Resoplo.
He aceptado salir otra vez con Aarón, aunque no muy convencida.
Muevo la cabeza de un lado a otro, a la vez que pienso en qué pasará, en qué le diré cuando estemos juntos de nuevo...
Sin embargo, una voz me saca de mis pensamientos de inmediato.
— No contestaste mi mensaje.
Volteo y la miro ahí, plantada a mi lado, con una sonrisa en el rostro.
— Lo siento, es que quería hablar contigo mejor en persona.
— Perfecto, aquí me tienes.
La escruto y noto que está muy ansiosa por escucharme. Eso me tranquiliza. Creo que no me costará mucho recuperar su amistad.
— Victoria, lo siento. Nunca debí alejarme de ti. Y menos para juntarme con...
— Ni la menciones. Después de lo que te hizo, ni eso merece.
Yo asiento, levanto la cabeza y, cuando nuestras miradas se encuentran, soy consciente de que la complicidad sigue ahí, intacta e inagotable.
— No sabes cuánto te he extrañado.
— Y yo a ti. Cada día que no hablamos fue difícil de llevar. Eres mi mejor amiga, ¿de acuerdo? Y no quiero que nunca más nos separemos.
Me acerco a ella y la abrazo con mucha fuerza. Ahí empiezo a rememorar las cosas que hemos vivido juntas. Hemos tenido días de sol y fuertes discusiones, pero sin embargo seguimos aquí, unidas. Y eso es lo que importa.
— No sabes cuánto asco me das.
Me quedo helada cuando escucho esas palabras. Volteo de inmediato. Es Luisa.
Y tú estás a su lado.
— No sabes cuánto asco me das, Victoria—repite ella.
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Y sin embargo, te quiero
NouvellesUn error lo comete cualquiera. Sin embargo, hay algunos que no solo destrozan un corazón, sino que arrasan con dos. O con tres. ¿Qué tan difícil es afrontar una infidelidad?