Tatuajes, cicatrices y café || #NTA ||#PBMinds2016

V

Me acomodé en mi asiento y tomé un sorbo de café para disimular (o al menos tratar) la incomodidad que se sentía en el ambiente tras haberle hecho esa pregunta, yo miraba hacia la ventana, pensando en como me disculparía, o si abrir la boca nuevamente era necesario.

—No debí meter mis narices en asuntos que no son míos.
—Tranquila— Comentó algo desanimado —Me hará bien hablar de esto, póngase cómoda señorita Velázquez— Dijo sarcástico —La primera, que dice "brother" es por mi hermano, él se alejó de mi y de mis padres, la segunda — "Fighter"— Es porque considero que todos podemos salir de cualquier mala situación y la última: mi favorita "last Hope" es en honor a mi ex novia.
—Vaya...— Expresé en un tono casi inaudible.

Pagamos el desayuno y decidimos caminar un poco, era un chico interesante pero aveces serio, lo cual me inundaba la cabeza con preguntas, jamás lo había visto en la ciudad o había escuchado sobre el apellido "Malallanie" de hecho había algunas cosas en él que me hacían pensar que venía de algún otro lado pero decidí ni hacerle más preguntas. Llegó un punto en la conversación en el cual me senti avergonzada de decir que tenía 20 y seguía viviendo con mi padre, pero para compensarlo dije que estaba ahorrando para un departamento... No, no era cierto, conociendome una semana después de mudarme hubieran entregado mi cuerpo quemado al igual que el departamento porque seguramente intentaba hornear galletas. Reiamos y pasábamos un excelente rato, pero yo tenía que ir a casa y tratar de contactar a mis viejos amigos antes de que mis primos pasarán por mi y seguramente Josh también tenía cosas que hacer.  Me paré de la banca donde nos encontrábamos sentados, me despedí y tomé un taxi a casa aunque el tramo no era tan largo.
Reflexioné por unos minutos acostada en el sofá. ¿Realmente estaba preparada para ver a mis amigos? Llos aguantaría y no me sacarían de quicio como hace algunos años atrás? Pero por otro lado era ahora o nunca, después no tendría tiempo para nada. Suspiré, cerré los ojos y fui en busca de mi laptop para ponerme en contacto con los primeros...Ashley y Oliver, la manera más fácil de contactarlos sería mediante redes sociales, ahora que el mundo era más "interconectado" era más fácil entregar los mensajes; Oliver y Ash dieron una respuesta positiva y la chica me informó que Alan se encontraba con ella pasando unos días ya que estaba de vacaciones, estaba nerviosa por la respuestas ... Más por la de Christopher, pero a él lo llamaría... Si... Lo llamaría. Busqué su número en la agenda, lo marqué en mi celular y apreté el botón, no lo pensé más... Estaba llamando

—¿Hola?— Escuché su voz del otro lado de la línea mientras mi corazón latía más rápido cada vez.
—Hola, soy Ryan Velázquez... Sé que llevamos tiempo sin hablar y...
—¡¿Ryan?! ...¡Ryan tanto tiempo sin escucharte! El día que te fuiste ni siquiera nos diste tiempo para asimilar las cosas...
—Lo siento. — Dije un poco menos nerviosa —Me he puesto en contacto  con Ash, Oli y Alan para ver  a su podemos vernos;  a las cosas ya se han calmado, ahora estoy en Nueva York.

Chris se quedó en silencio por un corto tiempo, solo escuchaba el ruido de lo que suponía era una silla que encerio rechinaba —¿Hablas enserio?— Dijo al fin —Yo estoy en Ohio pero en unos días viajo allá por cuestiones familiares, entre comillas, solo mándame tu dirección.

Acepté y le dije que se la mandaría por mensaje, ese silencio me indico que el último recuerdo que le dejé no fue del todo agradable, sin embargo decidió seguir con la plática entre aquellas risas que extrañaba, tuve que ser la primera en despedirme para seguir con mis cosas y el «Te quiero» de parte de Christopher casi hace que me dé un paro cardíaco. Me tranquilicé al escucharlo decir que vendría, pero me puse muy nerviosa al pensar en todos juntos nuevamente.
Los hermanos llegaban de Boston y un mensaje de parte de Diego me indicó que saliera para que pasaran por mi, cerré enérgicamente mi laptop, bloqueé la pantalla de mi móvil y subí rápidamente por una mochila que siempre tenía preparada con cosas más o menos indispensables para mis salidas.
El Mini Cooper de Alonso llegaba a muy lenta velocidad, Diego iba bajando el vidrio, al llegar a la entrada se acomodó las gafas de sol como todo un galán de película.

—¿La hermosa señorita subirá a este bebé?— Dijo dando palmaditas en la puerta del auto.
Miré el auto despectivamente —¿Cuál bebé? — pregunté —Es solo un auto.
Abrió la boca y puso una cara de ofendido tan exagerada que jamás podría superarla —¡¿A caso estás loca?! ¡ES NUESTRO BEBÉ!

Rodé los ojos, me acomode la mochila en el hombro y subí en los asientos de atrás mientras el hermano mayor manejaba.
—Pasaremos por algo para cenar. ¿Te parece?— Habló Lon y asentí con la cabeza.

Dieron una vuelta por la plaza donde estaba el local y siguieron una larga calle que daba a quien sabe donde, estacionó el auto frente a una panadería para comprar algo, según el menor prepararía su famosa receta de café con quién sabe que otras cosas.
El tramo a su departamento se me hizo eterno aunque en realidad sólo eran 20 minutos, los hermanos vivían juntos porque según ellos era más fácil sostenerse y sostener al negocio, era un departamento pequeño pero realmente acogedor, Lon depositó la cena sobre la mesa mientras su hermano preparaba la cafetera y yo saqueaba algunas cervezas de su refrigerador.

—¿Qué tal Boston?
—¡Excelente!— Respondió el mayor. —Tuvimos la oportunidad de conocer a una hermosa tatuadora de la zona... Era realmente hermosa.
—Ojalá y yo pudiera conocer a alguien así; sobre el tema de salidas y eso... Pronto vendrán Christopher y mis otros amigos de Ohio.

Alonso abrió los ojos como platos, puso pesadamente su lata de cerveza en la mesa y me miró —¿Christopher Wills?
—Ajam— Asentí
—¿Y tu padre?
—Se fue por negocios, por eso quiero aprovechar.
—Si sabe que vinieron te va a matar.

Lo sabía ¡Claro que lo sabía! Si lo que papá trataba de evitar era mi pasado, pero jamás se puso a pensar que el mio no dolía tanto como el suyo, yo que sabía de la vida, tan solo tenía 20 años y extrañaba muchísimas cosas que no podía hablar con él.
La noche pasó rápida mientras nos divertimos con las bebidas de Diego, las películas y agradables charlas.