Capitulo XVIII

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Pov Lisa

Fui una tonta por salir huyendo de la casa de Jennie, tal vez fue un impulso, la verdad es que ni sé por qué lo hice. De camino volví a llamar a Rosie.

—¿Dónde estás? —pregunté ansiosa.

—¿Cómo que dónde estoy? Pues en la universidad, ¡duh!

—Park, ¿podrías venir, por favor? Me urge hablar contigo.

—Está bien, Manobal, voy para allá.

—Te espero  —colgué soltando un suspiro.

Dejé mi móvil yendo a la cocina a preparar el desayuno que consistía en tostadas con un poco de mantequilla y queso acompañado con jugo de naranja y una taza de café. Arrasé  con todo en cuestión de minutos, estaba hambrienta. Luego reposé lo suficiente saltando del taburete para ir a mi habitación, quitándome la ropa por el camino. A continuación entré a la ducha y cerré los ojos apareciendo en mi mente el momento en que Jennie y yo nos besamos, sintiendo como me sostenía en sus fuertes brazos. Solté una risita y de inmediato tapé mi boca, parecía una adolescente tonteando por su primer beso. Me mordí el labio inferior y cerré el grifo, luego tomé una toalla para cubrir mi cuerpo y salí del baño. Minutos después escuché cómo abrían la puerta de mi habitación de golpe y me asusté ante esa acción, soltando el paño.

—¡BENDITO SEA DIOS! Lisa, cúbrete ¡por favor! —dijo volteandose rápido.

—Rosieeee —reprendí—. Deberías tocar antes de entrar, pudiste haberme matado de un infarto —dije recogiendo la toalla y cubriéndome de nuevo, mientras me colocaba mi ropa interior junto con mi pijama.

—Te llamé y no contestaste... Yo... eh… Creo que mejor te espero al otro lado —dijo un poco nerviosa.

Salió y cerró la puerta detrás de ella. Poco después salí de mi habitación secando mi cabello con una toalla.

—Ojalá que sea muy urgente como para que me haya saltado la primera clase —dijo saliendo de la cocina con dos tazas de café.

—No sé qué hacer... Bueno, sí, sí sé pero... affs —dije con mi cabeza algo cabizbaja.

—A ver, qué ha pasado ahora... ¡ay no! —dijo abriendo los ojos como platos y llevándose las manos a la cabeza— Lalisa Manobal, no me digas que volviste con Sana —dijo cruzándose de brazos con su mandíbula tensa.

—¿Qué? —pregunté confusa— Nooo, cómo se te ocurre —Aunque luego recordé que ella no sabía nada sobre Jennie, así que tomé aire y me dispuse a contarle lo que había pasado, tenía su mirada puesta en mí de lo más atenta a todo.

—¡QUÉ FUERTE! Entonces le van las chicas por lo que me has contado. Sabes, no es tan malo después de todo, amiga, creo que estás enamorada —dijo sentándose en el sofá, cruzándose de piernas tomando de su café.

Al escuchar lo último que dijo sentí cosquillas en el estómago, ni siquiera con Sana me pasó. Aun así me sentía feliz, es un sentimiento difícil de explicar, no pude articular palabra alguna, por lo que  solo sonreí como estúpida.

—No la conoces bien, sonará muy trillado, pero debes andar con cuidado, porque una cosa es lo que sientas tú y otra es lo que sienta ella.

—Te preocupas demasiado por mí, tendré cuidado. Me arriesgaré y si no funciona, qué más da. Te llamaré para que me consueles y comamos juntas incontables tarros de helados mientras vemos películas dramáticas —dije riéndome por la cara que tenía.

—¿Lo dices en serio? —preguntó con su cara de asombro. Asentí.

—Bien, en ese caso si te hace llorar iré a buscarla y le patearé el trasero, así que si sabe lo que le conviene más vale que te cuide, Lisa —dijo señalándome con su dedo índice antes de terminar su café.

