-Ese día ustedes cambiaron mi vida.
-No, ese día tu cambiaste mi vida- Tomó mi mano- Desde ese día me convertí en hombre de una sola mujer.
-Lo puedes seguir siendo, no conmigo pero…
-Gracias a ti he aprendido a amar- Interrumpió- Me enseñaste que significa “tú y yo”
-Apenas puedo recordar mi triste vida antes de ti Harry- Tomé su otra mano- ¿Me darías un abrazo?
-Los que quieras.
Al parecer se tomó bien nuestra ruptura o tal vez es tan solo una coraza.
No quería soltarlo, le debía demasiado a este hermoso chico que aunque ya no fuera el chico de mis sueños aún era el que para mí le había dado un nuevo sentido a la palabra vida.
-Gracias.
-¿Por qué?
-No preguntes, solo abrázame- Dije apegándolo de nuevo a mí.
¿Cómo es que me pregunto el por qué? No existe un porque especifico, al amor es difícil entenderlo y muchas veces es mejor no hacerlo y dejarse llevar por esa corriente que algún día nos alcanzara a todos queramos o no.
Aún sin soltarlo miré al techo esperando que él viera la sonrisa que inundaba mi rostro en ese minuto, todo se lo debía a él, de seguro él me estaría escuchándome así que no me quedó más que susurrar para mis adentros un muy sincero “Gracias Matthew”
En este instante ya lo sabía todo, él si había escuchado mis plegarias, la lluvia no había sido el regalo que Matthew tenía para mí, sino, que trajo a los chicos que llenarían ambos vacíos que él había dejado al partir: la amistad y el amor.