II

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—Bienvenido a Dark Ink, ¿En qué puedo ayudarte?
—Buen día, soy Josh— me tendió la mano para saludarlo y toda la buena vibra de aquel castaño me pegó como el aire de un ventilador —Vengo por lo del trabajo... Me parece que había hecho una cita con... Ammm...¡Diego!— Recordó de repente —Pero la chica que atendió la llamada se escuchaba un tanto diferente.
—Soy Ryan, tranquilízate, en este establecimiento no traficamos niñas ni vendemos órganos, somos tan solo gente ganándose la vida en arte que los ancianos ven mal. — Bromeé —Déjame revisar la agenda y en unos minutos estarás con Diego.

"Joshua Malallanie, viernes 4:30 pm"

Me di permiso para inspeccionar al chico: era de pelo castaño y ojos café claro, llevaba pantalones negros algo entubados, unos Vans negros y una playera de una banda que no conocía.

—¿Joshua Malallanie?
—Así es. — Sonrió.
—Ryan Velázquez. — Le di una sonrisa al presentarme sin bromas esta vez.

Diego se levantó de la silla donde se encontraba y caminó hacia Malallanie mientras él cargaba una carpeta. Ryan (el chico con nombre de chico) se aproximó hacia a mi y empezó a conversar conmigo, era la primera vez que cruzábamos palabra o al menos para platicar algo que no fuera sobre tatuajes y perforaciones raras de chicos de 14 años. Malallanie salió unos minutos después del cubículo donde Diego tatuaba con una sonrisa y un gran entusiasmo que expresaba que lo habían contratado, se instaló en su cabina, sacó una cajita blanca con piezas, varios paquetes de guantes mientras yo solo lo veía como tarada acomodar todo olvidando completamente que tenía a Ryan Smith hablando a un lado mío.

—Se te caerá la baba, Velázquez.

—No Smith, no, solo que tengo un inmenso aburrimiento y me da curiosidad verlo.
—¿Tan aburrida es mi conversación?
—Tienes voz de baboso— Bromeé.

Soltó una carcajada un poco sonora y llamó mi atención de nuevo hablando sobre su vida para después dejarme hablar a mi, claro que no se la contaría toda, para mi Smith seguía siendo un desconocido, tal vez podía ser un secuestrador y yo le daría acceso entero a mi biografía; volteé nuevamente para ver a Joshua que aún no terminaba de instalarse y no voy a mentir... Había un punto perfecto para saber dónde terminaba su espalda y no, no era una pervertida, simplemente quería asegurarme de que no le dolieran las nalgas al sentarse (tontería que ni yo misma me creo) Salí un poco de mis pensamientos y puse más atención a lo que el chico con nombre de chico me decía. Llegó trabajo para él y se fue a hacer un trabajo que duraría casi toda la tarde, al menos para una sesión de tatuaje, me dediqué de igual manera a revisar si había algo bueno en la página de la tienda pero nada, tan solo un mensaje diciendo que las playeras con el logo de la tienda llegarían en una semana.

Cuando llegó la hora de irme a casa me dirigí a la cafetería de la plaza, la verdad jamás en la vida había caminado con tacones... Era agotador y algo que no era tan normal en mi, siempre terminaba poniéndome otro tipo de zapatos menos tacones.

—¡Ryan!— Gritaba alguien, volteé y estaba Mariasse acomodandose la chamarra como loca —¡También quiero comer algo!

Esbocé una sonrisita mientras esperaba a que ella se acomodara decentemente aquella prenda y de igual manera se pusiera bien la bolsa sobre el hombro; se acomodó el cabello como si nada y me alcanzó. El día paso tranquilo y aquel agradable momento con la chica de los cabellos de lava fue igualmente agradable, tomé un taxi a casa aunque bien hubiera podido ir caminando, sin embargo mis pies rogaban por un descanso, llegando a casa me encontré con tan solo una lámpara prendida, papá no estaba en cada, seguramente seguía arreglando algunas cosas en la empresa y no había podido llegar. Cómo era costumbre, aventé mi bolsa en la cama, mandé los zapatos a la mierda y me acosté a pensar en muchas cosas, el reloj marcaba las 10:30 así que me dispuse a tomar una ducha relajante o al menos eso quería creer.

Tatuajes, cicatrices y café || #NTA ||#PBMinds2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora