Capítulo. 5

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10:30 de la mañana

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10:30 de la mañana

-Es sábado, despertarse a esta hora no es de Dios.

Muy a la fuerza me levanté, tome mi bata de baño y fui a despertarme por completo.

Una hora después ya me encontraba en el comedor desayunando; hoy debería ir a escoger el vestido de novia... bueno en realidad solo a pagar el anticipo, pues el vestido que yo quería lo había visto hace casi un año y fue una gran sorpresa enterarme que aún estaba en existencia, así que solo debería apartarlo, ya me lo había probado y me habían encontrado la talla adecuada.

Diego me acompañaría, el era quien me estaba acompañando a todo, a elegir los zapatos, a comprar accesorios, entre otras cosas.

Mi madre decía que parecía el novio y vaya que tenía razón.

El celular comenzó a vibrar y a mi mente vino la idea "llamada de Rafael", y me dieron ganas de sonreír, pero al abrirlo. ¡Oh sorpresa! era un mensaje de Diego.

"Llego en 15 minutos"

Al menos ya estaba lista, no pude evitar sentirme triste, pero a la vez contenta: triste porque el mensaje no era de Rafa y contenta porque hoy si lograríamos vernos como novios, pues nuestro noviazgo el día de hoy llegaba a los nueve años y cada año íbamos a festejar a un restaurante cerca de la casa, fue el mismo donde me pidió fuera su novia.

"Beep beep"

El sonido del claxon de Diego me saco de mi nubecilla de recuerdos.

- ¡Hola guapo!- lo salude dándole un beso en la mejilla, mientras me subía al coche

-Buenos días señorita- contesto amablemente me dio un golpe suave en la cabeza.

Esa era una de las cosas que tanto me gustaban de él, que a pesar de tener 37 años (persona madura según yo) y verlo "disfrazado de doctor", cuando lo veía en días de descanso, era como si estuviera con alguien de mi edad o menor, no aparentaba su edad, bromeaba, le gustaba la música punk (que para mi era música estridente) y ¡Tenía tatuajes! Pero  a pesar de eso era todo un caballero, de esos que no encuentras en la actualidad.

Llegamos al local de los vestidos, y ahí se encontraba en el aparador ese vestido blanco que siempre me había causado emoción, pero que curiosamente hoy me parecía un vestido cualquiera.

-Aquí te espero.

-Ok.

Que cosa mas curiosa, cada que pasaba por esa tienda mi corazón latía agitado y siempre imaginaba mi emoción el día que viniera a llevarme ese vestido precioso.

Pero hoy que estaba a punto de entrar me encontraba de lo más normal, como si fuera al supermercado a comprar leche.

No entendía porque la boda ya no me emocionaba como al principio, pero lo que menos entendía era como no podía comunicarle mis inquietudes a Rafael.

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