Capítulo 1.

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Harry.

A clases de nuevo, después de las bien merecidas vacaciones de navidad. Esas vacaciones que todos necesitamos en la vida. Las que nos hacen que podamos recuperarnos del tan acelerado ritmo que llevamos como estudiantes.

Y no sé como, pero mi alarma no sonó.

Así de mal me va en la vida.

Estoy demasiado apurado apenas y me cepille el cabello, porque ¡Dios Santo! Que greñas me cargo, hasta parece que voy a concursar para la nueva Rapunzel.



...

—Buenos días Harry —me saludó mi madre, con esa sonrisa encantadora que la caracteriza. La veo y simplemente la amo más, es una de las mujeres de mi vida. Es tan noble, tierna, honesta, solidaria. En fin, creo que encuentro todas las virtudes en ella.

—Buenos días, ya me voy, se me hace tarde —le contesté acelerado, agarre una manzana, le besé la mejilla y salí de mi casa.

Prendí mi auto y me puse en marcha a la escuela. Sólo si logro llegar en 5 minutos llegaré a tiempo, pero como no tengo un auto que vuela me tengo que joder.

Al llegar a la escuela me estacioné como pude y hasta creo que lo dejé mal estacionado, aunque debo recalcar que esa clase de cosas no importan mucho cuando uno trae prisas encima.
Agarré mi mochila y corrí a las instalaciones. ¿Por qué mi salón tiene que estas en el tercer piso? ¿Qué he hecho mal Dios?

Corrí tan rápido como pude y llegué; la puerta ya estaba cerrada para mi mala suerte.

Abrí la puerta rogando a Dios que la profesora no me castigara por ese pequeño retraso.

—Styles, llega tarde —la voz seca de la profesora Croz resonó en toda el aula, todos los alumnos voltearon a verme.

—Lo siento tanto, es que mi alarma no sonó —intente ser amable con mis palabras, no quería una detención, por lo menos no el primer día de clases.

—Cierre la puerta y espéreme afuera —dijo seria.

No joda.

Me contuve de gritarle algo inapropiado. Porque sí, soy un descarado cuando se trata de la escuela, podré tener grandes conocimientos y todo lo que quieran pero en algo estamos de acuerdo todos: soy un hijo de puta con los maestros. Cerré la puerta y esperé.



10 minutos o más esperé y la señora Croz no salía, lo hacía a propósito, sabía que eso me molestaría y así tendría un problema más grande para poder aplicar un buen castigo.

—Disculpeme Styles pero tenía que dejarles trabajo, acompañeme a la dirección por favor —caminó delante mío y la seguí.

¿A la dirección? ¿Es enserio?

—Pero es el primer día ¿no me la puede perdonar? —le rogué e incluso me paré frente a ella.

—Déjeme pensar...—guardó silencio un momento y después gritó —¡No! —me contestó ruda, casi casi me abofeteaba; para sus 60 años era insoportable, mi abuela no era así. Mi abuela era un amor. Es más, casi todas las abuelas que conozco son tiernas

—¿Qué? Me hizo esperar 10 minutos aquí para esto, jodase —se me salió y fue un grave error.

—Styles, se llevará una mayor detención con sus insultos —me miró indignada y caminó deprisa.

Corrí tras ella.

—Perdóneme, no fue mi intención —le rogué, pero ésta señora no tiene corazón por lo que no me va a perdonar, me odia verdaderamente, aunque bueno, el sentimiento es mutuo.

Sólo un juego (h.s.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora