Capítulo 13

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Llego el tan esperado día de la boda, eran las 10 de la mañana y ya estaba completamente lista con ese vestido color ivory que se ceñía a mi escasa y rara figura, pero esta ocasión me hacía ver con cadera y bonito busto.

Llevaba el cabello suelto, solo con pocos rizos y una tiara de diamantes regalo de la madre de Rafael, a mi lado estaba mamá acomodándome el velo que caía por la espalda.

-Mírate Liza, eres la novia más hermosa de todas.

Me mire en el espejo, pude ver el reflejo de mi madre sollozando mientras lagrimas rodaban por sus mejillas y pude ver a una Elizabeth completamente diferente: una guapa Elizabeth, me lleve las manos al rostro y pude ver el anillo de compromiso brillando.

No podía creer que hoy fuera el día, que hoy me casaría con Rafa y me convertiría en su esposa.

-Liza, iré a ver si Rafael va en camino ahora vuelvo.

Me encontraba en casa de mamá, el estómago me daba vueltas y me hacía gruñidos extraños, no era hambre.

Tome el teléfono celular y estuve tentada a marcar un número.

Recordaba la noche de ayer, esa noche que pase con Diego y en la cual me hizo el amor de una manera que nunca imagine.

¿Estaba segura de la decisión que estaba a punto de tomar? Ahora si esta vez, sería para siempre.

Quería sentarme pero no podía, el vestido no me dejaba.

Mamá regreso sonriendo.

-Está casi llegando a la iglesia, vamos démonos prisa para no llegar tarde.

Rafael había pedido que llegáramos a la iglesia en autos diferentes, y que las fotos de recuerdo se tomaran después de la misa.

No quería romper la tradición y esperar a vernos "hasta el momento que Dios nos viera en su casa", ya sabía que esa petición era de su mamá y no suya, aun así accedí.

Con mucho cuidado baje por las escaleras de casa de mamá, en la sala estaba mi abuela y unas tías.

Todas gritaron y corrieron a abrazarme, mamá las retiro.

-No la hostiguen, ya habrá tiempo de que la abracen, tenemos prisa... ya vámonos.

Mi padre ya estaba en el auto esperando, mientras tamborileaba los dedos en el volante algo desesperado. Nos iríamos con él.

 El coche que nos llevaría a la recepción ya debería estar con Rafael.

Mamá se fue adelante con papá y yo en el asiento trasero, en el trayecto ambos iban dándome consejos sobre el matrimonio y esas cosas.

La verdad solo escuchaba palabras sueltas, no estaba prestando atención.

Llegamos a la iglesia, papá me abrazo y me deseo lo mejor del mundo, mamá me beso en la mejilla.

-¿Estás bien hija?

Su pregunta me resultó extraña.

-¿Por qué no habría de estarlo?

Se encogió de hombros

-No lo sé... estás rara.

Papá le tomo la mano.

-Son los nervios, eso es todo, pero anda que ya nos esperan adentro.

Llegamos a la puerta de la iglesia y escuche la marcha nupcial, dí un muy largo suspiro.

Mi padre me llevo al frente del altar donde ya me estaba esperando Rafael, se veía tan alegre y guapo.

Llegué a su lado y nos dimos un beso en la mejilla, el sacerdote nos dio la bienvenida y su típico sermón religioso sobre matrimonios, todo el tiempo estuve distraída, mi rostro no expresaba emoción alguna, estaba distante y casi no ponía atención a lo que el párroco decía hasta que se acercó y nos pidió que nos pusiéramos de pie frente a frente, mi corazón quería salir huyendo del pecho. ¿O era yo la que quería salir huyendo de ahí?

Llego esa pregunta que me hizo marear:

-"Rafael aceptas como esposa a Elizabeth para estar con ella en la salud, en la enfermedad, en lo trágico y en lo feliz, en las penas y alegrías y amarla y respetarla todos los días de tu vida"

-¡Acepto!

Dijo Rafa orgulloso y sonriendo mirándome deslumbrado, hice una mueca con la boca simulando una sonrisa, me apretó la mano.

El sacerdote se volvió hacia mí sonriendo y me dijo lo mismo que a él.

-"Elizabeth aceptas como esposo a Rafael, para estar con él en la salud, en la enfermedad, en lo trágico y en lo feliz, en las penas y alegrías y amarlo y respetarlo todos los días de tu vida"

Todos los días de tu vida...  TODOS...LOS...DÍAS...DE...TU...VIDA.

Sentí que mi corazón se detuvo, mire a Rafa, al sacerdote, a la gente que nos acompañaba en la iglesia, mamá, papá, amigos, familia de Rafael ¿Estaba segura?, ¿En verdad lo estaba?

Rafael me apretó nuevamente la mano, esperando mi respuesta lo mire de nuevo, estaba serio.

El sacerdote me miro con ojos inquisidores como si estuviera a punto de reprimirme.

-Elizabeth-dijo en voz baja- todos estamos esperando tu respuesta para poder continuar con la ceremonia.

-Elizabeth ¡Te están preguntando algo!-gruño Rafa también en tono bajo.

Cerré los ojos unos instantes y di un largo suspiro, acababa de tomar una decisión.

Le di un beso a Rafael en la mejilla, y le solté las manos.

-Gracias por todo Rafa eres un buen hombre. - le plante un último beso en los labios.

Mire hacia el sacerdote y hacia el cristo que estaba frente a mí.

-Perdón.

Me gire hacia mi madre y mi padre con una sonrisa tímida y después hacia donde estaba la familia de Rafael haciéndoles un gesto de disculpa y salí a grandes zancadas por ese largo pasillo donde mi papá me acompaño.


Mi decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora