8

2.3K 236 85
                                    

La cabeza le dolía a horrores. No podía creer lo que estaba pasando, ni siquiera recordaba lo que había pasado él día anterior, solo estaba consciente de que necesitaba algo para ese dolor de cabeza.

Pero se sentía demasiado extraño como para que se hubiera emborrachado. Además, KangIn le había dicho que solo era jugo, ese jugo ardía demasiado a su garganta y le estaba ofreciendo mas y mas. No pudo haber rechazado porque era falta de cortesía.

Se puso de pie sobando sus ojos, meneó su cola pues no podía estar todo el tiempo como un humano normal, era demasiado cansado. Caminó directo a abrir la puerta no encontrando a KyuHyun en la sala.

Eran las 3 de la tarde. ¿Que?, parpadeó muchas veces pero no terminó de sobar su cabeza cuando se sentó sobre el sofá quejándose como niño pequeño. Nunca, nunca en su vida le había dolido tanto su cabeza que sentía que iba a explotar. No quería que su cabeza explotara, no estaba preparado para eso y, no recordaba nada.

Por magia se había puesto una pijama azul, quería ropa cómoda y que no le molestara.

La puerta fue abierta dejando ver a KyuHyun que venía con cara de pocos amigos, sus miradas se cruzaron y pareció que este había observado a un fantasma porque había dado unos pasos hacia atrás por unos segundos.

—Supongo que te ha de doler la cabeza.—Murmuró desviando la mirada y caminando directo a la mesa.

—Mucho, he dormido bastante bien. . pero, me duele.—Escondió su rostro entre los cojines del sofá.

—No volverás a salir a una fiesta.

—No, nunca mas.—Rodó sobre su propio eje sin esperar que el sofá se acabará para el y terminara cayendo al suelo.

KyuHyun dejo lo que estaba haciendo y corrió hacia el mayor que se encontraba tirado en el suelo y sobando su cabeza.

Se arrodilló a su lado para poder ver como estaba, este cerró sus ojos y rió nervioso. El menor no dudo en reír con el y tomar sus manos para ayudarlo a ponerse de pie, lo acercó hasta a el para sacudir sus ropas y terminó acariciando sus orejas.

Yesung maullo y se acurrucó contra el, demasiado cerca. Muy cerca, los sentidos de KyuHyun se estaban yendo al caño.

—He comprado una crema para las marcas de tu cuello y manos. Supuse que con eso se quitaran, no del todo.

—Perfecto. También tengo hambre.

—Compre donas y supuse que te gustaría el helado.—Sacó las cosas de la bolsa pero no escuchó una respuesta por parte del mayor.

Era normal que cuando Yesung escuchaba donas, siempre salia corriendo hacia donde el estaba para arrebatárselas y comerlas. Se preguntaba como es que el mayor no engordaba y en cambio estaba demasiado flaco como para todo lo que se tragaba.

Giró a verlo para darse cuenta que seguía sentado en el sofá y se abrazaba a sus piernas, el día anterior también no se movía de ese lugar. Hasta que lo baño, regresaron y. . . beso. No podría creer aun que se había atrevido a besar al gato, y se había quedado con ganas de mas. Por eso al siguiente día prefirió dejarlo dormir, se veía que era su primera borrachera y no podía ser malo con despertarlo a la fuerza.

Dejó sus cosas y caminó hasta el sofá para tomar asiento del otro que ladeó el rostro para verle. Eso se estaba volviendo como una costumbre.

—¿Que tienes Yesung?

—¿Conoces el ciclo de la vida de los gatos?—Su voz había sonado entrecortada y KyuHyun tuvo que haber esperado un poco para comprender.

Se rascó la ceja para poder recapacitar, los gatos nacen, crecen, se reproducen y mueren. Vaya igual que los humanos y todo ser vivo.

Oh, my Neko. [ KyuSung ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora