13.

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- ¿Qué ocurre?

- ¿Puedes dejar de hacer eso?

- ¿Esto? – Volví a lamerlo lentamente y lo sonreí.

- Me estas poniendo realmente nervioso… - Me reí y seguí comiéndome mi helado - ¡Any!

- ¿Qué? Ja, ja ¿no se supone que me lo trajiste para que me lo tomara? – Suspiro, se sentó tapándose un poco y pude observar que nuevamente estaba excitado – Te digo, tú tienes un problema.

- Un gran problema diría yo – Me reí de nuevo y me senté a su lado – no sigas provocándome.

- Ten – Pase mi nata por su nariz y seguí riéndome – creo que necesitas mucho más para enfriarte.

- No juegues… - Limpiándose – Esto no mejora nada.

Pasó su helado por mi canalillo y se acercó hasta lamerlo. Mi piel se erizo por completo y el comenzó a reírse. Sin duda estábamos dando un espectáculo público, gracias a Dios la playa era grande y la gente no estaba aglomerada. Cuando terminé de comerme mi helado me desaté el nudo del bikini y me quede agarrándolo.

- No me digas que…

- No voy hacer toples – me tumbe y lo solté - ¿Me echas un poco de crema, por favor?

- No se si hacer este viaje fue tan oportuno – tomó el bote y se sentó a un lado de mi hamaca – te encanta provocarme.

- La verdad sí ¿Cuál es el problema?

No dijo nada y comenzó a deslizar sus manos por mi espalda, había olvidado que Alfonso sabía como tocar mi cuerpo en cada momento. Llevo su mano hasta la cinturilla del bikini e introdujo un poco los dedos por debajo, tocando parte de mi trasero. Después se fue hacía mis piernas y comenzó a darme crema también, pero de pronto sus manos se perdieron cerca de mi entrepierna y podía sentir su dedo muy cerca de mi intimidad. Se agacho un poco y depositó un beso en mi hombro a la vez que con la yema de su dedo acariciaba parte de mis labios vaginales. En un momento sentí como se humedecía un poco, até la parte superior del bikini y me di la vuelta, él tan solo sonreía.

- Voy a darme un baño – me levanté rápidamente de la hamaca y él lo hizo detrás de mí – Te pido que no me sigas porque lo que necesito es algo frió y tenerte cerca no ayuda.

El agua del mar estaba realmente fría, Alfonso se puso junto a mí y tras rodearme por la cintura me metió más al fondo. Mi piel se erizo y la yema de sus dedos en mis pezones duros se hicieron notar. Sentí que la respiración se me cortaba y él llevo sus labios a mi cuello. Mis manos se enredaron en su cabello y realice un poco de presión en su miembro.

- Alfonso… estamos rodeados de gente – susurrándole – hay niños bañándose.

- Siempre supe que eres una buena actriz – Bajo un poco la parte inferior de mi bikini y note su miembro rozando la entrada de mi vagina -¿Sabes lo que tienes que hacer? Simular que aquí no esta ocurriendo absolutamente nada.

- No lo harás… -No me dejo terminar cuando introdujo su miembro en mí.

Sus manos firmes tocaron mi espalda y yo me estiré un poco recibiéndolo por completo. Hundí mi rostro en su hombro a la vez que mordía mi labio inferior, lo había hecho sin dudarlo ni un segundo. El movimiento del mar producía una nueva sensación, él hacía pequeños movimientos profundos, cuando me vi con la fuerza necesariame puse recta de nuevo y lo miré.

- Te odió – Sonriéndole – vas a ver que soy muy buena actriz.

- Sabes que no me odias.

Arremetió con fuerza y solté un pequeño gemido que no estaba al alcance de la gente que se encontraba nadando y jugando. Me sonrió y comenzó a besarme con desgarro y en muy poco tiempo sentí todo su ser dentro de mí, cerré los ojos y él gruño lentamente. Subió la parte inferior de mi bikini y yo desenrede mis piernas de su cintura, el agua fría hacía por completo una distorsión con el calor que sentíamos los dos en ese preciso momento. Pero en unos segundos al estar parados volví a notar ese frescor… Me separé un poco y me fui hacía la arena. Alfonso tardo un poco más y cuando salió movió su pelo húmedo soltando un poco de agua. Cogí una toalla para secarme y me
puse al sol, él vino junto a mí…

- ¿Has disfrutado del baño?

