Capítulo 22.

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28 de marzo

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28 de marzo

Hoy hubiese cumplido un año de casada con Rafael.

Hoy hace un año fue cuando lo deje plantado en el altar, y fue la última vez que lo vi.

Desde el mensaje que me envió ese mismo día ya no supe nada de él.

Por el contrario hoy cumplía un año de relación con Diego, la verdad es que había sido la mejor relación que había tenido en mi vida: mis amigos lo querían, mi madre lo adoraba y yo lo amaba inmensamente.

Recordé todas esas ocasiones que hicimos el amor ahora si completamente, sin culpas, sin arrepentimientos, nos entregábamos el uno al otro.

Sentí escalofríos y unas inmensas ganas de besarlo, ese hombre me volvía loca.

Nuestro noviazgo era envidiable, ya que a pesar de tener personalidades diferentes, teníamos una conexión muy especial.

Éramos el dúo perfecto en todos los aspectos, en lo laboral, en lo personal... y sobre todo en lo sexual.

Comenzábamos a hacer planes juntos, el primero y más próximo era tener nuestro propio consultorio dental, pronto me entregarían mi título y la cedula y ahora si podría ejercer legalmente como dentista.

Mientras tanto, seguíamos trabajando en la clínica.

La felicidad perfecta.

Era sábado muy temprano y me dirigía a su casa. Mi plan es sorprenderlo con desayuno en la cama, le prepare hotcakes y muffins de chocolate, y un pastel de fresas hecho por mí.

Estacione mi coche (que gracias a Diego había vuelto a funcionar) detrás del coche gris de él.

Éste sería nuestro primer festejo de aniversario, así que quería sorprenderlo.

Apenas estaba saliendo el sol, y sabía que aún estaba dormido, porque anoche estuvo en la fiesta de Daniel un amigo suyo.

Bajé de la cajuela la canasta con el desayuno y un globo negro en forma de corazón que había comprado para él.

Con Rafael nunca había hecho este tipo de detalles, así que no me reconocía.

Hoy en nuestro aniversario le daría la respuesta afirmativa a lo que me había estado suplicando.

Hoy le confirmaría que si iría a vivir con él.

Me lo estuvo pidiendo desde que entablamos la relación formalmente, pero me parecía muy precipitado, ahora después de un año había tomado la decisión y estaba dispuesta a dar un gran paso.

Desbordaba felicidad: me sentía plena, algo que no podía explicar.

Pasé por el mini jardín y llegue a la puerta, ya contaba con una copia de la llave, así que sin problemas entré.

Mi decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora