De a poco las estrellas desaparecieron, ocultas por oscuras nubes que se camuflaban en el cielo negro y que se llevaban la luz. La noche se volvió tenebrosa.
Susky tejía tranquilo y silencioso algo todavía informe. El ángel lo observaba curioso mientras éste tejía. Ambos estaban en absoluto silencio, todavía incómodos por la pequeña discusión con respecto al poderoso Señor.
El lago, a un kilómetro de distancia, estaba manso y en calma, no se perturbaba por nada, salvo por la lejana algarabía que producía el agua al caer por la cascada en la ladera de un monte, por donde descendía un riachuelo cordillerano que le daba consistencia al hermoso lago. El cetáceo no había dado señales de vida en todo el rato y los compañeros habían abandonado las esperanzas de verlo.
El sonido metálico que producía el suave choque de los palillos de tejer era incesante y armonioso. El blaknight comenzó a ceder poco a poco ante el cansancio, miró el bastón del mago que descansaba a su lado en el mantel y recordó su encuentro inicial con Susky, cuando con un movimiento de su bastón lo había lanzado varios metros hacia atrás por el aire –los palillos sonaban– y cuando luego golpeó el suelo con él y desapareció. Había pasado hace sólo tres días, pero Eliyah lo recordaba como un suceso muy lejano, casi como un sueño que alguna vez hubiese tenido. Se vio envuelto en una fuerza invisible que lo obligaba a tenderse en el suelo y lo aprisionaba mientras el mago se acercaba con los brazos extendidos hacia él –los palillos sonaban– con una dura expresión. Rhis estaba tendido a su lado y a una orden del ángel, su espada había centelleado revelando la oscura masa de energía que los aprisionaba. El sonido metálico sonaba suavemente en sus oídos y un débil susurro lo hizo abrir los ojos. ¿Había estado soñando? Había dormitado unos minutos.
–No debí expresarme de esa manera antes –se disculpó en un susurro el mago sin haberse percatado que su interlocutor estaba medio dormido. Eliyah despertó de inmediato y simuló haber estado despierto aunque no había oído claramente lo que el mago había dicho ¿se estaba disculpando? <<No, estoy adormilado aún>> pensó, y el mago prosiguió–: con respecto a Arnion, no debí haberle faltado el respeto a tus creencias –decía el mago sibilante y sin despegar la vista de su tejido azul rey que estaba varios centímetros más largo de cuando el blaknight lo había visto por última vez.
–Yo tampoco debí tratarte de esa manera ni enojarme tanto –admitió el ángel, comprendiendo que el mago en realidad y, en este plano físico, estaba disculpándose. Susky lo miró y le dedicó una extraña mueca, parecía una sonrisa extrañamente dibujada en aquel semblante comúnmente severo.
–Creo que secretamente he almacenado algo como un resentimiento contra Arnion –explicó sibilante el mago, esta vez mirando al blaknight vagamente y volviendo a concentrarse en la labor de tejer.
–¿Resentimiento? –Repitió el blaknight curioso. Todo detalle sobre el mago le parecía interesante, después de todo no dejaba de ser practicante de las artes ocultas por caerle bien a ellos y debía ser cuidadoso con los indicios que pudiesen revelar intenciones torcidas.
Susky miró fijamente al ángel. No estaba seguro de si quería hablar de eso con él, meditó unos segundos y luego cedió ante la pregunta, Eliyah quizás no era el ser más amable que había conocido, pero lo estaba aprendiendo a aceptar tal cual era.
–Soy un mago, mi padre fue mago, mi abuelo fue mago y mi bisabuelo fue mago. –comenzó a decir siseante y con una expresión suavizada. Parecía como si Susky estuviese liberando un secreto inconfeso que lo torturaba profundamente y del cual se alegraba de liberarse– ¿Sabes qué fue el padre de mi bisabuelo? –Preguntó al ángel y éste respondió casi de inmediato.
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Un linaje especial I
FantasíaRhis es un muchacho de dieciséis años envuelto en extrañas situaciones; Eliyah, es un guerrero soñador, buscador del bien y portador de luz; y Susky, es un misterioso mago, sombrío e intelectual, con intenciones ocultas bajo las mangas de su túnica...