- Me sigues sorprendiendo… - Su teléfono comenzó a sonar y dirigió una mirada rápida a la bolsa, lo cogió y vi que era Oscar – cogelo.

Suspire y me senté de nuevo en la hamaca. Alfonso comenzó una conversación con su hermano y se puso al lado mió entrelazando sus dedos con los míos. Lo notaba algo molesto y cuando colgó apago su móvil para no recibir una llamada más. Lo tiro en la bolsa y le hice mirarme…

- ¿Qué ocurre? – Él negó, no estaba dispuesto a decirme nada – Alfonso, por favor…

- Tiene un ataque de celos, piensa que tú… que tú estas con otra persona en estos momentos.

- ¿Te refieres de pareja? – Asintió – bueno esta equivocado, no le demos importancia a ese tema ahora. Disfrutemos esto. Tú me dijiste que era libre ¿no?

- Tienes razón…

Se acercó a mí y me dio un beso en los labios. Después tras pasar un rato recogimos todo y nos fuimos a comer a un restaurante cercano a la costa. Cuando íbamos caminando íbamos tomados de la mano en todo momento, inclusive a veces me rodeaba por la cintura pegándome más a él o me besaba.

En la tarde fuimos recorriendo un poco las calles de Punta Cana y después volvimos al hotel. Entramos en el cuarto y me tire en la cama tomando aire, Alfonso se quedo de pié mirándome…

- Respira y toma fuerzas porque esta noche nos vamos a cenar.

- ¿Es una cita? – Me senté y lo miré.

- Nuestra primera cita – Su voz era tan sensual que para mí aquello significaba mucho más de lo que era en verdad – Te doy dos horas para que te prepares. A las nueve vendré a buscarte, iré a por algunas cosas que necesito.

Mire el reloj, eran cerca de las siete de la tarde. Alfonso se marchó y me metí a duchar. No tenía la menor idea de donde íbamos a ir, ni siquiera de lo que debía ponerme. Seque mi pelo y fui por mi maleta, por suerte había metido alguno que otro vestido formal. Los cogí y los extendí en la cama para ayudarme a decantarme por alguno.

Tome uno blanco, quedaba ajustado a mi cuerpo y tenía unas pequeñas líneas negras. Las dos horas se me estaban haciendo eternas, aún quedaban diez minutos para la hora citada cuando llamaron a la habitación. Abrí, pero tras la puerta no había absolutamente nadie, mire al suelo y había una rosa sobre un sobre blanco. Mire a los dos lados, pero en el pasillo no había nadie, tan solo una señora mayor que me sonreía al principio de una escalera.

Me agache, lo agarre, olí la rosa y abrí el sobre. En su interior había una nota con el siguiente mensaje.

“Estamos a tan solo unas horas para tu cumpleaños, esto acaba de comenzar, disfrútalo como nunca lo has hecho, vive el presente y olvida el pasado. Solos tú y yo.”

No pude evitar el sonreír ante aquel mensaje, solos él y yo. El teléfono que había junto a la mesita comenzó a sonar y me adentre en el cuarto para contestar. Su voz resonó al otro lado.

- Te espero abajo, no te tardes. Deje sobre la mesa la rosa y el sobre con la nota. Baje pero en el lobby de aquel hotel no lo veía, quizás mis nervios me estaban pasando factura pero aquello no conseguía tranquilizarme para nada. Me senté en un sillón que había pensando, más bien deseando que Alfonso se acercara a mí si me veía pero en su lugar vino la recepcionista del hotel.

- Señorita Anahí – La miré – El joven Herrera la espera a la salida del hotel.

Levándonos por la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora