4.- Un inesperado encuentro.

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            Todo estaba pasando a velocidad muy rápida. Rhis era a penas un joven, dieciséis años no te dan la madurez para afrontar algo así, tampoco la estabilidad mental para poder comprender que lo que sabías como locura, es lo que estás viviendo en el presente.

            El vuelo era apacible, muy relajante de hecho, Rhis no pudo resistirse y se durmió en el lomo de aquel ángel, al despertar tuvo la sensación de haber soñado algo muy lindo, pero no pudo recordarlo.

El blaknight, luego de que Rhis despertó, le conversaba mucho y Rhis lo escuchaba atento, cada palabra que él pronunciaba era cautivante en los oídos curiosos de aquel muchacho. Era todo muy distinto a como él lo conocía, necesitaba recabar información de alguna parte, y sabía que este blaknight era el indicado para ayudarle en eso.

            –Oye, así que tú perteneces a una tribu, a la de los blaknights.

            –Sí, así es. Es una tribu de ángeles protectores de luz, somos guerreros, toda nuestra raza es de guerreros portadores de la luz. A medida que pase el tiempo, te irás dando cuenta de que a nosotros se nos fue impuesta nuestra labor, pero la cumplimos con gusto, como si hubiese sido una decisión propia, y de la misma forma, otros ya no cumplen estas labores –el blaknight hablaba con un tono profundo y grave, en su voz se notaba mucho dolor y pesadumbre por lo que hablaba, por pensar en aquellos que no han tomado el mejor camino. Por pensar en... sacudió su cabeza para aclararse y se reincorporó a la conversación.

            –¿Y qué ha pasado que te trae por estos lugares, lejos del hogar?

            –Pues... –no era un tema del que le gustara hablar– lo que ha pasado en nuestro mundo es que los portadores de luz somos cada vez menos y la oscuridad se extiende en masa por toda la selva y el mundo. Hay una sentencia dictada sobre aquellos que siguen al mal –una gran tristeza se reflejaba en los ojos del blaknight-, pero aún no se ha ejecutado.

            –¿Quién es este que dictó sentencia? –Preguntó Rhis interesado.

            –Pues no se le ha visto hace mucho tiempo, nada se ha sabido de él, sólo que juró volver, pero aún no lo hace. De todas formas, al igual que yo, algunos aún creemos que puede llegar y deshacer la maldad, concretar el juicio y devolver la paz a Markutis, el continente donde está la selva.

            –¿Qué se supone que son ustedes? –Preguntó finalmente, luego de meditar unos momentos.

            –Mira, verás, nosotros, los knights, no somos humanos, somos una estirpe con capacidades diferentes a las humanas, somos ángeles; pero aún así hemos sido creados para servir a tu raza, lo hacemos con honor y orgullo. El pueblo de Elohim, que vive en Markutis, es de humanos, pero te darás cuenta que casi no lo demuestran, sus mentes están cauterizadas por el terror y han perdido la gloria y la magnificencia que caracterizaba a los elohianos. Son humanos, pero de un linaje especial, no como el común de los que conoces. Es difícil de explicar, pero todos los que conocemos Markutis concordamos con las palabras de nuestro Señor, el que debe volver: “Elohim es un pueblo especial, ya que es un linaje escogido”.

            –Me sorprende todo lo que me dices blaknight. A propósito, ¿cuál es tu nombre?

            –Oh, pensé que nunca lo preguntarías -dijo riendo-. Me llamo Eliyah, blaknight al servicio del Señor.

            –Pues, aún no me has dicho el nombre de aquel que ha emitido una condena tan importante, la cuál se debe hacer cumplir, y aquel que debe volver y todo eso.

Un linaje especial IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora