2.

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—Bebé, por favor... deja de llorar —suplicó. 

Ki Su no paraba de llorar desde hacía veinte minutos debido a que su estómago reclamaba comida. Por supuesto, Wonwoo no tenía un biberón en su casa, por lo que no tenía ni idea que podría darle de comer a ese pequeño niño.

—Tienes cuatro dientes, ¿qué podrías comer con tan poca dentadura? —preguntó mirándolo y deseando que pudiera responderle— ¿Quieres un plátano? —dijo tomando uno de una canasta. Era lo único que tenía en ese momento. 

Después de quitarle la cascara le entrego la fruta al pequeño, cuyo llanto cesó al instante en que se llevo dicho alimento a la boca, comenzando a dar pequeños mordiscos y ensuciándose toda la cara con saliva y plátano ensalivado.

  Él teléfono de Wonwoo sonó indicando que tenía una llamada entrante, al echar un vistazo a la pantalla vio la leyenda: "Llamada entrante de Jun♥".

—Hola, cariño... ya salí del trabajo, ¿quieres que vaya para tu casa o tu vienes a la mía? —preguntó con su típico tono de voz seductor, ese que usaba cada vez que quería algo mas que una visita.

—Mi amor, no puedo ahora... lo lamento —suspiró—, surgió un... imprevisto que ahora resulta importante.

—¿Un imprevisto? ¿Que puede ser mas importante que tu novio, Wonnie? —río.
—Es... es un bebé —soltó, no sabía si había sido bueno decirle. Al chico no le agradaban para nada los niños.

—¿U-un bebé? Wonwoo, ¿qué estás diciendo? ¿Estás...? —la voz del chino sonaba apagada, temblorosa.

—¿Qué? No, Junhui —Wonwoo río ante la suposición de su pareja—. Es una larga y rara historia... ven mañana y te lo contaré. Ahora debo irme a la comisaría, te amo... adiós.

Jun se quedó perplejo, en definitiva, esa había sido la conversación mas rara que había tenido con su novio en el último año. Pero no le dio importancia.

Wonwoo colgó el teléfono y miró al diminuto hombresito sentado en el sofá; el plátano estaba desperdigado por su pequeña cara y con los restos machacados por sus deditos en el sofá. Suerte que había colocado una toalla debajo del niño.

—Ay, Ki Su... —suspiró limpiándole la cara con una servilleta de papel— ¿Estaba delicioso,  verdad? Ahora debo lavarte la cara antes de ir a buscar a tus papis. 

Ki Su rio orgulloso de su travesura, dejando ver sus pequeños dientecitos en una sonrisa. En cuando el azabache deposito al niño en el suelo para quitar la toalla del sofá, este comenzó a gatear a toda velocidad hasta una mesa con adornos.

—¡No, no, no! —exclamó y alzó al bebé en brazos antes de que pudiera tocar algo siquiera.

Después de lavarle la cara con cuidado, Wonwoo tomo dos cojines y salió de su casa en dirección a su auto. Sentando al niño en el asiento del acompañante, lo rodeó con los dos cojines blancos y le puso el cinturón de seguridad.

—No te muevas... —lo señaló con él dedo antes de cerrar la puerta sin quitarle los ojos de encima.

Sin despegar la mirada del niño, el chico de finas facciones rodeó el auto hasta subirse y encender el motor. A continuación, condujo con máximo cuidado hasta la estación policial, al llegar allí llevó al niño hasta encontrarse con algún oficial policíaco.

—Oficial, tengo una denuncia que hacer... —habló con algo de nervios, estar en aquel lugar con un bebé en brazos le daba escalofríos. 

—Dígame.

—Hoy encontré a este niño en la puerta de mi casa... parecía estar perdido —Ki Su no tenía idea de nada, así que sólo se dedico a mirar todo con curiosidad—, ¿hay ninguna denuncia por desaparición?
—Al menos en esta estación, no ha habido ninguna denuncia por desaparición en los últimos tres días —habló el hombre de tupido bigote—. Déjame revisar en las otras estaciones.

El oficial Lee, por lo que pudo leer en su identificación, tecleo en su computadora durante unos interminables segundos para luego darle una noticia negativa al pobre y desesperado Wonwoo.

—Ah, ¿qué debería hacer? —se preguntó una vez sentado en su auto y con la frente apoyada en el volante.

Uno de los oficiales había propuesto tomarle una foto al niño y pegar carteles por la ciudad con un número telefónico. En primera instancia Wonwoo había rechazado la propuesta, después de todo era un niño no un perro. Pero ahora, al no encontrar rastro de los padres de Ki Su, comenzaba a reconsiderarlo.

—¿Qué paso con tus padres, bebé? —suspiró acariciándole la cabeza al niño que dormía con tranquilidad en el asiento reclinado— Tendré que hacerme cargo de ti hasta que los encuentre —suspiró—, pero... ¿cómo? No tengo idea de como cuidar a un niño...

Con su cabeza armando una lista de lo que pensaba que era necesario para cuidar de un niño puso en marcha su auto. Debía comprar un biberón, pañales y algo de ropa... no sabía cuanto tiempo pasaría hasta encontrar a sus padres, pero esperaba que no fuera mucho.

Al llegar a la casa, nuevamente se dirigió primero a la puerta de su vecino. Después de meditarlo aproximadamente media hora, había decidido que sería mejor dejar al niño con Mingyu mientras el iba a comprar. No sería bueno pasearlo por todo el supermercado mientras dormía.

¿Y por qué lo dejaría con el idiota de Mingyu? Sencillo; toda su familia vivía en otra ciudad y, como ya había sido mencionado anteriormente, JunHui detesta a los indefensos niños.

—¿No te basta con vivir a junto a mi casa y joderme la vida con eso que tienes que venir a mi puerta para incrementarlo? —gruño el menor apoyado en el marco de madera de la entrada.
—Necesito que cuides a Ki Su en el tiempo que voy a comprar pañales y todas esas cosas que se necesitan —dijo entrando a la casa con el aún dormido bebé en brazos.

Sabía que eso no era correcto o de buena educación, pero también sabía que si no lo hacía Mingyu no lo haría entrar y tampoco cuidarla del bebé.

—Largo de mi casa, idiota —gruñó el moreno mientras veía a su vecino recostar al niño en su sofá.
—No grites —pidió, tapando a Ki Su con una manta que había allí.
—Es mi casa, ¿qué te hace pensar que haré lo que dices? —rio con ironía.
—Si gritas Ki Su despertara, llorará y ti tendrás que calmarlo —replicó antes de salir de la casa y cerrar la puerta tras él.

Wonwoo sabía que no había sido una idea digna de un premio nobel a la "mejor idea del mundo" ni mucho menos... pero era la única opción que tenía. Sólo esperaba no lamentarlo al regresar.

The Kid (Meanie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora