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Llame a Maite y la cite en la noche en el local que solíamos frecuentar, ella se encargaría de avisar al resto.

Pasamos el día en mi casa, aprovechando cada oportunidad que teníamos para hacernos una muestra de cariño, una caricia… En la noche después de haber cenado nos vestimos, él se puso una chaqueta roja con una camisa negra. Tenía la típica barba dejada de varios días que le hacía realmente encantador. Justo antes de marcharnos vi en la mesa de la entrada el anillo de compromiso que en su día Oscar me había dado y yo me había quitado. Lo tome y le pedí a Alfonso que me acercará un momento a su casa. Él no cedió inmediatamente pero sin embargo lo hizo. Detuvo su coche a un lado de la carretera, baje y me dirigí a la puerta, quise llamar pero me faltaban fuerzas por lo que deje el anillo en un pequeño buzón que había y volví al coche. Él acelero sin hacer ningún tipo de pregunta. Cuando llegamos al local ya estaban todos alrededor de una mesa, tomando sus copas, nos acercamos tomados de la mano y nos saludaron como si nada.

- Te nos volviste pronto Alfonso – Christopher le dio un abrazo - ¿Tanto nos echabas de menos?

- La verdad que si les eche de menos, pero en especial a una persona – Christopher bajo la mirada a nuestras manos unidas y movió la cabeza varias veces intentando encontrarle una lógica aquello – vengan todos afuera.

Nos siguieron hasta el exterior, la playa estaba a pocos metros por lo que nos dirigimos hacía allí. Maite no paraba de preguntarnos si ya estaba todo resuelto pero queríamos contárselo a todos a la vez.

- Chicos – Los mire a todos – yo confió en cada uno de ustedes, para mi son como mi familia. Sin embargo no pude contarles algo que me paso hace bastante tiempo. Como sabrán la relación con Oscar no iba bien para nada y en resumidas cuentas lo nuestro fue cambiando. Alfonso y yo estamos juntos.

- ¿Juntos? ¿En que sentido? – Cristian estaba extrañado al igual que todos – se refieren a…

- Any y yo nos queremos y vamos a darnos una oportunidad.

- Con razón lo de tu labio – Alfonso dirigió sus dedos a su labio y sonrió a Cristian que comenzaba hacer ataduras – con razón el tocamiento que se dieron el día que te marchaste, con razón…

- ¡Ya Cristian! – Interrumpiéndolo – Oscar ya lo sabe y como era de esperar no se lo tomo muy bien.

- Normal, son hermanos.

- Dulce ya me costo esto bastante como para que empiecen a decirme cosas. Entre él y yo no quedaba nada.

- Mi hermano terminará aceptando esto. Tan solo les voy a pedir que estén un poco al pendiente, últimamente ha bebido demasiado.

Maite asintió, era la que quedaba más cercana a Oscar. Ella siempre había estado al pendiente de los dos, tanto de él como de mí. Por ultimo les dimos la noticia que menos se esperaban, mañana me iba a la ciudad. Les costo asimilar aquello pero no les quedaba de otra, aún así se les hacía raro vernos juntos, excepto a Maite. La noche fue avanzando con total naturalidad, volvieron las bromas y los juegos hasta altas horas de la noche. Cuando me desperté Alfonso seguía durmiendo, como iba a tener que conducir durante unas horas decidí no despertarlo y terminar de preparar mi maleta sin molestarlo. A las horas…

- Any – Gritando desde el piso de abajo – ya esta todo en el coche. ¿Te
falta mucho?

- No – Bajando las escaleras – no se como reaccionar cuando vea a tus
padres.

Él me sonrió y no dijo nada más. Cerramos la casa y nos pusimos rumbo a nuestro destino. La música se escuchaba dentro del coche, nos faltaba aún como dos horas de recorrido cuando él llevo su mano a mi pierna, sus dedos se perdían cerca de mi feminidad y suspire.

Levándonos por la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora