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No te voy a engañar cuando lo viste con tus propios ojos. Pero te vi y me llamaste la atención. Rápidamente visualice tu alianza pero cuando vi como me mirabas sentí que debía intentarlo.

- Fui tu presa… nada más.

- Y yo la tuya. Sinceramente si lo que te preocupa es que yo te pueda engañar puedes estar tranquila. Soy un hombre Any y tengo mis necesidades como cualquier ser humano, pero cuando tengo pareja dejo todo eso a un lado y la respeto al cien por cien.

- Nosotros no somos pareja… - Me levanté y él lo hizo detrás, me acerqué a la piscina y me gire para verlo – al menos no por ahora.

- El día que te lo pida quiero hacerlo bien y no ser tu amante. Yo no quiero esconderme.

- Y no lo haremos – Deshice el nudo de mi bata y la deje caer, sus ojos repasaron mi cuerpo desnudo y me lance a la piscina – Dime ¿Te vas a quedar ahí?

En su rostro pude ver las ganas de lanzarse de golpe y hacerme suya. Sin embargo me sonrió, comenzó a quitarse la ropa con detenimiento mientras yo lo observaba. Su excitación en él ya era visible, se metió y vino a reunirse conmigo. Cuando estuvimos juntos pegué mi cuerpo al suyo y enrede mis brazos tras su cuello. Él mordía su labio inferior, enrede mis piernas en su cintura y sus dedos comenzaron a deslizarse por mi espalda. Se quedo mirándome fijamente a los ojos, me trasmitía una gran ternura. Aproxime mi rostro al suyo lentamente y acaricie su nariz con la mía, después él junto sus labios con los míos en un apasionado beso. Fue avanzando hasta llevarme a las escaleras de la piscina, me elevo y me sentó en el escalón más alto, donde el agua no llegaba. A la vez que me miraba abrió mis piernas por completo y tras sonreírme llevo su boca a mi sexo. Su lengua hacía un recorrido completo por toda mi intimidad, deteniéndose en mi clítoris, ejerciendo una pequeña presión. Me agarré fuertemente a la pequeña barandilla de las escaleras y gemí… Mi cuerpo se retorcía por completo por las sensaciones que me estaba dando, de pronto él se elevo un poco pisando otro de los escalones. Su cuerpo quedó al descubierto de rodilla para arriba, con la boca seca introduje su miembro en mi boca y él gruño. Su miembro humedeció cada rincón de ella con el agua de la piscina y deslice mi lengua por el. Alfonso comenzó a realizar movimientos con su cadera, permitiendo que su pene entrara y saliera una y otra vez de mi boca. Los gemidos de él se podían escuchar por todo el jardín, de pronto se detuvo, se agacho y comenzó a besarme. Sus dedos acariciaron mis pechos. Salio completamente de la piscina y me ofreció sus manos para ayudarme a levantarme. Las tome y después me llevo hasta una de las hamacas que había en el jardín. Me senté y él se fue hacía el comedor, cogió la mantita que tenía yo anteriormente y la dejo a un lado. Se acomodó junto a mí y llevo su mano a mi barbilla…

- Déjame amarte, disfrutar de cada momento contigo.

- ¿Amarme?

- Amarte totalmente, déjame decirle al mundo que quiero estar contigo.

- No podemos hacerle eso a tu hermano ahora… Necesitamos tiempo, dámelo…

Volvió a juntar sus labios con los míos y se recostó sobre mí. Su miembro rozaba mi piel húmeda, necesitaba sentirlo dentro de mí. Incline mi pierna y él deslizo sus dedos por ella, eleve el cuello invitándole a el. Su lengua toco mi piel que erizo por completo, en breves su pene entro en mí con fuerza. Me agarré fuertemente a su espalda y volvió arremeter una y otra vez contra mí.

Su ritmo era acelerado y cada vez aumentaba más de velocidad… Nuestra respiración era agitada y nuestros gemidos llenaban el jardín de pronto introdujo su miembro por completo y se quedo presionando en mi interior. Emití un grito ahogado y él estallo en mi interior, yo suspire y tome bocanadas de aire. Se tumbó y me abrazo, juntándome más a él. Cogió la manta y la extendió por nuestros cuerpos. Me quede mirando al cielo, ese cielo totalmente despejado, llenode estrellas el cual había sido testigo de nuestra entrega.

- Un defecto mío puede ser que soy muy posesivo – Lo miré un poco desconcertada – Any no soporto verte ni siquiera a dos centímetros de mi hermano. El saber que eres su novia y que habéis compartido habitación me da una rabia inmensa. Y más el saber que te ha hecho daño o que puede creerse con el derecho de tocarte de nuevo.

- La diferencia esta en que yo soy solamente tuya.

Se incorporó y quedo de lado. Yo baje la mirada pero él me elevo el rostro para que lo mirara.

- Te quiero.

Me quería, eso me había dicho. Me hubiera gustado responderle en aquel preciso momento pero me quede completamente paralizada. Se acercó lentamente a mí y me beso, justo en el momento que separaba su rostro puse mi mano en su cuello deteniéndolo y lo miré.

- Yo también te quiero.

Me sonrió y se quedo contemplándome durante unos segundos. Volvió a abrazarme, yo caí rendida totalmente y me quede dormida en sus brazos. A la mañana del domingo abrí los ojos y estaba en mi habitación, tumbada junto a Alfonso que dormía placidamente. Me estiré y bostece, en eso él se movió y quedo de lado. Su rostro trasmitía tranquilidad por completo, me acerqué poco a poco a él y lo bese. En cuanto me sintió correspondió aquel beso.

- Buenos días, preciosa.

- Buenos días… ¿Qué vamos hacer hoy?

- Yo para empezar debería pasarme por casa de mi hermano… luego podemos ir a comer fuera.

- ¿Tú y yo? – Asintió – No es buena idea… Lo que si podemos es salir a comer todos. Estaremos juntos.

- No es lo mismo – Se levantó de la cama, yo diría que algo molesto – no te preocupes, iré donde Oscar, después terminare unas cosas y si quieres luego ya te llamo.

Levándonos por la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora