Capítulo. 4

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Salí del consultorio y ahí estaba esperándome él, ya no era el DOCTOR DIEGO, o SR DIEGO, sino simplemente Diego

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Salí del consultorio y ahí estaba esperándome él, ya no era el DOCTOR DIEGO, o SR DIEGO, sino simplemente Diego.

Esa noche estaba mas fría pues el invierno pronto haría su arribo y se nos antojaba ir a tomar un café, o chocolate caliente.

Ya era una costumbre para los dos ir a tomar un helado, un café o simplemente quedarnos charlando por un largo rato, llevábamos haciendo eso por varios meses.

En la salida siempre coincidíamos y nos íbamos juntos, me llevaba a casa después de nuestra charla; poco a poco se había convertido en mi mejor amigo, pues siempre me brindaba su apoyo en lo que fuera: tanto problemas laborales, como sentimentales.

Lo que hizo que Diego se ganara ese titulo, fue algo que me dejo sin habla:

Dos semanas después de los problemas con mi jefa la doctora Clara, recibí una mañana la noticia de que la directora General del consultorio quería hablar conmigo, la misma Clara me lo había anunciado con un dejo de rencor en su voz, me asusté que rápidamente pensé lo peor estoy despedida.

Había visto a la directora en muy pocas ocasiones y en esas veces que nos encontrábamos siempre tenia una mirada que te congelaba hasta los tímpanos, nunca sonreía y saludaba de manera fría.

Subí hasta el cuarto piso, ahí me esperaba una chica un poco mayor que yo, mirándome de arriba abajo, supuse era la asistente.

Con una sonrisa me condujo a un enorme despacho que casi ocupaba todo el piso, en la puerta rezaba una placa color dorada con letras negras y cursivas: "Dra. Leticia Aguilar, Directora", los nervios llegaron a mi.

"Toc toc".

-Adelante.

-Doctora aquí esta Elizabeth Rodríguez.

-Que pase- dijo una fría voz ronca.

Mis piernas se habían convertido en pedazos de plomo, no podía moverlas, escuchar esa voz hizo que todo mi cuerpo quisiera salir de ahí corriendo.

Se valiente: lo que tenga que venir vendrá...

Entré despacio y al llegar a donde estaba su escritorio me detuve.

-Buenos días doctora Aguilar.

-Buen día- y apunto a las sillas de piel que se encontraban frente a ella, invitándome a sentar.

-Gracias.

Sonrío un poco, quizá porque vio el nervio reflejado en mi cara.

-Seré breve Elizabeth, pues debo retirarme pronto... estuve hablando con la doctora Clara López  y me comentó que necesitaba a alguien más que le ayudara.

Maldición, adiós trabajo

-A partir del próximo lunes ya no laborarás con ella.

-¿Cómo?- respondí casi gritando a lo que era obvio, pero no pude evitar contenerme.

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