Capítulo 9.

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Llegué a casa a las una de la madrugada, después que aterrizamos y fuimos por el coche al aeropuerto, Diego insistió en que debíamos cenar algo pues moría de hambre, así que accedí.

Después de comer pizza (lo sé, la adoramos) fue a llevarme hasta la puerta de la casa y espero a que entrara.

Cuando llegue, mamá estaba en la sala con papá viendo una película, abrazados y envueltos en una frazada de cuadros roja.

-¡He vuelto!

-Bienvenida hija, ¿Cómo te fue? ¿Qué tal ese simposio?

Rayos lo había olvidado.

-Oh buenísimo, aprendimos mucho, pero ya me voy a dormir que si no mañana no podre despertarme, buenas noches.

Fui a darles un beso y subí corriendo a mi habitación, antes de que hicieran más preguntas.

Arroje mi maletita y rápidamente me cambie poniéndome mi pijama, me metí a la cama y me tape hasta la cara lista para dormir, pues no quería pensar en el viaje.

Mi celular vibro, mostrándome en la pantalla que tenía un mensaje de texto.

Era de Diego.

Fue un fin de semana inolvidable, gracias por acompañarme...Te quiero

Di un largo suspiro y me dormí inmediatamente, esperaba soñar con Diego.

La mañana siguiente desperté sobresaltada porque había soñado con Diego y con Rafael, estábamos los tres en una especie de remolino en el mar, y yo tenía que decidir a cual salvar y a quien arrojar al remolino.

Me frote los ojos con las manos y entre a la ducha rápido. Quería llegar al consultorio, quería ver a Diego, había pasado muy poco tiempo pero sentía que ya lo extrañaba muchísimo.

Al terminar de ducharme, me puse mi uniforme y tome mi bolsa lista para irme, ya desayunaría algo en la clínica.

-¡Regreso más tarde mamá!

-Con cuidado Liz.

Salí de casa y cuando estaba cerrando con llave la puerta, al voltear me encontré cara a cara con Rafael, me dio un tremendo escalofrío.

-Rafael por Dios, me asustas.

Me dio un abrazo muy fuerte.

-Discúlpame Liza mi amor, me comporte como un estúpido.

-¿Qué?

No sé de qué rayos me hablaba.

-Sí, discúlpame te hable muy mal el día que me avisaste de tu viaje, no era mi intención, estaba presionado por un negocio que cerraríamos con un cliente, y me exaspere.

Mi decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora