Capitulo 8

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ELENA

— ¿Tiene algún veredicto, princesa? —preguntó James, una vez que terminé con mi análisis.

— ¿A qué hora dices que comenzó el incendio? —cuestioné.

—Aproximadamente a la hora de la cena.

—En ese caso, tengo un veredicto.

     Observé a James, me miraba aguardando mi respuesta. Mientras los soldados recogían los escombros del almacén y limpiaban el lugar, yo me dedique a recorrer los alrededores en busca de pistas, pero quien haya iniciado el fuego debe ser muy inteligente. No dejó huellas ni rastro alguno.

—Bien dada mi experiencia, diría que quien ocasionó esto, conoce muy bien el lugar. Sabía donde ocultarse y también el lugar ideal para empezar el fuego sin que algún guardia lo viera —respondí finalmente —. El sospechoso debió planear esto por un tiempo, seguramente se encontraba cerca para encontrar el patrón de vigilancia y así iniciar el fuego sin preocupaciones.

— ¿El patrón de vigilancia?

—Sí, tus guardias cambian constantemente de puesto ¿no? —él asintió—. Bien, el sospechoso debió notarlo y decidió atacar durante un cambio. Además, actuó de noche. Lo cual le da una ventaja aún mayor.

—En pocas palabras, pudo ser cualquiera.

—Exacto. Siento no ser de utilidad.

—No te preocupes, lograste más que mis soldados —sonrió débilmente.

     Regresamos al palacio junto con algunos guardias, en el interior nos encontramos con Anthony, se veía como si nos esperara. Pensé en tomar un camino alterno y así evitarlo, pero justo en ese momento él se acercó para saludar.

—Capitán Wescott, un placer verlo hoy —dijo en un tono bastante animado.

—Su alteza —James se inclinó en una reverencia —. No esperaba verlo por aquí.

—Oh bueno, me informaron que la princesa salió esta mañana junto con unos guardias, quise asegurarme de que estuviera a salvo.

—No debe preocuparse, se encuentra bien. Personalmente me ocupo de ello —respondió fríamente, era notable el desagrado por el príncipe en su rostro.

—Maravilloso —respondió Anthony antes de dirigir su atención a mí —. Dígame, princesa, ¿Encontraron algo sospechoso?

— ¿Sabe lo del incendio? —le dije.

—Todos en el palacio lo saben —mientras hablaba miraba de reojo a James, como si él fuera el culpable.

—No, no encontramos nada —respondí antes de que cualquiera de los dos volviera a atacarse verbalmente.

—Una lástima —giró su vista a James—. Capitán, el rey solicita su presencia. No debe preocuparse, yo cuidare bien de la princesa.

«Oh, no»

Bien. En ese caso, me retiro, sus majestades. —dijo, para acto seguido hacer una reverencia.

     Lo observe mientras se iba, cuanto daría por acompañarlo, lamentablemente no podría. Antes de desaparecer completamente de mi vista, James giró su rostro para verme. Lo siento. Parecían decir sus ojos. No importa. Decían los míos.

                                                                                      ********

     Semanas después, el incendio aún era motivo de rumores, al parecer nadie olvidaría esto tan fácilmente. En los días posteriores al incendio los guardias se dedicaron a investigar a todo el pueblo, preguntando por cualquier pista de información, lamentablemente, nadie logró ver nada. Tanto las personas del pueblo como los que vivían en el castillo esperaban que ningún ataque se presentara nuevamente. Aunque, algo en mi interior me decía, que no sería la primera ni última vez.

—Me siento un inútil —comentó James camino al palacio. Nos encontrábamos en el bosque, regresando después de pasar la tarde en el que ahora era nuestro lugar secreto. Aquel lugar que se encontraba más haya del bosque. En cuanto escuché sus palabras lo miré de reojo.

— ¿Por qué lo dices?

—Porque, ya ha pasado mucho tiempo y aún no logro capturar a quien provocó el incendio.

—Eso no es importante, James.

—Lo es. Sobre todo, cuando la gente no deja de recordártelo.

     Hice que Max se detuviera frente a James, él detuvo su caballo para no chocar con el mio. En cuanto lo hizo me aseguré de verlo directo a sus ojos antes de hablar.

—No eres un inútil, de acuerdo. No importa lo que te diga la gente o los guardias, si ellos de verdad fueran tan inteligentes sabrían quien ocasionó esto, pero no es así. Nadie lo sabe, por lo tanto no pueden culparte. Espero sea la última vez que te escucho decir esto, James Wescott —le dije con un tono que no dejó lugar a dudas.

—Está bien. Tienes razón, no debo dejar que la opinión de la gente influya en mí —dijo él en voz animada, pero pese a eso, sus ojos avellana —esos ojos que conocía tan bien como la palma de mi mano— lo traicionaban. No parecía en absoluto animado.

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     No obstante, sin importar lo mucho que intenté animar a James de regreso al palacio, no funcionó en nada. Las personas seguían observándolo como si él fuera el mismísimo criminal, no tomaban en cuenta el hecho de que siempre ha trabajado por el bienestar del reino. Lo peor de todo es que, si ahora lo veían de esa manera, los siguientes días sería aún peor.

     Esa misma noche, mientras todos se encontraban durmiendo, el criminal atacó de nuevo. Nadie esperaba aquel ataque, por lo tanto, cuando desperté a la mañana siguiente, el nuevo incidente ya circulaba por todo el reino. No logré ver a James durante todo el día, quería saber cómo se encontraba y lo que pensaba de esto.

     Lo busqué por todo el palacio, incluso en lugares en los que él nunca ha estado, pero no hubo éxito alguno. Me preocupaba que James decidiera hacer algo imprudente y terminara herido. No logré verlo hasta pasada las diez de la noche, creía que tarde o temprano regresaría al palacio, así que lo esperé dentro de su cuarto y cuando entró, pensé en desquitar todas mis preocupaciones sobre él. Lo único que lo impidió fue, que se veía diferente a como esperaba, no se encontraba molesto o preocupado, en vez de eso, poseía una enorme sonrisa.

     Al verme sentada en su cama, se detuvo y me contempló de manera extraña, como si fuera alguna intrusa que no debería estar aquí.

—Hola —saludé en voz baja, no muy segura ante su mirada.

—Hola —respondió, su sonrisa se esfumó —. No esperaba verte aquí.

—Me preocupaba y decidí esperarte.

—No era necesario, pero gracias —añadió.

—De acuerdo, entonces yo... debería irme, dejaré que descanses.

     Sin decir más, salí de ese lugar, no soportaría ni un segundo más la mirada de James, no lo entendía, ¿Acaso hice algo para molestarlo? , intenté recordar alguna ocasión en la que eso sucediera, pero no encontré nada. No tenía sentido alguno. Regrese a mi propio cuarto, con el corazón acelerado y sintiéndome fatal.

¿Será acaso, que a partir de ahora, nuestro vínculo se verá afectado, por algo que nunca hice?

La Heredera al TronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora