capítulo 39

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Emily

Dos semanas.
Dos semanas han pasado exactamente desde que terminé con Harry. Si es que así lo puedo llamar.

Y siendo sincera no la he pasado muy bien, me duele que Harry ya no esté más en nuestro grupo de amigos, yo sabía desde el principio que nada bueno iba a pasar si Harry y yo nós manteníamos en una relación.

Harry y yo no nós hemos dirigido la palabra desde que me encerró junto a él en el cuarto de limpieza. Y joder, me dolía más por qué cuando salí de ese lugar me juro que iba a luchar por mi y no ha hecho el mínimo intento, es decir, siempre me esta evadiendo, no me mira, no me habla... No me busca.

Me estaba dando un baño "relajante" todo esto de ser candidata a la corona no me ayudaba en nada, puesto que en los últimos días me encontraba bajo un gran estrés y traía sobre mi unas inmensas ganas de vomitar a cada rato y para ser exactos lo he hecho en varias ocasiones, creo que traigo infección en el estómago pero ir con el doctor no es lo mio.

Mi celular comenzó a sonar así que tuve que salir de la tina.

—Hija ¿quieres pizza o sushi? —oí a mi padre una vez que contesté.

—Lo que quieras está bien —respondí y de paso le pedí que me trajera helado de vainilla. Ansiaba con todas mis fuerzas que el postre frío recorriera toda mi garganta.

Salí del baño y me puse unos jeans y una sudadera... Exacto, de Harry, ya que no encontraba una mía y me daba pereza ir por una al cuarto de lavado, además, estoy en mi casa y Harry no me verá, es más, nadie lo hará.

Bajé a la planta baja de la casa y vi que Hércules estaba tan cómodo durmiendo en el sillón y me entró un sueño terrible. Pero por el momento no podía dormir ya que tenía que hacer varias llamadas, porque la tonta de mi se ofreció a ayudar en la organización del baile de graduación.

Marqué a un fotógrafo, después a unas cuantas pastelerías, después a un dj y por último un florista.

Después de terminar las llamadas llegó mi padre con sushi en manos y unas cuantas bolsas con despensa.
Me apresuré a ayudar para poder comer de una buena vez.

—¿Te sientes bien? —me preguntó mi padre en cuanto nós sentamos a comer.

—Si, estoy bien —respondí y abrí las cajas con sushi, el olor a pescado inundó mi nariz, una chispa que encendió los ascos que traigo con la infección de estómago, no resistí ni un segundo más y corrí al baño, el vómito fluyó libremente fuera de mi boca dejando un vacío enorme en mi estómago, pero por más vacío que estuviera no podía volver a ver sushi en mi vida.

—Te pregunté si estabas bien, eso no es estar bien —entró mi padre al baño mientras yo cepillaba mis dientes.

—Estoy bien, supongo que fueron las hamburguesas que comimos el otro día ¿recuerdas? —dije tranquila y até mi cabello en una coleta alta.

—Tienes que ir al médico porque eso fue hace unos 20 días —me regañó.

—Lo haré en unas horas porque tengo que ir por unas estrellas doradas para el baile y debo recoger mi vestido —dije y subí a mi habitación, no tenía ganas de probar alimento por el momento.

Me pusé unos calcetines y después mis tenis, no sentí la necesidad de arreglarme, porque me daba pereza, sencillamente pereza.

Bajé sin ganas de mi habitación y tomé las llaves de mi auto y dinero, salí de la casa y para mala suerte me encontré con Harry arreglando su motocicleta.

Yo estaba dispuesta a ignorarlo pero él me atacó con un comentario respecto a mi sudadera que en realidad era de él.
Solté un pequeño "ajá" y seguí mi camino.

Sólo un juego (h.s.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora