Capitulo 14: Encuentros

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Los días siguientes a ese fueron relativamente similares, ella curándome con extrema delicadeza y lentitud mientras Matthew nos observaba fingiendo leer el periódico. No hubo más contacto que el de un par de cruce de miradas y uno que otro estremecimiento de su parte por el roce de mi piel.

La fiebre, el dolor y sus efectos habían cesado por completo gracias a sus cuidados y a las medicinas que me había tendido volteandome el rostro.

Ese día no fue particularmente especial.

Retiro el vendaje con parcimonia, mientras observaba mi herida casi cicatrizada con vivo interés. La posición no era nada cómoda por decirlo de una manera.

Perla yacía bajo mi brazo levantado hacia el costado, con la cabeza y su cálida respiración cerca a mi pecho. Matthew mantenía en el rostro esa risa chula que claramente había aprendido a distinguir.

Cada vez que ese perro planeaba algo, siempre ponía en su cara esa risa y esa expresión de triunfo.

Más ungüento transparente y una venda nueva y limpia rodeándome el torso. Se levantó igual de rápido que en las ocasiones anteriores y ambos salieron del salón sin decir más.

Así se fue esa primera semana con Perla.

Aunque no era del todo gratificante estar ahí solo viéndola, no podía quejarme: estaba casi curado y los guaruras de Kauffman habían abandonado su costumbre de mojarme, lo que significaba noches secas, más cálidas y reconfortantes.

No podía negar que había perdido la noción del tiempo y que a pesar de hacer pequeñas marquitas en la pared de la habitación (tipo el naufrago), no sabía que día era ni cuánto tiempo llevaba recluido.

Una mañana, mientras dormía plácidamente, Liszak y Parker se colaron en mi habitación y me despertaron a base de gritos a lo burro. Después de maldecir a todas sus generaciones me condujeron a un pequeño cuarto de baño en donde me ordenaron asearme.

Ni rechite, ni me queje. Obedecí agradecido que al fin me hayan dado la libertad de poder bañarme.

Me tome mi tiempo disfrutando del agua tibia, del aroma del jabón y del shampoo recorriendo mi cuerpo desnudo sin prisa, limpiando los rastros de suciedad y sangre sobre mi piel. Mis músculos agarrotados lo agradecieron con gusto.

Cuando no pude prolongar más mi estancia en la ducha, me pase una toalla por la cintura y salí del cuarto de baño renovado y con ganas de seguir tomándoles por los huevos a todos.

- Eres peor que una vieja Kaulitz... Te haz tirado 45 minutos en la ducha.

- Hubiera durado más si el agua caliente no se hubiera acabado; no te quejes Liszak

- Por lo menos ahora no apestas aunque la barba te hace ver como un jodido mendigo — completó Parker

- No me habéis dado rastrillo...

- Si tienes razón Kaulitz, menudo descuido el nuestro — ironizó Liszak — déjame y te rasuramos hasta las pelotas para que estés más a gusto

- A las mujeres les gusta como llevo mi corte ahí abajo Liszak, además eso me protege del frío

- Menudo asco Kaulitz

- ¡Ya! Basta de chácharas... El jefe quiere que te pongas está ropa limpia y que vayas en 10 minutos al salón del otro día... Dice que te tiene una sorpresa

El rostro de mapache de Liszak se iluminó con el afán de inquietarme y lo logró. Disimulando un poco pero conjurandome un millón de posibilidades tome las prendas que me ofrecieron y me vestí ahí frente a ellos olvidándome de todo el pudor.

Tras La Pared/Saga Behind The Souls - Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora