15.- Lago cordillerano.

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            –No me creo lo que acabo de escuchar –objetó el ángel a su compañero mientras se disponían a volver a la precordillera.

            –No creo que Dozzer tuviese muchos motivos para mentirle a ese tal Pontius, seguro que es verdad –susurró el mago.

            Escalaron en silencio hasta llegar a la cima del monte. Estando ahí echaron una última mirada hacia el valle para ver que la hueste seguía tal cual, no se habían movido ni un centímetro, pero al parecer ya habían terminado de comer y estaban descansando unos momentos.

            –¿Cómo atravesaremos el portal de ladrillo? –Dijo el ángel en voz alta, pero no hablándole al mago, más bien hablando consigo mismo.

            –Creo que nuestra prioridad es encontrar al chico y a su ángel peludo, luego veremos aquello –respondió el mago.

            –Sí –dijo secamente–. Creo que no tomó la dirección noroeste, así que debe haber ido por allá.

            Al noreste se lograba divisar una gran extensión llana, salvo por un inmenso lago en las inmediaciones de la Cordillera de los Andes. Se veía realmente hermoso a la distancia, aunque no se lograba apreciar en toda su magnitud, sólo se vislumbraba su figura, aunque indudablemente era un lago cordillerano.

            –Debimos haber puesto más atención en esa dirección desde el principio, claramente el chico hubiese preferido ir hacia un hermoso lago cordillerano, que hacia un lóbrego valle.

            –Será mejor que nos dediquemos a caminar, el sol no tardará en ponerse y la oscuridad no nos será muy beneficiosa –siseó el mago.

            –Pero podríamos ir volando –sugirió Eliyah.

            –Primero bajemos la precordillera por el este y luego volaremos a salvo por las altas paredes de piedra. Si nos llegasen a ver estaríamos perdidos, no podemos luchar contra todos ellos.

            Comenzaron a caminar. Bajaron cuidadosamente por terrenos intransitables y adversos. Eliyah estaba adiestrado para pasar un sinnúmero de dificultades, por lo que el trabajo no fue gran cosa, pero para el frágil mago era un desafío, aunque se apoyaba en su bastón de mago y era bastante ágil, más de lo que parecía.

            Demoraron más de lo que esperaban en llegar a los pies de la precordillera, así que emprendieron el vuelo rápidamente, esperanzados en encontrar a Rhis en aquel lago.

            –Aún no puedo creer lo que Dozzer dijo –confesó incrédulo el ángel–. No es posible que los más fieles servidores de Arnion, aquellos que deberían resguardar nuestro continente, se hayan pervertido ¡Señor, no lo permitas! –gritó mirando al cielo.

            –Tranquilízate blaknight –lo calmó en un susurro el mago aunque, sinceramente, él también estaba muy intranquilo. Nunca antes nadie ha podido vencer a un custodio del portal de ladrillo, además tampoco es mucho lo que se sabe de ellos, sólo que no permitirán que nadie con intenciones malignas pueda atravesar el portal, pero ahora que eran secuaces de Karba no había mucha esperanza, aquellos no los dejarían pasar jamás, menos si a cuestas llevan al Yasha–. Tranquilízate –repitió, pero no encontraba una sola razón por la cual el ángel debería hacerle caso.

            Siguieron volando intranquilos, de vez en cuando miraban hacia la precordillera vigilando que estuviesen a salvo, que nadie los siguiera. Mientras volaban vigilaban cada centímetro de tierra que pasaba por debajo suyo en busca de alguna pista o señal que los llevase a Rhis, mas no encontraron nada, tuvieron que confiar que iban en la dirección correcta.

Un linaje especial IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora