Capítulo 17

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Diego iba tan distraído mirando hacia afuera que no se dio cuenta de mi reacción

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Diego iba tan distraído mirando hacia afuera que no se dio cuenta de mi reacción.

No lo abriré.

Puse el celular en el espacio que había entre la palanca de velocidades y el asiento del copiloto.

Nuevamente un semáforo en rojo.

Me carcomía la curiosidad, tome nuevamente el teléfono, total ya no éramos nada, seguramente me ofendería o me diría de cosas.

Abrí el mensaje.

Elizabeth, mi monita

No sé qué ocurrió, no sé porque decidiste dejarme en el altar, no sé porque decidiste que fuera la burla de todos.

Tus razones tendrás, solo quiero que sepas que fuiste, eres y serás siempre la mujer de mi vida, la mujer de mis sueños.

Discúlpame si en este tiempo que estuvimos juntos me comporte de una manera que no era de tu agrado.

Pero sabes que siempre estaré para ti, si un día decides regresar yo te estaré esperando.

No te guardo ningún rencor

Siempre te amaré.

Rafanerd.

Rafanerd fue el primer apodo que le di cuando nos conocimos, monita fue el primer nombre cariñoso que me dijo al iniciar nuestra relación ya lo había olvidado.

Sentí un cosquilleo leí el mensaje otra vez, suspire lo cerré y puse el celular nuevamente al lado de la palanca.

Claro, "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde" frase que mamá siempre repetía.

Supe que el semáforo había cambiado de nuevo a verde porque el coche que venía tras de mí, accionaba su claxon frenéticamente gritándome un mar de cosas.

Diego solo volteaba y sonreía.

Diez minutos después llegamos al jardín de niños, ésta era la tercera vez que pasaba por aquí en el día.

Di la vuelta, llegamos a su casa y me estacione, tomé mi teléfono mientras Diego bajaba de inmediato para abrirme la puerta, el vestido no me dejaba moverme libremente, ya me había fastidiado.

Me dio la mano y tuvo que tirar de mí para poder bajar.

Entramos a su casa, me senté en ese sillón negro que tanto me gustaba.

-¿Quieres algo de comer?

-No – y en ese instante mi estómago rugió protestando.

-Sabía que mentías, creo que tengo pizza en el congelador, espera para calentarla.

-Gracias.

Me dolían los pies, me quite los tenis para descansar, me sentía muy fatigada: el corsé del vestido me estaba matando, la crinolina me picaba la piel, y la liga estaba asfixiando mi muslo.

Mi decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora