— Y entonces, ¿qué crees que podría regalarle a Luisa por su cumpleaños?
No contesto. Tengo la cabeza en otro lado.
Sumergida en tus recuerdos, para ser más específico.
— ¿Darío?
— ¿Eh?
— Otra vez pensando en ella...
— Un collar.
— ¿Ah?
— Un collar. Regálale un collar.
— ¿Estás seguro?
— Creo que no es una mala idea.
Mi amigo se queda pensativo por unos segundos. Segundos que aprovecho para voltear a verte.
Tú y yo nunca tuvimos que lidiar con esas cosas.
Nuestro trato era simple: mis canciones por tus dibujos.
Yo escribía para ti, tú pintabas para mí.
Entre lienzos y acordes, éramos felices.
No necesitábamos nada más.
— Gracias. Un collar le gustará.
Asiento tras oír las palabras de Miguel.
De repente, advierto que me acaba de llegar un mensaje.
Saco mi celular de inmediato y lo leo detenidamente.
<<Necesito hablar contigo. ¿Podemos reunirnos esta tarde en tu casa?>>
Es de ella, la chica con la que te engañé.
El corazón empieza a latir más rápido.
No sé qué contestar.
Nervioso, empiezo a mirar a todos lados, hasta que tropiezo con tus ojos.
Nos quedamos así, observándonos fijamente como si no nos reconociésemos. Como si necesitásemos saber más el uno del otro...
Sin embargo, todo acaba cuando Victoria empieza a hablarte y tú volteas la cara.
Ella te conversa sobre cosas que, estoy seguro, no te interesan; mientras que lentamente, guarda su celular en el bolsillo posterior de su mochila...
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Y sin embargo, te quiero
Short StoryUn error lo comete cualquiera. Sin embargo, hay algunos que no solo destrozan un corazón, sino que arrasan con dos. O con tres. ¿Qué tan difícil es afrontar una infidelidad?