III

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Papá llegó a casa cuando yo ya estaba dormida y al día siguiente solo dejo la cafetera lista y par de hot-cakes en la mesa. No haré el cuento largo de cómo fue esa semana, tan solo trataba de acoplarme y al parecer Diego tenía razón, lo estaba haciendo bastante bien, Mariasse era la que hasta ese momento tenía mi confianza (bueno... Eso hablando de otra persona que no fuera Diego o Alonso) La semana había pasado bastanta rápida desde la llegada de Joshua, habíamos logrado hablar y conocernos un poco más pero no pasaba de los 15 minutos gracias al trabajo; Ryan y Matías habían tenido una buena semana laboral ya que fueron enviados por Alonso a una convención y de igual manera por alguna rara situación Alonso, su hermano y otro tatuador de la ciudad habían tenido que viajar a Boston, así que me encontraba sola... Pero eso implicaba más tranquilidad y en uno de esos momentos de tranquilidad, sentada detrás de recepción me puse a pensar que habría sido de mis viejos amigos: Alan, Christopher, Oliver y Ashley, era mucho tiempo que no los veía gracias a que constantemente mi padre cambiaba de trabajo y ciudad, quería platicar un poco con ellos... Saber cómo los trataba la vida y que tanto había pasado en Ohio después de haberlos abandonado en aquella fiesta...
¡Grandísimo error, Velázquez!

—¿En qué tanto piensas?— Interrumpió mis pensamientos Mariasse.
—En mis amigos... Hace tiempo que no los veo y los extraño.
—Tranquila cariño, nosotros igual somos tus amigos
—Lo sé, Mariasse y lo agradezco pero pensar en mis viejos amigos me trae recuerdos
—¿Amores de verano?— Rió un poco.
— ¡Para nada! pero extraño a Christopher...
—Christopher...¿heee?
—¡tranquila loca! es, o era mi mejor amigo.
—¡ay ajá, Ry! ¡y ahora los pingüinos vuelan!
—Hablo encerio. Es lindo y todo pero... No es mi tipo
—¿De qué tanto se ríen ustedes dos?— Intervino Josh en la conversación, caminando hacia nosotras y mostrando una pequeña sonrisa característica de él.
—De que está "niña" está enamorada.
—¡¿Enamorada?!— Me miró Josh sorprendido, alzando la ceja y sin quitar su sonrisa.

Un cliente me salvó de la incómoda plática que estaba teniendo y distrajo a Josh por unos momentos mientras hacía su perfo pero se veía bastante pensativo mientras Mariasse hacia un diseño lanzándome indirectas, en una de esas le tire una bolita de papel a modo de juego, prácticamente no era tan niña... Tenía 20. Joshua terminó, acomodó sus cosas y me miró rápidamente mientras yo más roja no podía ponerme.

—Tenemos una plática pendiente— Sentenció a modo de juego... O al menos eso esperaba.— ¿Quién es el chico?— preguntó
—No tiene importancia...solo fue una broma... Bueno... pensandolo bien no fue una broma pero no hablaba de un chico en especial... según yo.
—¡Anímate! quiero saber.
—Bien— Suspiré.

Empecé aclarando el que no estaba hablando específicamente de Chris, también estaba hablando de mis otros amigos, me salté el pequeño detalle de que no vivían aquí... Si, pequeñísimo detalle, simplemente dije que los extrañaba y cómo no hacerlo, Ashley era quien ponía el ambiente de las fiestas  y y verla borracha era todo un espectáculo mientras ver  a borracho a Oliver solo sucedía una vez cada veinte mil años. 

—... Mejor amigo, fuimos a la preparatoria juntos y se supone que esta estudiando ahora artes plásticas o no lo recuerdo muy bien... El punto es que lo extraño, hemos hablado un par de veces por Facebook pero quiero verlo, a él y a los demás.

Se quedó en silencio un rato, pensando en quien sabe que cosas. —No me has dicho tu edad.
—20— Respondí totalmente perdida —¿Por qué?
—Aún eres un poco chica para estas situaciones. —Sonrió
—¿Un poco chica?.... Especifícate castaño.
—Es decir, si dices que te gusta o hay un probable "amor" ahí, no te lanzes tan rápido, la mayoría de nosotros sale lastimados y se prepara mentalmente hasta los 23 para que todo le valga.

Me quedé con una expresión de entre confusión y asombro; en cierto punto Malallanie sabía de lo que hablaba... Creo que yo no había vivido el "amor" (o al menos no de la manera que yo quería) y la verdad era que no quería experimentarlo, al menos, no en este momento... O tal vez no en toda mi vida, la situación de mamá y papá siempre fue un tema y en general algo que siempre quise evadir.

—No estoy enamorada, o al menos no creo eso. —Añadí
—Ojalá pudiéramos tener un aparatito que dijera cuando estuvieramos enamorados... Así mejor nos pegamos un tiro en la cabeza con anticipación. —Bromeó.
—Estoy de acuerdo contigo, Malallanie.

Volvió al trabajo de nuevo mientras yo revisaba algunas cosas, saqué por un pequeño momento mi celular para revisar si había algo nuevo en las redes sociales pero no había nada más que una foto de mi hermanastra en quien sabe donde, Mariasse se encontraba totalmente concentrada en sus cosas, así que por más que quisiera platicar con ella debía de dejarla hacer su trabajo.

Mi jornada de trabajo terminó a las siete, recogí mis cosas y me despedí amablemente de Mari y Josh, esta vez sí iría caminando a casa.

—¡Hey!— Llamé la atención del chico. —¿Conoces buenos librerías por la zona?
—Lo siento. — Dijo volteando a verme —Tengo poco de haber llegado aquí, aún no conozco muy bien las zonas de la ciudad

¿Qué rayos?...

Agradecí aunque no hubiera sabido nada de lo que le pregunté y salí; la situación se volvía cada vez más interesante con este chico, caminé un par de cuadras más, solamente viendo los locales, las personas y algunos restaurantes, como era costumbre entre a una cafetería, ordené y me senté en una de las mesas que daba para la calle, donde podía ver a la gente pasar. Papá siempre era de la idea que el café me ponía nerviosa aunque en realidad no era así, ese era mi estado normal; un poco ansiosa. Jonathan, un buen amigo de la infancia que hice en Massachusetts era muy fan de la cafeína, creo que eso terminaba de darle su apariencia de rarito... El chico parecía tener la delgadez más extrema del país (sin ofender) se la pasaba metido conmigo en casa de los abuelos y para aquellos entonces Lon y Diego aún iban de visita, también lo conocieron; teníamos como 9 años cuando él se cayó de las escaleras por estar super nervioso gracias a la cafeína que había en su sistema; era muy gracioso y cuando se cayó lo fue más, me sorprende como no se rompió un hueso (o los huevos) al caerse. Salí un poco de mis pensamientos para percatarme de que ya no había café en mi taza; pagué y me dirigí a casa que no quedaba tan lejos.

Tatuajes, cicatrices y café || #NTA ||#PBMinds2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora