JAMES
Lo peor de ser enviado en esta búsqueda, era la incertidumbre que sentía día con día al no encontrar pistas concretas de quién intentaba destruir el reino. Durante estas dos semanas me concentré en seguir el camino por el cuál había escapado el sujeto aquel día, y a pesar de que los primeros días encontré varios indicios de que era el camino correcto, como ramas rotas y una que otra huella de sangre —cortesía de Elena—, no logré seguir aquel rastro mucho tiempo. El camino se cortó abruptamente, como si la tierra se hubiera tragado al sujeto.
Resultó bastante desalentador, aunque no dejé entre ver eso a mis soldados. Lo último que ellos necesitaban era un capitán abatido y lleno de desesperanza. Continuamos nuestro rumbo, algunos tuvieron que separarse en busca de nuevas pistas, acordando vernos en un punto específico después de un par de días. Nuestra búsqueda continuaría hasta que lograra encontrar algún indicio confiable para el rey... o al mismísimo sospechoso.
Me preguntaba si eso último sería posible, y cuánto tiempo me llevaría. No me gustaría permanecer fuera del reino por mucho tiempo pero, si la situación lo requería, así sería.
En estas últimas semanas, traté de concentrarme sólo en mi tarea asignada, pero mentiría si dijera que no he pensado cada día desde mi partida en Elena y Emma. Ambas chicas han estado presentes en mis memorias día y noche, resultándome imposible el dejar de atormentarme con sus recuerdos.
Esperaba que, al menos, una de las dos pensara en mí de la forma en que yo lo hago sobre ellas. Sé que es un tanto egoísta pedir eso, especialmente a Elena. Ella tiene responsabilidades y deberes con el rey, el pueblo y con el príncipe. Aun así, albergo la esperanza de que todos estos años transcurridos a su lado no hayan sido en vano.
Respecto a Emma, sin duda puedo decir mucho sobre ella pero, no estoy muy seguro de por dónde comenzar. Nunca esperé aquel giro tan repentino en nuestra relación el día de mi partida, supongo que no me hallaba preparado para algo como eso. Ahora me pregunto si de verdad hice lo correcto al aceptar su proposición. No es que Emma sea una mala persona ni mucho menos, al contrario, es una excelente persona, sin embargo, me temo que los sentimientos albergados hacia ella no son tan intensos como deberían.
En ocasiones me pregunto, por qué acepté, sabiendo que muy posiblemente no logré darle lo que ella espera de mí. Quizá porque quiero creer que con el transcurso del tiempo conseguiré devolverle el amor y cariño que ella merece, aún si eso me toma años. El problema con ello es, que aquella respuesta no quita el que siga cuestionando mi decisión respecto a Emma y no creo que sea muy justo para ella.
Si realmente pienso continuar con esto, debo entregarme por completo, no debo dudar ni un segundo de lo nuestro y lo que nos espera en un futuro, sobre todo, debo ser capaz de olvidar a la única chica que sé con certeza quiero a mi lado por el resto de mi vida, aquella chica audaz, valiente, hermosa y completamente fuera de mis límites.
Inalcanzable.
Así es ella, y sé internamente que fue esa la verdadera razón por la cual dije sí a Emma. Por el simple hecho de que ella y yo nunca podremos ser algo. Existen muchos obstáculos entre nosotros que nos impedirían estar juntos. Un futuro a su lado es algo que sólo puede existir en mi imaginación, y estoy más que seguro de que ella no considera siquiera esa idea.
Debo aceptar que su destino no es a mi lado, que pertenecerá a alguien más muy pronto y —por el bien de ambos— renunciar de una vez por todas a la mínima esperanza que albergo en mi interior. Ojalá fuera más fácil hacerlo que decirlo.
—Capitán —grita uno de los soldados sacándome de mi ensimismamiento.
— ¿Qué sucede? —respondo.
—Patrick regresó —informa.
Patrick. El soldado que se ofreció a llevar las cartas unos días atrás.
— ¿Dónde está? —intento que mi pregunta suene lo más indiferente posible.
El soldado me indica con un gesto de cabeza que debo seguirlo. Así lo hago. Encuentro a Patrick en una tienda de acampar no muy lejos de la mía, se encuentra rodeado de algunos de sus compañeros y luce cansado. Tal vez debería venir en otro momento pero, justo cuando decido dar la media vuelta y salir, los ojos de Patrick se posan en mí y una lenta sonrisa asoma su rostro.
—Capitán —saluda.
El resto de los soldados gira para enfrentarme y saludarme de la misma manera.
—Patrick —digo —. Me alegra que regresaras.
—Pueden dejarnos solos, por favor —pidió. Eso me hace preguntar si tiene noticias importantes que darme.
Inmediatamente, todos salen de la pequeña tienda dejándonos solos a Patrick y a mí. En cuanto el último soldado sale, Patrick comienza a hablar.
—Entregué lo que me pidió —dice —. No pude ver a la princesa hasta el día siguiente a mi llegada.
— ¿Dijo algo? —le pregunto.
No responde, en vez de eso, saca varios sobres de cartas y me los extiende. Tomo todos y les doy una rápida mirada.
—Del rey, Emma, y la princesa —corrobora.
Mi corazón se acelera. Quiero leerlos, pero no puedo sólo irme como si nada después del favor que Patrick hizo. Lo menos que puedo hacer es escucharlo atentamente.
—Gracias —le ofrezco una sonrisa.
—Vaya a leerlos, capitán —sugiere, más bien, demanda —. Sé bien que es lo que desea
Patrick sonríe.
No necesita decir más para convencerme. Después de agradecerle su ayuda y pedirle que descanse, salgo de la tienda para dirigirme a la mía. Una vez dentro, extiendo los tres sobres frente a mí decidiendo cuál leer primero. La respuesta es simple, la supe en el mismo momento en que Patrick me dio los sobres.
Tomo el abre cartas y rasgo por un lado el sobre que contiene la carta de Elena. Desdoblo el papel y comienzo a leer.
A medida que avanzo una sonrisa se apodera de mí. Debí suponer que sería una reacción natural ante cualquier cosa que ella escribiera. Termino de leer y dejo que mi mente recuerde una y otra vez las frases de la carta. Mi sonrisa desaparece al pensar abruptamente en Emma.
No puedo evitarlo, siempre, con cada día que pasa, no hago otra cosa más que dar vueltas y vueltas al mismo tema: Elena, Emma, de nuevo Elena. Voy a volverme loco. Observo las hojas de papel provenientes del sobre y pienso: ¿Cómo se supone que continúe? ¿Cómo podré siquiera levantarme un día, y darme cuenta de que la persona a mi lado no es ella? ¿Cómo, de verdad, lograré olvidarla?
Supongo que, nunca obtendré una respuesta a todas esas preguntas, y a decir verdad, no creo encontrarlas en un futuro. Lo único que me queda es la esperanza, esa leve emoción que no debería permitirme pero que aun así, poseo y resguardo en algún lugar profundo de mi interior, un lugar al que ni las noticias de un futuro casamiento logran llegar, un lugar en el que puedo perderme cada vez que me sienta abatido, un lugar... que permanecerá en mí, sin importar que Elena me deje o sea apartada de mi lado.
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La Heredera al Trono
Historical FictionElena Gyllenhaal es una chica común... o eso quiere creer ella, Elena es la futura heredera al trono de Azelleb, por lo que su padre -el rey- decide casarla lo antes posible con algún príncipe. Sin embargo, lo único que ella quiere es tener un poco...