-¿Estaba?- Fruncí el ceño.
-Sí, lo estabas hace un dos días atrás- Tomó mis manos.
-Lo…
-Sí _______- Me abrazó.
Está más que claro que no quiero ser madre a los dieciséis pero aun así el saber que perdí el bebe me duele de alguna manera.
-¿Por qué?- Contuve las lágrimas.
-No quise escuchar el por qué, al oír eso deje a Louis solo y te vine a dejar.
-¿Crees que esto fue lo mejor?- Dejé caer mi cabeza sobre su pecho.
-Tengo dieciocho, no tengo trabajo, sobrevivo con el dinero que me dan mis padres así que te doy la razón pero hubiese sido lindo tener un bebé contigo- Besó mi frente- Además te hubieses quedado conmigo…
-¿Qué?- Me separé.
-¿Qué pasa _______?- Se sentó en la cama.
-¿Cómo es eso de que yo me hubiese quedado contigo?
-El tener un bebé de seguro nos hubiese unido más- Tomó mi mano.
-Entiendo- Alejé mi mano- Te hubiese agradado tener un bebé conmigo solo por el hecho de que yo te pertenecería sin tener que hacer ningún esfuerzo para tenerme.
-Claro que no, aunque en parte quizás pero…
-¿Por qué no te vas? Quiero estar sola- Me levanté y saqué algo de ropa de un cajón.
-¿Eso quieres?
-Sí- Me metí en el baño.
Necesitaba una ducha, debía despejarme de todo lo que estaba ocurriendo. ¿Cómo es que Liam cayó tan bajo? Una es cosa es que a través del bebé hubiese intentado conquistarme y otra muy distinta es que por ser el padre del bebé se crea que tiene el juego ganado.
Salí de la ducha, miré mi cuerpo desnudo en el espejo y sobé mi estómago. Quizás en un par de meses esta pancita hubiese estado enorme.
-¿Qué haces aquí?- Pregunté al salir vestida del baño.
-Te espero.
-¿Para qué?
-Iremos a hablar con Harry- Caminó a la puerta.
-¡No!- Lo detuve.
-¿Por qué no?
-Ya paso, no tiene por qué enterarse.
-Los secretos no duran para siempre.
-Tal vez este sea la excepción.
-Siempre admiré tu valentía- Acarició mi mejilla- Tu coraje para decir las cosas de frente fue lo que me enamoro de ti.
-Soy una cobarde ¿Cierto?
-Exacto- Soltó mi mejilla- No sé si aún te amo- Hizo una mueca y se fue por la puerta.
¿Qué demonios acaba de pasar? Liam ya no me quiere por ser una gallina y no atreverme a hablar con Harry sobre el asunto.
-¿_______?- Oí a mi madre tras la puerta.
No respondí, no quería hacerlo. Tan solo quería seguir llorando boca abajo en la cama, como llevaba haciéndolo hace ya más de media hora.
-¿________?- Su voz se tornó preocupada.
-¿Qué?- Intente sonar normal.
-Tienes visita.
-Dile que se vaya- Planté mi cara contra el almohadón.
-No me iré hasta que me digas la verdad- Sentí un peso sobre la cama.
-¿Harry?- Me levanté.
-El mismo- Me miró serio.
-¿Quién te dijo?
-Tú me lo vas a decir.
-¿Si ya lo sabes para que oírlo otra vez?
-No es lo mismo oírlo de Louis que de ti.
-No puedo.
-Son tan solo unas pocas palabras.
-No es tan fácil.
-¡Si lo es! Tan solo debes decir: ¡Harry, el maldi’to de tu mejor amigo me dejo preñada! ¿¡Tanto te cuesta decirlo!?
-¿Cómo puedes decirlo de esa manera?- Apreté con fuerza el cojín que descansaba en mi regazo.
-Así son las cosas ________.
-No tienes por qué decirlas de esa manera.
-¿Sabes qué más? Estoy cansado de pelear contigo.
Se paró de la cama, pensé que se iría pero no… sostuvo mi rostro con ambas manos y me besó desesperadamente.
-¡Suéltame!- Le di un empujón que lo botó de la cama.
-¿¡Qué es lo que te sucede!?- Se paró velozmente.
-¡No puedes llegar y solucionar las cosas con un beso!
-¿¡Por qué no!? Es más fácil que esperar que tú razones… Eres una terca.
-Si soy tan terca ¿Qué haces acá?
-Intento que me digas la verdad.
-¡No puedo!
-¿¡Cómo no vas a poder!? ¡Solo di que te embarazaste de Liam y que perdiste al bebé!
Esa fue la gota que rebalsó el vaso, aquello que había retenido adentro salió bruscamente a la superficie.
-Yo… Lo siento- Me abrazó- Por favor no llores.
-¿¡Escuchaste lo que dijiste!? ¡Eres un imbéci’l!
-¡Me cansé!- Se llevó las manos a la nuca- ¡Tu claramente quieres estar con él antes que conmigo!
-No es eso- Susurré.
-¿¡Qué!?
-¡No quiero estar con él!
-¿Entonces quieres estar conmigo?- Se arrodillo a las orillas de la cama- Por favor dime que sí- Tomó con delicadeza mis manos.
-No sé.
-¡Por la mi’erda!- Se paró y pateó la muralla- ¿¡Quién sabe!? ¡Aclárate de una vez!
-¡No puedo!
-¡Se acabó!
-¿Qué pasa acá?- Apareció mi mamá agitada.
-¡Nada! ¡No pasa nada!- Gritó Harry.
-En mi casa no se grita ¿Entendido niñito?
-Como sea- La ignoró y caminó a la puerta- ¡Espero hasta mañana en la tarde tu decisión! O sino… puedes ir olvidándote de mí para siempre.