Capítulo 5: Darkness

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Las tibias manos de mi madre se posaron en mi rostro con delicadeza, moviendo los pulgares en forma circular, como me gustaba.

Sus ojos color miel me veían con la ternura única de ella. Era fantástico ser su hijo.

- Tomy.... Mi hijito mayor... El que añore por tanto tiempo... Mi niño hermoso...

Sus ojos me veían y me atravesaban, me daban la paz que necesitaba para recuperar la calma que me habían quitado esas horribles pesadillas.

- Muy pronto crecerás y serás todo un hombre... Y ya no tendrás miedo... Serás tu quien cuide de Billy y de mi... Te amo mi cielo... Mi Tomy...

Me estaba ahogando... Literal....

Me desperté tratando de respirar a causa ya no solo del calor sino por toda el agua que me caía encima.

No paraba de caerme una cascada de agua sobre el rostro aún cubierto con la bolsa de tela. Empecé a atorarme por todo ese líquido helado que se me metía por las fosas nasales y la boca.

Las carcajadas de esos tres hijos de  perra se escuchaban como fondo. Se estaban divirtiendo a mi costa y eso solo aumentaba mi rabia.

Cuando por fin acabaron, me sacaron con fuerza de la cajuela y me arrancaron la bolsa de la cabeza con zaña.

Vomité el exceso de agua que tenia en el estómago mientras me tocaba la garganta lastimada por la cuerda que acababan de tirar.

- ¿ Y a ti quien te dio permiso de quedarte dormidote en mi coche pelucas? — levanté la vista y me encontré con el que sabía se llamaba Liszak

No conteste... Le dedique la peor de mis miradas de odio y escupí una vez más, está vez en señal de arrogancia.

- Eres igual que tú hermanito marica ¿no? — dijo mientras levantó mi rostro para que quede a escasos centímetros del suyo — veamos que tan valiente resultas después de esto.

Me propinó un duro puñetazo en la boca del estomago, otra vez. Me retorcí pero me apresuré a contestarle el golpe con uno más potente, sacado desde las fuerzas más profundas de mi rabia. Dirigí mi brazo a su mentón cuando me detuvieron desde la espalda los otros dos matones.

-Suéltenme!!! Que valientes son al atacarme entre tres hijos de perra!!! Solos no pueden!!! — vociferé

- Guárdate tus lloriqueos para cuando veas al jefe, barbón. El te envía sus más sinceros deseos de bienvenida y este pequeño regalito.

Dicho esto, me empezó a golpear por todas las partes de mi cuerpo con furia. Imposibilitado de defenderme debido a que me tenían sujeto de los brazos, solo soporté gritando improperios de todos los calibres posibles.

Los golpes iban de la cara al abdomen, de las piernas a la espalda. Estábamos exhaustos. Yo de dolor y el de cansancio.

- Suficiente Liszak... Que el jefe lo quiere presentable... — dijo uno de ellos.

- Está bien... — suspiró agotado — ponle la bolsa y subelo a la nave

- ¿Me llevarán a su planeta trío de horrendos? — logré burlarme a pesar de mis heridas

- Si pendejo... — me sonrió Parker — te va a encantar nuestro planeta

La vista se me nubló nuevamente cuando aquella apestosa bolsa volvió a su lugar. Estaba mojada y se me pegaba al rostro como si tuviera dulce, eso me provoco otra arcada.

Esta vez me apretujaron con más fuerza la cuerda que la cerraba, a propósito... Ahora querían ahorcarme.

- Amarrale las manos y las piernas — no queremos que se lanze a medio camino — gritó una voz

- Con gusto perro — se burlaban de nuevo,  — ¿ me permite sus suaves manos señorita? — me susurró al oído

- Pudrete, maricon — le dije con el mismo tono de voz

- Así me gustará verte cuando el jefe te vea.... Bien al brinco grillito... Pobre de ti que te mariposees... Si lo haces, me encargaré de hacerte sentir lo maricon que puedo ser...

Dicho esto me volteo los brazos con tanta fuerza que creí que me los había dislocado. Los amarro con una cuerda que picaba y después me dio una patada en el culo que hizo que me fuera directo al piso y sin amortiguación.

Jalo de mis pies y amarró con fuerza estos también, cuidando que la tela de mi pantalón no las cubriera para que la cuerda estuviera en contacto directo con mi piel.

- Ya está lista la nenaza — gritó — vámonos!!!

Me levantaron del piso entre dos, al cabo de unos minutos volvieron a lanzarme al piso, pero este ya no era de cemento; el sonido que produjo mi cuerpo contra el me hizo dar cuenta que era de metal... Lata quizás... Estábamos en un bote, el un barco...

A dónde me llevaban...

Tras La Pared/Saga Behind The Souls - Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora