Capítulo 9: Tinieblas

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Describir como me encontraba en ese momento, sería como describir tu propia muerte.

Por supuesto que Liszak y Parker me delataron con Kauffman y por supuesto que me fue fatal.

Me dieron una señora paliza y me bañaron con agua sucia y helada. Amarrado a una silla esperaba a que Nícolas Kauffman hiciera su aparición para finiquitarme.

Lejos del frío y del dolor que sentia, me preocupaba más el miedo y la incertidumbre que invadió mi cuerpo en ese momento.

Pensaba en la básica y vacía vida que había llevado hasta ahora, llena de banalidades y tan carente de amor.

Los lamentos estaban de más... Como me dijo Parker, de esta no saldría vivo.

Pensaba en Bill para hacerme fuerte, definitivamente el merecía todo sacrificio y me sentía satisfecho de ser yo quien pasara esto y no el. No lo hubiera soportado.

Kauffman me dijo que iba a arrepentirme de haber cambiado de lugar pero la verdad es que... No le arrepiento. Bill se merece esto, el mundo y mucho más.

De repente vino a mi mente la imagen de esa niña gritona que había firmado mi sentencia de muerte.

Quería gritarle, golpearla y golpearme a mi por ser tan sentimental y estúpido, pero la sensación de curiosidad no cesaba. Me preguntaba ¿que haría tal ser aparentemente inofensivo aquí?

Si dejaba de lado su numerito dramático y me la imaginaba ahi, frente al piano otra vez... Uff...

Esos ojos tan enigmáticos, tan impropios a todo su ser en general y su perfume...

Sacudí mi cabeza con fuerza, era el colmo que pudiera gustarme una chica en las circunstancias en las que me encontraba.

Y sin embargo, después de días emití una sonrisa sincera...

- Que bueno que estés feliz, espero que sea por verme — susurró esa voz maligna desde el umbral de la puerta.

La sonrisa se esfumó.

- Venga, que después de lo que me han contado creí que iba a encontrarte llorando... No se... Por lo menos arrepentido ¿no?

Nícolas Kauffman no perdió nunca esa actitud elegante frente a mi la última vez que lo vi, y me confíe de ella hasta que me atizó en el suelo para luego pisar mi cráneo sobre los azulejos. ¿Estaba bien que influyera en mi esa tranquilidad y serenidad? Ya me había demostrado con creces que era un hombre sumamente manipulador.

Levanté la vista sólo para observar su actitud chulesca con un absurdo respeto.

- ¿No dirás nada Tom?

-  No he sido yo quien la ha noqueado.

Crick... Crick...

El sonido de sus nudillos apretándose entre sí tras escuchar mi descargo me hizo dar cuenta que había cometido un terrible error.

Su rostro desencajado y rojo como el tomate empezó a llenarse de venas azules por doquier.

- ... ¿que haz... Que haz hecho que? — dijo intentando recuperar su elocuencia.

- Yo no he hecho nada — suspiré mirando el suelo, ahora si tenía frío — ha sido tu guarura metrosexual.

- ¿Quien? — vociferó

- No se su nombre...

- Liszak, Parker, Rodríguez....

- Que no se su nombre... Es alto, de cabello negro azabache... De ojos profundos...

Tras La Pared/Saga Behind The Souls - Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora