11.

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Me dio la vuelta y me situó apoyada en la puerta, impidiendo así que me marchara. Deslizo su mano por mi cintura y pego su cadera a la mía notando perfectamente su excitación. Comenzó a pasar su rostro cerca del mío, a muy pocos milímetros, sintiendo su aliento tocando mi piel. Sus labios se posaron en el inicio de mi cuello y bajo lentamente hasta mi hombro. Su mano envolvió mi cintura y sus dedos se introdujeron por la cinturilla del pantalón, tocando levemente la parte superior de mi trasero. Solté levemente un gemido y él lo calló con un beso lleno de pasión, de pronto tocaron a la puerta.

- ¿Señorita Anahí? – El guarda de seguridad me buscaba – Oscar quiere hablar ahora mismo con usted.

Hice a un lado a Alfonso y salí de la sala. Cuando entre de nuevo al despacho de Oscar estaba bebiendo vaso tras vaso. Alfonso entro y le quitó la bebida rápidamente, sus ojos estaban inundadosen lágrimas.

- Denúnciame – se puso de rodillas - es lo que me merezco.

- Oscar claro que no lo haré – Alfonso y yo nos miramos preocupados, no era la primera vez que tomaba - ¿Por qué bebes? ¿Qué ganas así?

- Es lo único que me hace olvidar. Al menos dime que te pensaras en estos días si volverás conmigo.

- Vamonos – Alfonso lo ayudo a levantarse – me lo llevo a casa a que se calme, no te preocupes.

- ¡No! – Se soltó de su hermano y vino hacía mí – no me moveré hasta que tú me digas que te lo pensaras.

- Lo haré – dejo de hacer tensión con su cuerpo y Alfonso lo levanto con facilidad del suelo – por favor, cuídalo.

No me contesto y sin más se podría decir que arrastro a Oscar afuera. Pase el resto de la mañana preocupada y la culpabilidad en mí cada vez era más fuerte. En la noche cuando salí de la agencia me fui hacía casa de los chicos, necesitaba ver como seguía. Alfonso me abrió la puerta y sin saber muy bien que hacer me invito a pasar. Fui hasta el salón y todo estaba tan tranquilo…

- Esta en el cuarto – sentí su voz tan cerca que temía que si me giraba estuviera pegado a mí – acaba de conseguir dormirse.

- Entonces será mejor que me vaya.

- Quédate… – junto su mano con la mía y cerré los ojos. Sus labios ya estaban en mi cuello – por favor. Alfonso – Me gire y sus labios se apoderaron de los míos, impidiéndome hablar. – Tu hermano… - Besándome de nuevo estamos en su casa… - Volvió a buscar mi boca, sin duda no quería que hablara - contrólate.

- Tanto tú como yo, sabemos que no quieres que me controle. Tenía razón. Oscar acababa de acostarse y con lo afectado que estaba hasta el día siguiente no se despertaría. Lo tome de la camisa y comencé a caminar hacía atrás. Cuando me tope con el sofá me tumbe y él se fue poniendo poco a poco sobre mí. Sentía su firme cuerpo sobre el mío y su corazón latir acelerado, enrede mis dedos en su cabello y lo acerqué violentamente hacía mí. Él mordió mi labio roto por el deseo y la pasión. Introduje mis manos en su camisa y la subí hasta la mitad, él se incorporó un poco, ejerciendo presión entre nuestras partes intimas y se la quito.

Antes de volver a pegarse a mí paso la yema de sus dedos por mi blusa y comenzó a desabrochar los botones uno a uno, con total tranquilidad, como si el tiempo se hubiera detenido en ese preciso momento. Cuando abrió el último se quedo contemplando mis pechos y puso su mano encima de mi sujetador, yo me incorporé un poco y me quite la blusa. A continuación él se dejo caer conmigo en el sofá y me miró fijamente, su mirada podía llegar a trasmitirme muchísimas cosas pero de pronto un ruido en la planta de arriba nos alerto.

Se incorporó rápidamente y yo me coloque la blusa como pude. Alfonso se asomó a las escaleras para ver si había pasado algo, cogí mi bolso y me dirigí a la puerta apresurada. Él me tomo de la mano…

- No fue nada…

- Alfonso mejor no. Si llega a ser él y nos encuentra así… - Me dio un escalofrió solo de pensarlo - nos vemos mañana en la agencia.

- Mañana es viernes – Asentí – al menos dime que quieres hacer ese viaje conmigo aún.

- Tendré mi maleta lista para mañana por la tarde – Me sonrió y me dio un beso en la palma de la mano – ahora descansa.

Quizás no era el mejor momento para dejar a Oscar solo pero si los dos deshacíamos nuestros planes iba a resultar más obvio aquello. Además pensaba que si era un poco egoísta en aquel momento no pasaría nada comparado con el dolor que me había podido producir él escasos días atrás. El vuelo salía en la noche, iría a trabajar hasta por la mañana después como cada viernes saldría antes y ya terminaría de organizar todo. A la mañana siguiente ninguno de los dos estaba en la agencia, hasta media mañana que era cuando yo me iba Oscar no llego.

- Pásala bien, distráete – asentí – Que tengas un buen cumpleaños.

- Gracias.

Le di un beso en la mejilla y me marché, no era el momento oportuno para hacerle preguntas. Cuando me puse a organizar mi maleta comprendí que tenía que haber comenzado mucho antes, venía la indecisión de ver que me llevaba. Cuando finalmente termine, me vestí con algo más cómodo, un vestido primaveral… cuando me estaba colocando los pendientes llamaron a la puerta y fui mientras terminaba.

- ¡Ya voy, ya voy! – El timbre no dejaba de sonar - ¿Qué prisas son esas?

Nada más abrir Alfonso me metió adentro de mi casa, cerró la puerta, me apoyo en la pared y comenzó a besarme. Su lengua busco la mía rápidamente. Sentía que me faltaba el aire y tuvimos que parar para respirar por un momento…

- Necesitaba verte ya – Dijo mientras tomaba bocanadas de aire – No se si resista hasta Punta Cana para estrecharte entra mis brazos señorita Puente.

- Lo hará señor Herrera, aunque se me ocurren ideas mejores. Vayámonos ya antes de que se nos haga más tarde.

Me dio un último beso que termine yo y le indique donde tenía la maleta. Salimos hacía un taxi que había en la puerta y no pude evitar mirar a todos los lados, hasta que no estuviéramos fuera de allí no iba a estar tranquila. Cuando llegamos al aeropuerto hizo intento de cogerme de la mano  pero yo lo esquive, él siempre actuando como si nada le importara. Cuando nos llamaron para subirnos al avión estuve pendiente de que no conociera a nadie y me senté junto a la ventanilla. Él se sentó al lado y suspiro, se estaba dando cuenta del numerito que estaba montando…

- ¿Vas a estar así por mucho más? – Me miró y sacudió la cabeza – es insoportable esto que estas haciendo.

- ¿Acostumbras a serle infiel a la gente así como así? – susurrándole.

- El problema esta en que tú y mi hermano ya no están juntos y aún así mira como te comportas – Llamo a una azafata para pedirle bebida y no volvió a mirarme – eres libre.

Era libre, tenía razón, pero cuando aquello comenzó no. Cuando estábamos en pleno vuelo y pudimos quitarnos los cinturones de seguridad lleve mi mano a su entrepierna. Él me miro por un momento y dejo que me quedará ahí… estaba mirando un periódico del día y cerré un poco mi mano para que me prestara más atención. Lo cerro y me acerque para besarlo, su mano rápidamente se puso en mi mejilla y me acercó más a él. Me incorpore y me senté sobre sus rodillas, era de noche, los pasajeros dormían y las azafatas estaban atrás en una sala. Su mano se introdujo por la parte inferior de mi vestido, tocándome suavemente la pierna, quería sentirlo más por lo que abrí mis piernas un poco facilitándole el acceso hasta mi intimidad. Él ante ese gesto sonrió y comenzó a acariciarme el clítoris sobre la ropa interior.

Levándonos por la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora