XXIII

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Le di la dirección no sin antes encender el estéreo de su auto, con la mayor confianza del universo, tenía casi los mismos gustos musicales que yo así que supuse que no habría problema, me indicó que los discos compactos estaban en la guantera del auto, me puse a verlos y encontré uno que era de mi agrado, nos pasamos el transcurso del camino cantando o mejor dicho gritando, entusiasmados y riéndonos por las expresiones raras que poníamos.

—¡Aquí, Josh!— Grité para hacerle saber que ya casi se pasaba la dirección.

Levantó la ceja, como inspeccionando mi casa de fachada café tenue y blanco con una pequeña cerca blanca.

—Es una casa muy linda. ¿Vives sola?— Preguntó mientras entrabamos.
—Solo por un poco, vivo con mi padre pero como te había dicho esta de viaje.
—¿Y te gusta estar sola?
—Pues...— Me encogí de hombros y caminé hacia la cocina —¿Algo de tomar?
Negó.

Caminé nuevamente hacia él, le dije una lista casi interminable de las películas que tenía para ver o si él prefería podíamos ver una en internet, terminó eligiendo la segunda opción y, como era de esperarse, la película era de terror, la verdad era que a mi me encantaban ese tipo de películas y solo algunas me daban miedo... Las demás terminaban por darme risa algunas veces.

—¿Quieres que encienda la luz?— Pregunté.
Me miró divertido —La pequeña tiene miedo.
—¡Para nada! sigamos viendo la película, no vaya a salir alguien y nos mate. — bromeé
—¡Qué infantil!

Joshua se había hecho un buen amigo de Ryan, tal y como la chica lo había dicho, pero, por otra parte, aveces unas palabras de Mariasse resonaban en la cabeza de Ryan «sabemos poco de el» y ¿Que pasaba ahora?... le daba acceso a su casa a alguien que parecía haber aparecido de la nada. Querían saber de su pasado, las preguntas invadían su cabeza tanto del chico como de la chica, Josh era tierno y atractivo, y Ryan alguien dulce y tierna... cualquier persona que la hubiera conocido hubiera quedado encantado con esos ojos cafés y esa gran sonrisa, tal vez esa sería la razón por la cual Christopher la cuidaba demasiado desde que la conoció, Ryan tenía un pasado no tan agradable pero...¿Qué decir de Joshua Malallanie?... Nadie en Nueva York lo conocía, tal vez y sus historias no eran tan diferentes.

La película terminó como a eso de las 9, las palomitas se habían acabado y Josh, en algún momento cuando no me di cuenta, se había quedado dormido, lucía cómo niño pequeño, con la cabeza hacia atrás y la expresión relajada.

—Josh... Joshua...— Lo moví un poco —¡Malallanie levántate!— mi intento fue en vano, solo logré que se acomodara más.

Levanté la ceja planeando una estrategia para despertado, me levanté sin hacer mucho ruido ni movimiento, conecté las bocinas y puse mi celular y en un dos por tres puse la canción más escandalosa que encontré. Él despertó de golpe dando un salto, volteando para todos lados, tratando de encontrar ese "Ruido"

—¡TE PASASTE!— Gritó y se paró rápidamente para alcanzarme.
—¡No de nuevo Josh! ¡No quiero persecuciones en mi casa!— Grité subiendo rápidamente por las escaleras.

Él no tardó en imitar mi acción, los dos reíamos y pasábamos un rato agradable como pude, me metí a mi habitación cerrándola.
La luz estaba apagada y Josh tardó en abrir la puerta lo cual me dio tiempo de esconderme, me metí rápidamente bajo la cama y escuché la perilla de la puerta girar, Josh entró y encendió la luz "¡Carajo!" Susurré muy bajo, casi inaudible, Josh caminaba alrededor de la cama, sus pasos solo lograban ponerme más nerviosa... Sentí que me jalaban de los pies y me arrastraban, me había encontrado.

—¡Sueltame!
—Estaba soñando tan hermoso y me despertaste.
—¡Sueltame Joder!— reía a más no poder.

Como pudo me cargo y me puso sobre su hombro, bajaba las escaleras

—¿Encerio?...¿Por qué la gente tiene un no se qué por cargarme y tratarme como pequeña?
—Admitamoslo— me acomodó para que no callera hacia atrás —Te comportas como una pequeña.
—¡No lo soy!

Llegamos a la sala y nuevamente me depositó en el sillón.

—Tengo muchísimo sueño— comentó.
—Perezoso...
—¡Es porque soy un anciano!—Rió —Amo el gorro que me regalaste y las pulseras están súper geniales.
—Me alegra.— Acomodé su gorro de una manera tierna.
—Tengo que irme a casa, estoy en proceso de mudarme y tengo un verdadero basurero.
—¿Te mudarás?... ¿A dónde?
—Cerca de la plaza, donde esta el local, es un departamento algo pequeño pero, estas invitada para su "Estreno"—sonrió.

Se despidió de mi con un beso en la mejilla y lo acompañé hasta la puerta, me recargue en el marco de esta y lo vi caminar hasta su auto "¡Adiós, tontita!" Gritó y subió a su auto, desaparecido lentamente por la calle.

Tatuajes, cicatrices y café || #NTA ||#PBMinds2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora