Capitulo 20: Decisiones

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Los días a partir de ese entonces caminaron más rápido, casi indetectables.

En mi cabeza seguía dando vueltas toda la información que me había llegado de un porrazo y por más que intente no logré encontrarle ni la lógica ni la solución.

La única satisfacción que le encontraba al asunto es que Bill estaba lejos y a salvo con mi familia y que Perla estaba conmigo.

Por la madrugada, a la hora de siempre, venía a buscarme y nos poníamos a conversar por horas sobre las cosas que estaban pasando fuera.

Perla siempre me traía noticias sobre Nícolas y sus planes; me dio gusto saber que le había tomado por sorpresa la huida de Bill y que por ahora no sabía a donde se había ido.

Normalmente intentaba ayudarme hilvanar mis ideas sueltas sobre como salir de ahí. No cabía duda que pronto Kauffman decidiría mi suerte y a pesar de ello no estaba muy  seguro de poder hacer algo al respecto.

Perla siempre proponía ideas como sobornar a los guaruras, pero yo estaba 1000% seguro que nadie (excepto Matthew) se atrevería a traicionar a Nícolas.

Las pocas probabilidades de que pudiera escapar de ahí, se reducían a medida que pasaban los días.

- Debemos hacer algo... — susurró Perla mientras simulaba regar sus flores del jardín — ... creo que empiezan a sospechar...

Disimuladamente levanté mi vista hacia el porche y me encontré con la mirada dudosa de Lizsak.

- Ese tiene las reacciones de un koala — murmuré mirando hacia otro lado — no se daría cuenta jamás.

- No te fies de eso... Le he visto hacer cosas atroces — gimió sin desviar la vista de la tierra.

- No se qué podemos hacer... Aún no me queda claro como...

En seguida detuvimos nuestra plática. Lejanamente se oyó el rugir de un motor romper el silencio característico de toda la casa; y poco a poco se pudo divisar la figura de una moto hacerse camino a través de la maleza fresca.

Liszak corrió hasta la reja siempre cerrada y sacando un juego de llaves que traía en el cinto abrió la puerta de par en par para darle espacio al visitante.

La moto rugió con fuerza después de avanzar muy cerca de Perla quien lo observaba tan aterrorizada como la primera vez que me vio.

- Rupert... Viejo... Te haz demorado — saludo Parker — ya casi nos estamos quedando sin suministros.

- Uff... Que ha sido todo un viaje robusto amigo — contestó el hombre — no es fácil llegar hasta aquí desde la ciudad con todo esto.

Sujetado a la moto, un acoplado rebozaba de objetos indeterminados cubiertos por una manta.

- Eh! Kaulitz! Ven a ayudar, que tu también tragas de aquí — gritó Liszak

- Ya voy — conteste

La misteriosa carga se trataba de comida de primera necesidad: arroz, azúcar, vegetales, frutas y demás abarrotes. Tras ver como cada uno cogía un poco y lo transportaba a la cocina, procedí a imitarlos sin muchas ganas.

Iba a tomar un pequeño saco de arroz cuando unas manos viejas se cruzaron con la mía.

El viejo Rupert, como le habian llamado, era un tipo que de lejos engañaba a cualquiera.

Su aspecto decrépito escondía una serie de cicatrices que se extendían por el resto de su cuerpo: rostro, cuello, brazos y todo lo que se podía ver a simple vista. Parecía como si hubiera sido torturado toda su vida.

Tras La Pared/Saga Behind The Souls - Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora