17.

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Baje apresurada las escaleras y me fui hacía la agencia. Durante el camino no podía apartar de mi mente aquella petición, ahora le preocupaba que Oscar me tocara… Cuando llegue él me estaba esperando en los pasillos, entre pidiendo perdón pero me sonrió y me tomo por la cintura pegándome a él.

- ¿Cómo dormiste?

- Genial – Una pequeña sonrisa salió de mis labios que rápidamente borré – perdona la tardanza, tantas horas de vuelo tuvieron sus inconvenientes.

- Sabes que no hay problema – Retiro un mecho que caía por mi rostro y se acercó para besarme, no pude evitar aquel pequeño contacto – Te extrañe tanto…

- Ya me tienes de vuelta – Me separé lentamente, aquello me resultaba incómodo – voy a preparar los próximos bocetos, nos espera un día muy largo. Me fui hacía mi oficina y suspire. Tenía que realizar unos bocetos de ropa para la próxima campaña pero cuando intentaba trazar las primeras líneas del dibujo a mi mente venía Verónica, rápidamente realizaba una bola con aquel folió y lo lanzaba a la papelera.

A medía mañana había medía pila de papel que rebosaba… Tocaron a la puerta y era Peter, el encargado de la entrada junto con un ramo.

- Te trajeron esto hace unos minutos – Lo dejó en un hueco de mi mesa y miró la papelera – Date un respiro – Sonriéndome.

Le di las gracias y cuando se marcho tome aquel ramo. Eran unas rosas rojas que desprendían un increíble aroma, había un pequeño sobre que tome y abrí.

“No voy a dejar que esto termine así. Que tengas un buen día, aún siento tu aroma en mi piel. Alfonso Herrera”

¿Termine? ¿Acaso había algo que habíamos comenzado más allá de lo sexual? De pronto a mi mente vino una idea, tome el lapicero y comencé a realizar los trazos del dibujo. En medía hora ya tenía dos bocetos terminados al completo… Iba a comenzar con el tercero cuando mi teléfono comenzó a sonar, era un número privado por lo que no lo cogí la primera vez pero era tal la insistencia que cedí.

- ¿Quién?

- ¿Acaso no pensabas cogérmelo? – Era Alfonso con una sonrisa burlona -¿Te gustaron las flores?

- Gracias por el detalle – Deje caer mi cuerpo en la silla y deje el lápiz sobre la mesa – Eres tan contradictorio…

- ¿Por qué? – Comenzó a reírse pero no me dio tiempo a responderle – extraño tus caricias, tus besos… te extraño a ti.

- ¿Aún sigues en mi casa?

- Te sorprenderías si te dijera donde estoy – Se puso serió pero de pronto su voz volvió a tomar ese sonido picaron – Me gustaría imaginar ahora mismo tus caricias… Desabróchate los tres botones de arriba de la camisa.

- ¿Qué…?

- Hazme caso, tú tan solo haz lo que yo te diga.

Cuidadosamente los desabroche, esos tres botones llegaban justo por debajo de mi sujetador… esta se abrió y se podía ver perfectamente parte de mis pechos y sujetador. Al otro lado del teléfono se había echo un silencio repentino.

- Desliza tus dedos por tus pechos, recordando los movimientos de mi lengua sobre ellos, como si te lo estuviera haciendo ahora mismo… - Cerré los ojos, humedecí mis labios y le hice caso – Con tu otra mano baja lentamente hasta la cremallera de tu pantalón y bájala. Después introduce tu mano en su interior y acaricia tu feminidad, realiza una pequeña presión en tu clítoris…

- Alfonso – Con la voz entrecortada – necesito sentirte en mí.

- Me alegra saberlo – Su voz también estaba agitada – introduce uno de tus dedos en tu vagina.

- Alfonso – La voz de Verónica apareció al otro lado y volví a la realidad – Sal de una vez del coche, llevas ahí adentro veinte minutos.

- Oh no me digas que… - Saque la mano de mi pantalón.

- Ya salgo…- Escuche como ponía música - te dije que te sorprenderías. Esto fue peor que un vaso de agua fría.

- Mucho peor, voy a seguir trabajando. Cuídate.

Colgué y deje mi móvil en la mesa. Yo tenía que alejarme de Oscar pero él sin embargo estaba pasando la mañana con Verónica. Abroche de nuevo los botones de mi camisa, pero tan solo dos… Hice un pequeño descanso para comer junto a Oscar y otro compañero, Rubén.

- Mi hermano me ha llamado antes y me ha propuesto una cena de parejas – tome agua y seguí comiendo – Verónica, él, tú y yo.

- ¿Se puede saber por qué?

- Bueno Anahí, ya te lo ha dicho Oscar, es de parejas…

- Sí, pero no entiendo el porque ahora tantas ganas de hacer este tipo de cosas. – Yo cenando con Verónica, genial – además, ayer ya sabes que ella y yo no congeniamos.

- Esta cena ayudara a que se lleven mejor…

- Es extraño, tú eres muy sociable.

- La tire sin querer un tequila encima – Le dije a Rubén mientras sonreía, él comenzó a reírse – me lo gane a la fuerza.

- Vamos mi amor – Oscar me tomo de la mano – ella sabe que no lo hiciste adrede. Acepta la invitación de mi hermano.

Le dije que me lo pensaría en la tarde. Había dos caminos; negarme a ir y poner cualquier excusa tonta que nadie se iba a creer o aceptar y jugar a lo mismo que estaba jugando Alfonso.

A media tarde fui al despacho de Oscar, estaba atendiendo un cliente por lo que me atendió rápido. Le dije que me gustaría ir a mi casa para ducharme y cambiarme de ropa, él con tal de cenar conmigo no me dijo nada, tan solo que pasaría a buscarme. Iba a darle un poco de su medicina, abrí el armario y cogí un vestido digno para aquella ocasión, solté mi melena y me eche perfume en el canalillo que dejaba ver aquella prenda. Aproximadamente llegando a las nueve de la noche tocaron el claxon, me asome y al ver que era Oscar salí. Él se quedo viéndome con los ojos abiertos de par en par, yo baje la mirada, quitándole importancia estaba deseando que Alfonso me viera. Me dio un pequeño beso en la mejilla y tras decirme lo guapa que me veía se puso rumbo para su casa. Yo me iba preguntando una y otra vez que qué diablos estaba haciendo pero sin embargo no me arrepentía.

Cuando llegamos y entramos se escuchaba ruido en la cocina, en la cual también salía un delicioso aroma. Eche un vistazo rápido al salón y había una mesa perfectamente preparada, Oscar dejó la chaqueta en un perchero junto a la entrada y se fue directo a la cocina, yo lo seguí deseosa. Alfonso se encontraba sin camiseta, cocinando mientras Verónica guardaba algunas cosas en la nevera. Tras el saludo de su hermano levantó la vista y al verme su reacción lo dijo todo.

Andaba picoteando y comenzó a toser a la vez que se dio unos golpes en el pecho, su hermano se acercó a él divertido y le dio un golpe en la espalda, Verónica me fulminó con la mirada. Me apoye junto a la encimera y vi como Alfonso se fijaba en la cremallera de aquel vestidoceñido.

- Buenas noches – Recomponiéndose - ¿Cómo les fue hoy?

Levándonos por la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora