II. 59. PROPIEDAD PRIVADA

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Mientras los camarografos se abalanzaban con preguntas, mi cabeza daba vueltas. ¿Cómo habían entrado?

-Nash -grité y me tomó la mano. Tiró de mi y salió corriendo por el pasillo.

-¡Nash Grier cuéntanos sobre _____! -gritó uno de ellos y rodeé los ojos -¡Esta embarazada!

Cuando gritó eso, Nash se detuvo y se acercó a él bruscamente.

-¡No te atrevas a decir que mi novia es gorda! -lo empujó -¡Ahora salgan de mi puta casa o llamaré a la policía!

-¿Es cierto que ella te ha engañado con Cameron Dallas? -pregunta uno de ellos y me detengo a mirarlo.

-Por si no te has informado, esto es una propiedad privada lo que significa que ustedes han invadido nuestra privacidad -dije y me miró alzando una ceja -Podemos acusarlos con la policía.

Sin embargo a ninguno de ellos parece importarles lo que digo y siguen con los gritos.

-¡Nash! -gritó uno de ellos y corrí a buscar mi celular.

No tardé en llamar a la policía e informales que era un caso especial, ya que, bueno. ¡Estaba apunto de perder la virginidad con Nash Grier!

Llegaron enseguida. Mientras Nash omitía preguntas y aclaraba algunos malentendidos, entraron tres policías y sacaron a todos los paparazzis.

-¿Todo bien? -Le preguntó uno de ellos a Nash y este asintió malhumorado. Le tomé la mano pero la quitó enseguida y sentí como mi corazón se encogía por solo ese detalle brusco.

-Muchas gracias -Le dije al policía y él asintió dejándonos solos.

Lo primero que hice fue cerrar la puerta de la entrada con llave. Volví al salón y vi a Nash sentado en el sillón con el ceño fruncido. Sabía que los paparazzis podían crear rumores y ser insistentes, pero jamás creí que Nash dudaría de mi, si es que de eso se trata todo esto.

Me senté a su lado e intenté encontrar su mirada, mas el no quería mirarme. Tomé su mano y suspiré.

-No tienes que preocuparte -Le susurré y apreté su mano -Sé que dijeron cosas de mi, pero sabes que no son verdad.

Por fin, decide volver a mi y mirarme. Me quedo perpleja al ver el color de sus ojos y suspiro con deseo.

-Lo sé -dijo al fin. -Es solo que...

Su mirada baja y su labio inferior se sobresale un poco, lo que me dice que esta desilusionado y por un momento me asusto de que pueda ser de mi.

-No creo nada de esa mierda -Dijo y tomó mi otra mano -Pero no quiero que esto nos afecte -dijo y fruncí el ceño -La fama, la vida pública... Dentro de poco nos vamos a casar y no quiero que te arrepientas cuando ya sea muy tarde.

-No me arrepentiré jamás de estar contigo Nash, eres todo para mi. No dudes de nosotros, te quiero -toqué su mejilla y la acaricié con mi pulgar.

-Necesito que me hagas un favor -Dijo mirándome deseoso y asentí -Necesito que me digas ahora lo que quieres.

-Te quiero a ti -dije sin pensarlo dos veces.

-Tienes que estar muy segura, porque cuando respondas esto no te dejaré ir jamás y eso lo prometo.

Sus dudas me hacían reír internamente. Yo tampoco lo dejaría ir, ni aunque el me lo pidiera. Por muy egoísta que suene, no lo haría. Porque lo quiero tanto que duele.

-Nash, te quiero -prometí y no tardó en tomarme y posarme sobre su regazo para besarme.

Quería volver al calor de antes, a esa zona de confianza, seguridad y amor en la que estábamos antes de que arruinaran nuestro momento.

Tomé un poco iniciativa y lo agarré del pelo, pero cuando comenzó a acariciarme los muslos, mi fuerza se desvaneció y mis manos se aferraron a su cuello para no caerme. Mientras acariciaba lentamente el interior de mis muslos, no dudé en acariciar su espalda y observar sus pecas.

El deseo se formaba en mi estómago y no pude aguantarme el gemido que escapó de mi boca cuando su mano fría toca la parte baja de mi espalda y sus labios se posan en mi cuello.

Lentamente nos recostamos sobre el sillón, en el cual me dejé caer primero para poder sentir su esculpido cuerpo sobre el mío haciéndome entrar en calor.

Metí mi mano en su pantalón y agarré su trasero, mientras sus labios recorrían mi cuello y mandíbula. Enredé mis piernas en sus caderas, tirando de su cuerpo para que estuviera mas cerca mío. Nuestros cuerpos se juntaban a la perfección y podía seguir el camino de besos que dejaba desde mi mandíbula a mis pechos. Agarré su pelo con mi otra mano y él gimió por placer de mi acción. Un solo toque en su pelo le producían sonrojos, como a mi cuando tan solo me habla.

Mientras me quitaba toda la ropa, no podía imaginarme más que a Nash desnudo y me sonrojé. Todo parecía un sueño, estar así de cerca se sentía mejor de lo que creí y no podía pedir por un mejor novio y futuro esposo.

Mi mente estaba clara; solo Nash es para mí.

Sus manos de detuvieron en mis caderas, por las cual metió su mano para tocar la piel de mis muslos. Una corriente pasó por todo mi cuerpo y jadeé con lujuria.

-Eres perfecta -dijo entre jadeos mientras acariciaba mis muslos.

Aventuras con Nash Grier.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora