mientras jugueteaba con los extremos de su libro.

Phoebe pensó en decir una mentira piadosa para no preocupar a sus familia. Pero no sería justa con la realidad. La verdad es que el conde era muy atractivo, pero desagradable cuando abría su bocaza.

—Pues... es desagradable, vanidoso, egocéntrico y egoísta. Siempre quiere conseguir lo que quiere sin importarle si destroza familias y negocios... — comenzó enumerando.

—Y atractivo, ¿a que sí? — preguntó Greer meneando las cejas de forma sugerente hacia su prima, que cada vez adquiría más color en sus mejillas y ardor en su rostro.

—Sí, un poco — contestó Phoebe distraída — Quiero decir... no, no me parece atractivo, bueno... un poco — acabó cediendo para la alegría de Ava — Bueno, ¿y qué tiene que ver eso con mi trabajo? — preguntó jugueteando con sus guantes.

La ModistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora