El pasar de los días no hace más que apresarme, debilitarme y atosigarme con la culpa. Con el secreto que guardo y nunca te conté.
Estoy hablando con Miguel sobre cosas relacionadas a la escuela, hasta que, de improviso, suelto una pregunta inesperada.
— ¿Tú qué preferirías? ¿Saber una verdad dolorosa o vivir engañado?
Él, sin pensarlo ni un instante, me contesta:
—Saber una verdad dolorosa. Sin lugar a dudas, es lo mejor —me escruta y frunce el ceño—. ¿Por qué lo preguntas?
No sé qué responder. Él tampoco conoce la verdad por completo. En realidad, nadie la sabe. Solo ella y yo. Nadie más. O eso creo...
— Por nada, no me hagas mucho caso.
—No digas tonterías. Soy tu amigo y te conozco. ¿Qué ha pasado?
Yo me sigo negando a contestar, pero, para evitar confusiones, me invento una excusa de inmediato.
—Lo decía para probarte. Luisa y Gema se han vuelto muy amigas últimamente y bien sabes que Gema está saliendo con su ex. Con esto quiero decirte que si Luisa te cuenta algo que me pueda lastimar, dímelo. Yo también prefiero las verdades dolorosas.
Él me mira, cómplice, y coloca una mano sobre mi hombro.
—No te preocupes. Así será. Para eso estamos los amigos, ¿no?
ESTÁS LEYENDO
Y sin embargo, te quiero
Short StoryUn error lo comete cualquiera. Sin embargo, hay algunos que no solo destrozan un corazón, sino que arrasan con dos. O con tres. ¿Qué tan difícil es afrontar una infidelidad?