Capítulo 16

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ELENA

Dos semanas. Han transcurrido dos semanas desde la partida de James. En este tiempo no he tenido noticia alguna de él y eso me preocupa. Confió en que se encuentra a salvo, ya que no es una persona fácil de doblegar pero, el sentimiento de preocupación se encuentra ahí, presente durante todo el día sin poder evitarlo. No importa lo que haga, no importa las múltiples actividades que haga para distraer mi mente de él, ese sentimiento no me abandona ni por un segundo.

     Estas dos semanas han sido las peores de mi vida, no sólo por la ausencia de James, sino también, por el hecho de que —gracias a órdenes de mi padre— me vi obligada a pasar la mayor parte de mi tiempo con el príncipe Anthony. Antes de la partida de James, lograba evitarlo de vez en cuando permaneciendo a lado de mi amigo, pero ahora que él no se encuentra aquí, ya no tengo excusa alguna para evitarlo.

     Siempre podría quedarme a lado de Emma, pasar un tiempo agradable de chicas y formar una linda amistad, desafortunadamente, existe algo en ella que no termina de agradarme por completo. Quizá sea por aquella dulzura que parece emanar de ella y por la cual, todos en el palacio la adoran; quizá sea por la forma tan tímida que tiene de actuar ante personas desconocidas, lo cual no hace más que quieran ser amables con ella; quizá por lo linda y perfecta que parece ser, o quizá, simplemente sea por la forma tan cariñosa que tenía de actuar con James. Sea cual sea la razón, prefiero mantener mi distancia con ella, así evito conflictos internos.

     Desde que James se fue, no he hablado con Emma más que dos o tres veces, y sólo porque ella pensaba que yo tendría información sobre James. Me gustaría decirle que sí, más por mí que por ella.

     Varias veces pensé en mandar una carta a James, contándole lo mucho que me aburría en el palacio, o mis tediosos días a causa de Anthony; el problema es que no sabía dónde se encontraba, y de nada serviría enviar a un mensajero a las profundidades del bosque en una misión absurda.

     Lo único que me ayudaba a distraerme —y por unos cuantos minutos— era permanecer en aquel hermoso claro que se convirtió en el lugar secreto tanto de James como mío. En ocasiones, cuando logro escapar por unos momentos de Anthony, voy a ese lugar para tener tranquilidad y no pensar en nada más que la paz que ese claro me transmite.

     Lamentablemente, no puedo quedarme eternamente en el lugar, aunque me gustaría que sí. Es por eso, que ahora regreso al palacio después de pasar el día entero en el claro, practicando mi puntería y disfrutando de la fresca agua del pequeño lago. Realmente muero de hambre, cuando escapé del palacio al amanecer, conseguí un poco de comida que desapareció a mitad del día.

     Es hora de la cena, seguramente mi padre y el príncipe ya deben encontrarse en el comedor, espero llegar a tiempo y no interrumpir nada. Después de dejar a Max en las caballerizas y guardar mi arco, camino rápidamente por los pasillos iluminados hasta detenerme frente a la puerta del comedor, la empujo suavemente hasta abrirla lo suficiente para que pueda entrar. En el interior, efectivamente, están mi padre y Anthony, cada quien mirándome con un dejo de enojo y una leve sonrisa en su rostro, respectivamente.

— ¿Llego tarde? —pregunto sin prestar atención a ninguno de los dos.

—En absoluto, princesa —responde Anthony —. La cena recién va a servirse.

     Le agradecí con una leve inclinación de cabeza.

— ¿Dónde estabas, hija?

—Decidí dar un paseo —miré a mi padre fijamente a los ojos, no para desafiarlo, sino para dar a entender que no mentía, al menos, no del todo.

La Heredera al TronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora