Dentro del claro había una atmósfera de tranquilidad y paz, Rhis esperaba quedarse por siempre en ese lugar, descansando sobre el suave y cómodo pasto, disfrutando de la tibieza del ambiente y regocijándose con Arnion, el interlocutor más maravilloso que podría tener.
En la mente de Rhis se disipaban todas sus preocupaciones, se sentía como un pequeño niño, protegido por sus padres mientras juega en el parque, aunque él no tenía a sus padres con él.
Arnion disfrutaba igualmente del entorno creado, le gustaba el clima y le resultaba profundamente conmovedor el ver una luna tan brillante, más brillante de lo común, se sentía satisfecho ya que él le había ordenado a la luna que brillase tan intensamente para que el claro pudiese verse nítidamente.
–Señor, ¿sabes algo sobre mi padre?
Al escuchar la pregunta, recordó muchas cosas y sus ojos se llenaron de nostalgia.
–Ámats es uno de los hombres más valientes que alguna vez me ha visto.
–¿Mi padre te conoció?
–¡Yo mismo grabé su Sayfos y se la entregué para que su nombre fuese cambiado! Ese pueblo insensato… –sacudió la cabeza y retomó el tema– Ámats luchó con todas sus fuerzas y hasta las últimas consecuencias por la gente que amaba, por sus hermanos.
–Mi padre no tenía hermanos –le informó Rhis.
–¡Los tuvo, te lo aseguro! El que no deja padre y madre, hijo e hija, esposo o esposa por mí, no es digno de seguirme. ¿Tú lo harás?
Rhis estaba muy emocionado. Arnion había conocido a su padre y lo consideraba valiente, más que muchos. No cabía en sí de felicidad, pero cuando el cordero le hizo esa pregunta, la sonrisa en su rostro se desdibujó tan repentinamente que olvidó la alegría que estaba experimentando. No era posible que Arnion le pidiese algo así, su padre era lo que más amaba en este mundo junto con su madre.
–Me pides que abandone a mi familia para seguirte a ti. ¿No ves que estoy solo? Mi padre falleció y mi madre no está conmigo –declaró amargamente.
–¿Madre? –Le interrumpió– Yo tenía entendido que a ella la llamabas por su nombre. ¿Cómo se llama tu madre?
Rhis se ofuscó. ¿Qué importancia tenía aquello? Su madre no estaba con él, algo había pasado y se había quedado solo, por alguna razón su madre no se encontraba en ese momento con él.
–¿Por qué mi madre no está conmigo? –Pensó Rhis para sí y cuando intentó recordar se sintió aún más confundido, no había nada sobre su madre que recordase– ¿Cómo se llamaba?
Fueron momentos de suma confusión, Rhis no comprendía qué pasaba, primero se sintió muy confundido por la pregunta de Arnion, pero luego se ofuscó aún más al darse cuenta que aunque quisiera no podía contestarle.
–¿Qué pasa? –Preguntó sumiso– ¿Quién es mi madre? ¿Cómo se llama?
–Tu madre no se llama de ninguna forma –contestó seriamente el cordero, con un brillo severo en su mirada–. En tu cabeza sólo queda el concepto de madre, por eso no recuerdas, porque tú no tienes madre ahora, tu madre no existe, es el concepto lo que te hace creer que sí, pero ella ya no existe.
Rhis no comprendía qué decía el cordero. ¿Cómo que no existe? ¿Quién no existe? Todo era demasiado confuso.
–Está bien, no importa –concluyó Rhis.
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Un linaje especial I
FantasyRhis es un muchacho de dieciséis años envuelto en extrañas situaciones; Eliyah, es un guerrero soñador, buscador del bien y portador de luz; y Susky, es un misterioso mago, sombrío e intelectual, con intenciones ocultas bajo las mangas de su túnica...