No sabía si reír o llorar porque mi mejor si es capaz de ir a patear su trasero sin dudarlo. No dijo nada más porque estaba sumida disfrutando de su café, por lo que rodeé los ojos ante eso, pues era momento de decirle sobre nuestras prácticas.

—Adivina quién encontró un bufete para hacer las prácticas.

—Estás de broma, ¿cierto? —dijo levantando ambas cejas.

—No —negué con la cabeza—, y no sólo para mí, también estás tú —dije dando saltitos como niña pequeña.

—¡Nooo me jodas! —dijo asombrada, levantándose de golpe y tapándose la boca, porque sabía que yo odio las malas palabras.

—Que por cierto, la haremos en el bufete de abogados más reconocido en toda New York —dije con una sonrisa de oreja a oreja.

—Prométeme que no es una broma de tu parte como forma de vengarte de mí —dijo asustada y a la vez emocionada.

—Promesa de scout —dije levantando mi mano derecha.

—No fuiste scout

—Bien, lo prometo por mi vida —dije recibiendo un abrazo efusivo de su parte, levantándome del suelo para darme vueltas.

—¡¡¡Roseanne, bájame!!! —grité, pero solo escuchaba su contagiosa risa hasta que por fin me soltó.

—Eres la mejor amiga y por eso te amo, enana —dijo dándome un pequeño golpe en el hombro.

—¡Ouch! Oyee —me quejé del pequeño dolor y sobando el lugar antes golpeado.

—Disculpa, me ganó la emoción —dijo dándome su mirada de perrito regañado—. Me reiré en la cara de la estúpida de Nayeon,  ya sabes, la vieja esa que lleva la materia de prácticas profesionales. Dijo: señorita Park, hágale saber a su amiga Manobal que si no encuentran lugar donde realizar las prácticas lamentaremos el hecho de que no puedan titularse —dijo imitando a la perfección a la profesora, y ambas explotamos en risas.

—Ah, con que eso era lo que ibas a decirme —dije entrecerrando los ojos.

—Siiii, porque ya comenzaran las evaluaciones y no teníamos lugar donde hacerlas, así que ya tenemos y es justo en el bufete de la novia de mi mejor amiga —lo dijo con un suspiro.

—Todavía no es mi novia —puntualicé.

—Pero lo será pronto. ¿Qué haces allí parada? Anda a vestirte y ve a hablar con ella, merece una explicación.

Quedé atónita, pero luego reaccioné corriendo a vestirme a la velocidad de la luz, me puse lo primero que vi y al estar lista tomé mis cosas antes de salir y miré a mi mejor amiga.

—Dile todo lo que sientes, pero omite la parte en la que te vi desnuda.

Rodé los ojos y negué con la cabeza. Al salir llamé a Jennie para decirle que iba para su casa. Al colgar paré un taxi y de camino:

—¡ESTOY ENAMORADA! —dije en voz alta y me importó un pito si el conductor lo haya escuchado.
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Jennie Pov

Llegué a casa lo más rápido que pude, me sudaban las manos, caminaba de un lado otro, era un manojo de nervios y no quería que Lisa me viera de esta forma, tal vez lo que estaba pasando por mi mente no era lo más sano, pero debía hacerlo.

Tomé acciones, revisé mi cartera y vi la bolsita transparente que en ese momento sería mi salva vidas. Sin más miré el pequeño espejo que adornaba parte de mi sala, bajándolo y colocándolo en la mesa, comencé a preparar varias lineas y cuando ya estaba lista tomé una pajita bien corta y comencé a aspirarla. Al terminar me levanté limpiando el espejo y colgándolo en su lugar.  Guardé todo nuevamente, verifiqué mi aspecto en el espejo, quitándome el resto de polvo que sobresalía de mis fosas nasales, giré sobre mis talones buscando un vaso con hielo vertiendo en él un poco de whisky y tomando el trago hasta el fondo. Sentía como el alcohol quemaba mi garganta.

New Woman (JENLISA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora